Por mucho esmero que pongan los padres que un niño sufra un accidente no es inevitable. Son muchas las zonas de la casa que pueden provocar una lesión en los más pequeños, desde un golpe por chocar de frente contra un mueble hasta una quemadura por acercarse más de la cuenta a una fuente de calor como el fuego o un radiador.
Las quemaduras son especialmente peligrosas dada la menor tolerancia que tiene la piel del niño hacia el calor y que puede causar en ellos graves lesiones. Además las ansias de investigación de los pequeños en edad preescolar hacen que ante elementos como mecheros, cerillas o velas su curiosidad los lleve a tratar de manipular estos objetos emisores de fuego. La mejor forma de prevenir estos accidentes es la prevención.
Cómo prevenir los accidentes con fuego
Que no se produzcan estas lesiones es la mejor opción. Hacer que todo quede en un susto y evitar las quemaduras es posible siempre que se actúe con precaución. Estas son algunas de las medidas que se pueden tomar a la hora de prevenir estos accidentes:
– Explicar al niño desde pequeño que el fuego es peligroso y mostrarle claramente de qué elementos debe mantenerse alejado. No podemos presumir que conoce los riesgos que tiene alrededor.
– Instalar un detector de humos. Contar con un detector de humos avisará de la presencia de fuego en el hogar permitiendo actuar con celeridad en caso de que el niño se encuentre en otra habitación.
– Los niños deben estar lo más lejos posible de fuentes de fuego como cerillas, mecheros y encendedores de cocina. Se debe evitar su uso en presencia de menores ya que pueden entender que se trata de un juguete y no un producto peligroso.
– Objetos como las velas deben estar alejados de los niños y en zonas altas y centrales para evitar que puedan ser atrapados por los menores o que caigan al suelo.
– Las bombonas de butano de repuesto deberían estar siempre fuera de la casa. El sistema de seguridad de la que está en uso dentro de la cocina debe estar en buen estado.
– Bajo ningún concepto se debe permitir que el niño juegue con objetos como petardos o bengalas de luz.
Y si se produce el accidente
En el caso de que por desgracia el niño se haya aproximado tanto a una fuente de calor como para quemarse, hay que actuar con celeridad sabiendo cómo actuar en cada momento. La rapidez puede suponer que esta lesión pase de ser superficial a grave:
– Alejar al niño de la fuente de calor para evitar que esta temperatura siga afectando a la zona donde se ha producido la quemadura. En el caso de que el menor tenga llamas apagarlas cuanto antes es lo primero, para ello lo mejor es tapar la zona con una manta o hacer que ruede por el suelo.
– Aplicar agua fría en la zona de la quemadura durante al menos 10 minutos.
– Llamar al teléfono de emergencias para que acuda un sanitario a atender esta lesión en los niños.
– Mientras llega el sanitario, habrá que retirar la ropa alrededor de la quemadura y tapar esta con una gasa estéril o sábanas limpias sin permitir que su tela se pegue a la piel.
– Nunca aplicar mantequilla o dentífrico sobre la zona de la quemadura como se dice habitualmente.
– Tampoco se debe emplear el hielo para tratar la quemadura.
– Las ampollas y piel muerta deben dejarse y no retirarse para no producir lesiones mayores.
Damián Montero
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