Cuando los niños no comen, el hecho de ver que les insistimos demasiado con un alimento en concreto les hace pensar que no es tan bueno como se lo intentamos vender. Algunos de los trucos que utilzamos los padres, como por ejemplo, insistirles para que coman verduras prometiéndoles un postre estupendo solo consiguen exacerbar el problema: en el fondo, estamos reforzando la idea de que las verduras son horribles y el postre deseable.
Una buena manera de cambiar situaciones como éstas es dejarles decidir por sí mismos. Eso al menos indica un estudio de la Universidad de Granada, que ha demostrado que permitir a un niño pequeño elegir libremente qué verdura le gustaría comer ayuda a aumentar hasta un 80 por ciento el consumo de estos alimentos en la población infantil.
El poder de engañar a la vista cocinando
El color verde en el plato y el olor a pescado son los grandes aliados de los niños para rechazar la comida, porque no ven con buenos ojos este tipo de alimentos y cuesta más conseguir que los prueben. Un buen método para hacer que coman de todo es «esconder» estos alimentos a través de la forma de cocinarlos, mediante la preparación o acompañarlos con salsas ligeras.
Para camulfar el sabor amargo del calcio, muy presente en las espinacas, acelgas, la col, la cebolla, el cardo o el brócoli, que puede ser un factor sensorial que influye muy negativamente en el paladar de los niños, haciendo que rechacen su consumo, solo tenéis que buscar algo para contrarrestar ese amargor. Mézclalas con huevos en revuelto o en tortilla, o bien acompaña las verduras de alguna salsa ligera tipo mayonesa o bechamel.
Golosinas saludables
Ser un niño lleva consigo casi de forma inherente, desear golosinas a cualquier hora del día. Sin embargo, por razones lógicas no deben formar parte de su alimentación saludable (salvo en contadas ocasiones), así que le toca a la fruta ser uno más en su día a día.
Es importante aficionar a los más pequeños a tomar fruta y que la vean como la golosina perfecta antes de comer o a media tarde. Frutas como la manzana son perfectas para evitar tentaciones antes de la comida, gracias a su efecto saciante, y favorecen la ingesta de alimentos saludables.
Dejar de cocinar el doble
Uno de los errores más comunes de los padres es cocinar otra cosa para los niños, por si no les gusta lo que han preparado con el fin de que coman, o coman algo. Esta comida adaptada, además de suponer el doble de trabajo para los padres en la cocina, maleduca el paladar de los niños, pues éstos se acostumbran a tomar casi exclusivamente lo que les gusta acompañado de algún capricho como las patatas fritas.
Una buena estrategia para invitar a los niños a probar nuevos platos y sabores diferentes es presentar en la mesa la comida que vayamos a toda la familia en fuentes y colocarlas en el centro. Así cada uno podrá servirse un poco de lo que más le apetezca, sin tener la obligación de comer lo que tienen en plato. De este modo, no hay imposiciones y ellos toman las riendas.
Pequeños masterchefs
Entre los trucos psicológicos más efectivos para que los niños coman mejor en casa nada mejor que involucrarles en el mundo de la alimentación familiar desde el principio. Desde venir con nosotros a la compra para que conozcan el origen de los alimentos, ayudarnos a colocar, distrubuir, congelar y descongelar, hasta la forma de prepararlos. Ayudar a cocinar e incluso a recoger después, le ayudará a estar más concienciados con el tema culinario, e incluso despertaremos su curiosidad por probar alimentos nuevos, así como nuevas formas de prepararlos.
Déjale elegir un alimento que puede no comer
Seimpre que sea algo concreto, no génerico. Y con las verduras no tires la toalla y sigue sirviéndole verduras nuevas sin presuponer que vaya a rechazarlas. Jamás le obligues a comer: al dejar de obligarle, va a seguir comiendo lo mismo, pero sin los sufrimientos y peleas que hasta entonces acompañaban a la comida. Y no obligarle incluye no chantajearle, no hacerle el avión con la cuchara, no recriminarle que come poco, no quiere comer o que has trabajado mucho en la cocina para que luego no se lo coma.
Felicítale cuando come bien
Reconocer de manera positiva los comportamientos de tu hijo y reconocérselos, es una buena estrategia para que los repita. Buscará tu aprobación e intentará llamar tu atención repitiendo esa conducta. Respecto a sus comportamientos negativos intenta no darles relevancia, quizás al no conseguir llamar tu atención, deje de hacerlo.
Sigue un ritual para las comidas
Igual que con la rutina del sueño, conviene seguir con los niños un ritual con la comida, que puede servir incluso para abrir el apetito. Empezaremos con algunos pasos sencillos como lavarse las manos antes de comer, poner la mesa, permanecer sentados hasta que todos terminemos de comer… hasta que realicen esta rutina casi sin darse cuenta.
Escoge el momento adecuado para probar alimentos
Aprovecha la oportunidad para que tu hijo/a pruebe alimentos nuenos: una buena disposición y un momento con hambre son las claves para que no lo rechace. Además, es importante darle una pequeña porción y acompañar el nuevo alimento de otros que ya ha probado.
Marisol Nuevo Espín
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