La dermatitis atópica es un trastorno hereditario que se caracteriza por la piel seca, con presencia de eczema que origina una inflamación, sarpullido o enrojecimiento de la piel según el tipo de grado de atopia. Es un trastorno crónico de la piel que no es contagioso ni infeccioso. Los brotes se dan dependiendo de múltiples factores, entre ellos el cambio de estación.
La primera manifestación de la dermatitis suele darse durante la época de la lactancia, donde los síntomas suelen ser más graves. También puede aparecer en los niños cuando tienen edades comprendidas entre los 2 y los 12 años, aunque lo más habitual es que en las personas que la padecen se presente durante la lactancia. Los síntomas se prolongan hasta la edad adulta, pero suelen ser más moderados.
La dermatitis atópica de los niños en verano
Aunque la dermatitis atópica se representa con mayor fuerza con los cambios de estación, los especialistas afirman que en verano la piel se encuentra mucho menos seca y con picor leve. No obstante, esto no significa que no haya que tener cierto cuidado de la piel, sobre todo la de los niños, que presentan los síntomas más agudos.
La doctora Raquel Novo, dermatóloga del Hospital HM Universitario Montepríncipe, afirma que «los niños que tienen dermatitis atópica necesitan una protección solar con filtros minerales. Hay que huir de cremas con filtros químicos, ya que la piel de los niños los absorbe. Los filtros químicos aumentan el riesgo de sensibilización y de producir alergias en pieles que ya están un poco maltratadas por la dermatitis atópica».
Igualmente, es fundamental en verano que los niños que padecen este tipo de dermatitis no se expongan al sol durante las horas puntas, es decir, entre las 12 y las 4 de la tarde. La doctora considera que los efectos que el verano puede causar en la dermatitis atópica depende también de los niños: «Hay niños que en situaciones de playa mejoran mucho por la propia humedad ambiental pero hay otros que en situaciones de calor empeoran por la sudoración. Lo ideal es evitar el calor extremo aunque el clima húmedo les viene muy bien».
Existe una creencia generalizada de que el cloro de las piscinas afecta negativamente en niños que padecen dermatitis atópica. Ante esto, la doctora ha afirmado que no es el cloro de la piscina sino estar en remojo durante mucho tiempo lo que desfavorece a la piel, ya sea en agua dulce o salada. «Lo que si es necesario cuando se sale del agua es aplicar ecrma emoliente y después de un baño en piscina aplicar agua dulce» aconseja la doctora Novo.
Causas de la dermatitis atópica
– Factores inmunológicos, por falta de concentración de ácidos grasos imprescindibles en la piel.
– El cambio de estación. Normalmente la piel con dermatitis atópica mejora en verano y empeora en invierno.
– El clima húmedo y templado favorece a la piel frente al seco y frío que la empeora.
– Utilizar ropas irritantes como la lana incrementa la irritación.
– Vivir en una ciudad altamente industrializada incrementa el riesgo de padecer dermatitis atópica.
– Los nervios y el estrés también aumentan las probabilidades de un brote de dermatitis.
Síntomas de la dermatitis atópica
Hay que distinguir tres niveles de síntomas:
1. Sintomatología leve, que es la que suelen padecer los adultos. Se trata de una picazón intensa, ampollas que pueden formar costras y enrojecimiento o inflamación de la piel. En los adultos, estos síntomas se concentran en las manos y los pies.
2. Sintomatología moderada. Pigmentación en la piel inferior o superior al tono normal, picazón y ampollas. La padecen los niños de edades entre 2 y 12 años y se representa en la zona de los codos, las rodillas, las manos y los pies.
3. Sintomatología severa. Podemos llegar a encontrar áreas de la piel en carne viva debido al rascado, producido por los fuertes picores. En el caso de atopia severa siempre será necesaria la consulta al dermatólogo y/o pediatra. Normalmente, esta sintomatología es propia de los bebés pues en ellos los picores y el enrojecimiento se encuentra también en zonas como la parte inferior de la cara y el tronco.
Ana Vázquez Recio
Asesoramiento: Dra. Raquel Novo, Dermatóloga del Hospital HM Universitario Montepríncipe.
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