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Cómo ayudar a afrontar el dolor a un niño enfermo

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Gema, Sara, Jorge y Verónica. Son los nombres de algunas de las personitas ejemplares que hoy protagonizan estas líneas. Alguno de ellos ya no está aquí para leerlas. Pero no importa.

Todos ellos son o fueron seres excepcionales y ninguna historia excepcional debería caer en el olvido, sobre todo cuando aún no hemos dado suficientes gracias por su ejemplo.

Casi todos los protagonistas de hoy eran muy bajitos cuando el sufrimiento llegó a sus vidas y a la de sus seres queridos, ya que seguramente pocas cosas afectan más a la sensibilidad humana que contemplar el padecer de un niño. Pero lo cierto es que a veces no podemos hacer nada por evitarlo, más aún cuando la enfermedad es la responsable del mismo.

Sin embargo, a veces los más pequeños nos dan lecciones de vida y muestran una capacidad sorprendente para afrontar el sufrimiento ocasionado por la falta de salud con aparente bienestar. Eso al menos es lo que parece. Pero ¿es cierto que lo consiguen o sólo es lo que queremos creer? Y si es cierto ¿cómo lo hacen? ¿No deberíamos todos aprender de ellos?

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