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La vuelta a la normalidad: la adaptación psicológica de niños y adultos

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La vuelta a la normalidad va a ser un proceso lento de adaptación psicológica a todos los escenarios posibles (colegio, trabajo, campamentos, bares y restaurantes, cines…) y, sobre todo, para las vacaciones de verano.

Sabemos que cuando volvamos a la normalidad ésta no va a ser la misma de antes, pero hay mucho por hacer para evitar que sea traumática para nosotros y para nuestros hijos. El mundo que nos vamos a encontrar va a estar lleno de situaciones nuevas, y puede que muchas personas hayan aprendido a valorar más lo que de verdad importa.

Los niños, que ya han empezado a salir a la calle, se acostumbrarán poco a poco a la vida de antes. El ser humano tiene una capacidad de adaptación increíble. Muchas personas habrán perdido a seres queridos y la crisis afectará a todas las familias, pero la intención es que esta experiencia del confinamiento sea una lección de vida para la sociedad. Y el camino a recorrer es el de adaptarnos de la mejor manera posible.

Niños: cómo volver a la normalidad

La normalidad más inmediata incluye el uso de mascarillas y guantes, y la recomendación de mantener la distancia se seguridad de un metro con el resto de personas. Transmitir miedo a los niños no será una buena idea ya que estaremos educando a unos futuros adultos inseguros. Se les debe explicar la situación para que sean responsables, pero evitar inculcarles un miedo irracional al virus.

1. En el cole. Cuando el próximo mes de septiembre nuestros hijos vuelvan a las aulas, la realidad a la que estarán acostumbrados cambiará un poco. La Ministra de Educación Isabel Celaá acaba de anunciar un plan inédito para la vuelta a clase en septiembre. «El aforo por clase se reducirá a 15 alumnos por aula, por lo que habrá que compaginar la docencia presencial con la telemática». Se aumentarán las medidas de higiene y los más pequeños deberán interiorizar nuevas pautas de comportamiento. La socióloga Alicia Aradilla asegura que «los niños de 0 a 6 años, cuando están en el periodo de sociabilización primaria, por decirlo de manera poética, no tienen piel emocional, su piel es la misma piel emocional de sus adultos de referencia. Así que cuidar tu mundo interno es la mejor manera de crearles un mundo externo saludable para ellos».

2. Campamentos. Todavía no se sabe a ciencia cierta si éstos funcionarán este verano. Se prevee que existan campamentos urbanos con un aforo limitado para los meses de julio y agosto, priorizando a las familias que dependan de un empleo presencial. Los adolescentes, que entienden muy bien la situación deberán ser lo suficientemente responsables para mantener las medidas de higiene recomendadas ya que los monitores no podrán estar todo el rato pendientes de ellos. Lo más importante es que disfruten. Han estado más de un mes confinados, sin ver a sus amigos y un campamento puede ser de lo más sanador para ellos. Preguntadles cada día que han hecho y qué tal se lo están pasando, lo necesitarán.

3. Vacaciones de verano. ¿Habrá vacaciones de verano? Todo apunta a la vuelta al turismo de los años 70: familiar y en vehículo propio. Si dispones de unos días y podemos desplazarnos a nivel interprovincial, lo más importante es que disfrutéis tanto vosotros como vuestros hijos. Los paseos por espacios abiertos para disfrutar del aire libre, al tiempo que se abandonan las tecnologías por un tiempo, es el mejor consejo.

Adultos: cómo adaptarnos a la normalidad

Los adultos tienen más miedo que los niños, sobre todo aquellos que pertenecen a un grupo de riesgo y han estado más preocupados por sus mayores y por su situación económica. La socióloga Alicia Aradilla asegura que «la perspectiva que tome cada persona está más relacionada con su inteligencia emocional que con la situación económica. Tener una economía precaria ante la situación de perder el empleo, puede ser una gran motivación de superación o de depresión».

Cuando volvamos a la normalidad debemos aprender a disfrutar de las pequeñas cosas. ¿Nos ha traído algo bueno este confinamiento? Sí, nos han regalado estos días un tiempo de calidad maravilloso con nuestra familia, nos hemos reseteado y practicado más deporte. Quedémonos con eso. ¿Cómo actuar frente a las diferentes situaciones?

1. En bares y restaurantes. Estar preocupados por si los vasos están completamente limpios y todo desinfectado a la perfección no es un buen consejo. Si sales a cenar con tu pareja o amigos hazlo para disfrutar. Debemos confiar en que el establecimiento ha tomado todas las medidas de higiene necesarias para proporcionar el mejor servicio a sus clientes y no ser un foco de virus.

2. En el cine. Puede que los primeros meses el aforo se reduzca y deba haber una butaca o dos de diferencia entre ambos asientos. Damos por sentado que nos acostumbraremos y que poco a poco estas medidas no serán tan necesarias. Volveremos a disfrutar de una película con nuestro acompañante cerca.

3. Supermercados. Cuando vamos a la compra lo hacemos con guantes, mascarilla y nos dan gel desinfectante al entrar y al salir. Al llegar a casa muchas personas lavan todos los productos con agua y jabón para desinfectarlo y quedarse más tranquilos. Una vez se haya erradicado el virus debemos dejar de ser alarmistas y volver a la normalidad en nuestros hábitos.

4. Trabajo. Volver a nuestro puesto de trabajo puede darnos miedo si debemos utilizar el transporte público y estamos muy cerca de nuestros clientes o compañeros, pero debéis entender que si eso sucede es porque la empresa ha hecho todas las investigaciones necesarias para asegurar vuestra seguridad. A los jefes no les interesa que sus empleados enfermen por lo que seguirán recomendando el teletrabajo hasta que estén seguros de que no hay riesgo de contagio. 

5. Amistades y familiares. Volver a abrazar a nuestros seres queridos es lo que más echamos de menos estos días. En breve es muy probable que nos reencontremos con ellos, pero no debamos darles un beso o abrazarles, ya que aún es pronto porque no tenemos tratamientos ni vacunas. Hay que aceptar esto sabiendo que dentro de poco habrá pasado y volveremos a besarnos y darnos abrazos que duren minutos.

Como conclusión, Alicia Aradilla afirma que «esta situación es un indicador de múltiples caminos a seguir, para seguir con nuestras vidas. Elegir es una responsabilidad individual. Sumando responsabilidades individuales, crearemos una responsabilidad colectiva que creará el mundo que queremos ver cuando volvamos a la normalidad». ¡Ánimo a todos!

Natalia Pérez García

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