MADRID, 14 Marzo
En España se detectan cada año 3.000 nuevos casos de cáncer de ovario y el pronóstico de estas pacientes varía del desarrollo del tumor en el momento del diagnóstico y también del profesional que las atienda, ya que la supervivencia puede aumentar hasta un 20 por ciento cuando son tratadas y operadas por un ginecólogo oncólogo y no por un ginecólogo o un cirujano general.
Así lo han reconocido diferentes expertos reunidos en el III Congreso Internacional MD Anderson sobre Cáncer Ginecológico que se está celebrando estos días en Madrid, donde además han lamentado que en España no haya programas específicos que permitan a los cirujanos y a los ginecólogos tratar de forma adecuada estos tumores.
«Es importante que haya programas de formación específica para poder enseñar a los ginecólogos a tratar estos tumores», según ha asegurado el doctor Richard Barakat, jefe del Servicio de Oncología Médica del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York (Estados Unidos).
La asintomatología del cáncer de ovario y la falta de métodos eficaces de diagnóstico precoz hacen que en el 85 por ciento de los casos se detecte cuando el tumor está en fase avanzada.
En estos casos, según ha explicado el jefe de Servicio de Oncología Médica del MD Anderson Cancer Center de Madrid, Antonio González, la supervivencia a cinco años no es superior al 25-30 por ciento.
No obstante, son estadísticas generales porque «cuando uno ve los resultados que se consiguen en centros muy especializados, las tasas son mayores».
«Esto se debe al uso de una cirugía óptima desde el primer momento, lo que requiere un equipo muy entrenado para unos procedimientos complejos pero no imposibles», ha explicado este experto.
Sin embargo, el problema es que «en España no hay formación específica para operar cáncer ginecológico, por lo que con frecuencia lo operan ginecólogos o cirujanos generales que son buenos cirujanos pero que no tienen este nivel de especialización para este tipo de procesos, salvo en centros aislados», lamenta González, quien recuerda que «una paciente no puede acudir a un listado de los centros de referencia que operan cáncer de ovario porque no los hay».
SE DUPLICA LA SUPERVIVENCIA EN FUNCIÓN DEL TUMOR RESIDUAL
Uno de los problemas de estos tumores en fase avanzada es que el cáncer aparece diseminado en el abdomen y necesita una citorreducción. Según ha explicado el jefe de Servicio de Ginecología del MD Anderson Cancer Center Madrid, Luis Chiva, «cuando la cirugía es completa y el residuo del cáncer es microscópico, porque un cirujano entrenado ha quitado toda la enfermedad, la supervivencia media alcanza los 70-80 meses, se dobla la supervivencia».
Sin embargo, cuando la enfermedad que queda está entre cero y un centímetro, es decir, enfermedad macroscópica de pequeño volumen, la supervivencia es de unos 40-60 meses; y si queda más de un centímetro de enfermedad en el abdomen, la supervivencia baja a 30 meses.
Y en España, ha asegurado, «depende mucho de dónde se realice la cirugía» para conseguir una tasa u otra. «Hay hospitales con tasas de citorreducción óptima del 80 por ciento y otras que tienen tasas del 40 por ciento porque no hay especialistas, y el que opera el cáncer es un ginecólogo general al que le ha llegado ese día el caso», ha insistido Chiva.
«Para conseguir que una paciente que antes vivía dos años pueda vivir hasta 6 y 7 años, se debe hacer una cirugía muy buena», ha asegurado este experto, que ha insistido en que para ello son necesarios programas de formación específicos en cáncer ginecológico como el que ofrece en Estados Unidos desde 1970 la Asociación Americana de Ginecología y Obstetricia, con una duración de cuatro años.
Para este experto, la ausencia de un programa similar en España obedece a una falta de «voluntad política». «El cáncer ginecológico no lo puede operar cualquiera, y si no solucionamos esto, no mejoraremos las tasas de supervivencia», ha concluido.
Durante esta jornada, los expertos analizarán los cambios en el abordaje terapéutico de estos tumores, como la opción de aplicar quimioterapia antes de la cirugía; y la aparición de nuevas terapias biológicas, como bevacizumab, que están abriendo el camino a un tratamiento más personalizado de los tumores avanzados y han demostrado aumentar la supervivencia libre de progresión y reducir la mortalidad.