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Contra el melanoma, protege a los niños del sol

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La incidencia del cáncer de piel ha aumentado hasta situarse en los 132.000 casos de nuevos melanomas anuales. Se estima que uno de cada 33 niños padecerá melanoma y uno de los factores de riesgo para esta enfermedad viene dado por la exposición intensa al sol sin protección.

Contra el melanoma, protege a los niños del sol, ya que la piel infantil es más vulnerable porque es más fina, tiene menos melanina y el sistema de inmunidad inmaduro todavía. El 80 por ciento de la radiación solar que se recibe durante la vida se produce durante los primeros 18 años y, si tenemos en cuenta que el 90 por ciento de los niños pasan alrededor de hora y media diaria expuestos al sol, la fotoprotección se hace indispensable. Por ello, usar un fotoprotector adecuadamente en los primeros años reduce en un 85 por ciento el riesgo de cáncer de piel o melanoma.

Hábitos saludables de fotoprotección

Los padres se preocupan mucho por proteger a los niños de las radiaciones del sol en los primeros años de vida del niño, pero a los 10 años se olvidan de ello en un 35 por ciento de los casos. Y es que la radiación ultravioleta, cuya capacidad para provocar el cáncer de piel es bien conocida, representa el 5% de la radiación que recibimos del sol. Sin embargo, la radiación infrarroja representa casi el 50% de la radiación total que nos llega del sol, y hasta ahora apenas teníamos datos acerca de su importancia en el envejecimiento y el cáncer de piel.

Los rayos infrarrojos penetran en dosis más significativas y con mayor profundidad en la piel que los UVA y UVB.  También distorsionan la elastina, la cual «favorece la elasticidad de la piel», y aceleran el fotoenvejecimiento. Por eso,  es muy importante concienciar a la sociedad para adoptar medidas eficaces para prevenir el daño que provocan en las personas, y principalmente en los niños.

Sin protección contra la radiación infrarroja

Hasta ahora, los fotoprotectores comerciales se han testado para evaluar su capacidad de filtrar la radiación UVB, a lo que están obligados por la legislación europea. Desde hace muy poco tiempo, también deben indicar su capacidad para filtrar UVA. Sin embargo, los fotoprotectores actuales no han sido testados, ni existen procedimientos internacionalmente homologados para ello, en cuanto a su eficacia para filtrar la radiación infrarroja.

Algunas firmas cosméticas proponen nuevas soluciones que, además de proteger de los UVA y UVB, luchen contra los infrarrojos. Hoy por hoy, si queremos cuidarnos del cáncer de piel, debemos elegir un producto que proteja frente a los rayos ultravioleta de tipo A y B. Actualmente, la mayoría de los laboratorios están trabajando para incluir filtros contra los infrarrojos en sus productos de fotoprotección.

Fotoprotectores recomendados para bebés y niños

Los fotoprotectores infantiles deben tener un factor superior a 30, e incluir UVB y UVA. Deben ser resistentes al agua y a la fricción, seguros y fáciles de aplicar. Los niños tienen que aprender a estar siempre protegidos del sol y debemos inculcarles la necesidad de ponerse crema solar. Por eso los formatos de spray son más prácticos ya que son fáciles de aplicar y de manejar por los niños.

Para que sean eficaces desde el primer momento, las cremas fotoprotectoras tienen que ser aplicadas en casa media hora antes de salir al sol en cantidad suficiente, solo así la piel tiene tiempo de absorberlo y de estar perfectamente protegida frente a las radiaciones solares. La cantidad de producto debe ser abundante: nunca inferior a 20 ml de crema para todo el cuerpo. Esto es una cantidad equivalente a una pelota de golf o un vaso pequeño de licor.

En niños y sobre todo en bebés, hay que aplicarlo en el cuero cabelludo y la nuca, las orejas, los pómulos, la nariz, los hombros, la zona superior de los muslos, la planta de los pies y el empeine que son las zonas más propensas a las quemaduras. Hay que repetir la aplicación cada dos horas y después de cada baño aunque la crema sea resistente al agua.

Pero no debemos olvidar, que la fotoproteccion más eficaz, tanto en niños como en adultos, es la que proporciona la sombra y tejidos adecuados, como ropa, gorros y sombreros.

En los bebés, además de la aplicación de la crema, hay que evitar que les dé el sol directo, protegiéndoles con gorro, camiseta, pantalón y sandalias en la playa/piscina y en el paseo diario.

Dr. Miguel Sánchez Viera, dermatólogo director del Instituto de Dermatología Integral de Madrid (IDEI)

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