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Trastornos de adaptación en niños y adolescentes

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Los trastornos de adaptación son, en esencia, reacciones emocionales o de la conducta que interfieren con la actividad social del niño o del adolescente. Su característica fundamental es que se producen siempre después de un cambio vital con consecuencias «desagradables» o un acontecimiento que ha sido estresante para la persona, en este caso el niño.

Según explican desde la Sociedad de Psiquiatría infantil de la Asociación Española de Pediatría (Aeped), ante estas situaciones estresantes o negativas «los niños y adolescentes pueden tener dificultades para adaptarse y desarrollar síntomas que les dificultan la vida diaria».

De este modo, cualquiera puede sufrir un trastorno de este tipo después de haber pasado por una situación difícil. Ahora bien, no todos los jóvenes que pasan por estas situaciones acaban desarrollando estos trastornos: esto es porque hay personas más vulnerables que otras a sufrir estas dolencias.

Situaciones que pueden producir trastornos adaptativos

-Duelo por el fallecimiento de una persona cercana.

-Enfermedades que requieren hospitalizaciones frecuentes.

-Adaptación a nuevos modelos de familias, separación de los padres, etc.

-Bullying o acoso escolar.

-Fenómenos de inmigración, emigración e intercambio cultural.

-Cambio de etapa escolar.

-Nacimiento de un hermano.

Los síntomas de los trastornos adaptativos

La Aeped comenta que los síntomas suelen aparecer justo después del acontecimiento estresante o, como mucho, un mes después. Asimismo, generalmente no duran más de seis meses, aunque es posible. «Sin embargo, la mayoría de las veces, si se prolongan en el tiempo o empeoran se podría pensar en otro diagnóstico como depresión o ansiedad», matizan los pediatras.

Entre los síntomas más comunes que pueden ponernos en la pista sobre si nuestro hijo puede estar sufriendo un trastorno adaptativo destacan:

-Sensación de malestar

-Síntomas depresivos como tristeza, llanto, ideas de inutilidad, apatía, desmotivación, insomnio

-Síntomas de ansiedad: excesiva preocupación, tensión, miedos, intranquilidad, síntomas físicos,…

-Alteraciones de la conducta: ira, agresividad, comportamiento antisocial (sobre todo en adolescentes).

Conductas de cuando era más pequeño (fenómenos regresivos) como orinarse encima (cuando ya estaba controlado), lenguaje infantil, chuparse el dedo (sobre todo en niños en edad escolar).

Tratamiento

Hay que recordar que este trastorno es transitorio: está relacionado con una situación estresante puntual y con el tiempo mejora. Por ello, se recomienda que los padres pidan ayuda a los profesionales que rodean al niño (como pediatras, profesores u orientadores escolares) y que, sobre todo, sigan estos consejos:

-Dar confianza al niño: dedicarle tiempo y animarle a hablar de su situación

Aceptar su tristeza: no evitarla o ignorarla

Paciencia. Cada niño necesita su tiempo.

No sobreproteger al niño, pues debe aprender a afrontar las situaciones negativas

Ángela R. Bonachera

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