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Trucos para moderar el consumo de sal

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La sal es un aditivo que utilizamos con mucha frecuencia en las comidas. Históricamente utilizado como conservante, en la actualidad parte de su función es potenciar el sabor de las comidas y mejorar su textura. Sin embargo, abusar de la sal puede tener consecuencias muy negativas para la salud, por lo que lo mejor es moderar su consumo. Te damos algunos trucos para que lo hagas.

Lo primero que debes tener en cuenta a la hora de pensar en la sal es que los expertos recomiendan no superar los cinco gramos de sal al día. Sin embargo, la realidad es bien distinta: diversos estudios han encontrado que los adultos tomamos entre seis y siete gramos de sal cada día, lo cual es más de lo aconsejable para nuestro corazón.

Los problemas del exceso de sal

La sal no afecta de igual modo a todo el mundo, y de hecho no es mala en su totalidad. Así por ejemplo, las personas con hipertensión (tensión alta) deben restringir mucho más la sal que aquellas hipotensas (con la tensión baja). El motivo es que la sal se relaciona con la hipertensión, por lo que es un factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Existen multitud de estudios científicos que evidencian que la sal puede afectar negativamente a la presión arterial y que un menor consumo se asocia a reducciones en la presión en personas con hipertensión. Por ello, controlar el consumo de sal es parte del cuidado que debemos tener para llevar una vida sana, unido a una alimentación saludable y a un poco de ejercicio físico.

Consejos para moderar el consumo de sal

1.En tiendas: los expertos aconsejan mirar la información nutricional de los productos que compramos para fijarnos en el contenido en sodio, así como optar por aquellos especificados como «bajos en sal». Otra alternativa puede ser comprar sustitutos de la sal como especias, hierbas aromáticas o condimentos.

2.En casa: cocinar y comer nuestra propia comida es lo mejor para controlar el consumo de sal. Sin embargo, debes tener en cuenta que preparar en casa la comida no significa obligatoriamente que ésta tenga menos sal que un plato ya preparado, por ello aconsejan:

-Reducir la cantidad de sal utilizada a la hora de cocinar. Hazlo de forma gradual para que tus papilas gustativas se acostumbren al nuevo sabor de los platos.

-Si una receta exige que se reduzca la cantidad de caldo, añade la sal después en lugar de antes de la reducción.

-En lugar de sal, prueba otros condimentos como distintas hierbas aromáticas que darán sabores diferentes a tus platos. La albahaca, el orégano, la guindilla, el jengibre y el comino pueden ser algunas para empezar, pero hay mucha más.

-No olvides probar la comida antes de añadirle sal en la mesa y añádele solo si lo necesita.

3.En el restaurante: cuando comemos fuera es más difícil controlar la cantidad de comida, pero siempre puedes pedir al camarero que lo preparen con poca sal. Si estás acostumbrado a añadir sal (por ejemplo, a las patatas), recuerda probarlas siempre antes de hacerlo: quizá no sea necesario.

Finalmente, recuerda que con estos consejos no se está diciendo que dejes de comer alimentos con sal: una dieta equilibrada incluye a todas las comidas. Simplemente, recuerda no abusar de ellos y mantener el equilibrio.

Ángela R. Bonachera

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