El duelo es un proceso de despedida en el que la persona que ha perdido a alguien significativo va a tener que enfrentarse al dolor que supone. No poder hablar de una pérdida puede tener sus implicaciones.
No estamos acostumbrados a lidiar con el dolor. Silenciar el dolor por la pérdida del ser querido puede servir para que la familia no sufra y puede ser un acto de protección hacia nosotros mismos. Evitar el dolor cuando éste es muy intenso, puede ser necesario cuando la persona no lo puede soportar pero, a la larga, puede suponer un obstáculo para conectarnos con nuestras emociones.
La mejor manera de procesar las emociones es ser capaz de expresarlas.
Antiguamente existían rituales que implicaban tener que hablar de la pérdida. Poco a poco, sobre todo en los últimos años, se ha ido quitando importancia a esos rituales y a esa posibilidad de expresión emocional.
No hablar de lo ocurrido, puede constituir un intento de dejarlo en el pasado pero puede tener sus consecuencias. Una relación supone una experiencia interna de la que no es posible deshacerse. No es posible renunciar a esa experiencia vital psicológica, aunque si podemos deshacernos de la persona. En vez de renunciar a la experiencia, se trataría de colocar al que falta en un lugar en el que su recuerdo no nos haga daño, en el que sea reconocido como parte de nuestra experiencia aunque ya no esté físicamente con nosotros.
Sentir dolor por la pérdida de una persona es un síntoma de lo mucho que nos importaba. El dolor que vamos a sentir es proporcional a la relación de intimidad que hemos construido. No siempre vamos a poder conectar con lo que nos importaba del ser querido porque nuestro sistema nervioso nos va a proteger para no sentir el impacto del dolor.
Consejos para acompañar a una persona en duelo
Lo único que podemos aportar a una persona en una situación de duelo es nuestra presencia al acompañarles en su proceso, por ello se aconseja:
1. No animar a las personas en duelo a seguir con su vida como si no pasase nada. Las personas en este proceso, necesitan un tiempo para digerir lo ocurrido. Es mejor dejarles hablar si es lo que necesitan.
2. No imponer hablar a una persona en duelo. Cada persona es diferente y necesita su tiempo, sobre todo al principio cuando el dolor es tan intenso que no puede ni siquiera expresarse.
3. Es mejor no decirle a la persona que tiene que despedirse para dejar atrás lo sucedido. Dejar atrás a un hijo, a un padre, a una pareja o alguien significativo puede suponer tener que dejar atrás una experiencia vital importante para esa persona.
4. Cuando alguien se anime a expresar sus emociones, no es necesario que digamos nada. Saber escucharle de manera atenta, manteniendo el silencio, haciéndole sentirse acompañado con nuestra presencia, puede ser suficiente para ayudarle a expresar y airear sus emociones.
5. No pasa nada si la emoción del otro nos hace emocionarnos. Si lloramos al ver a alguien llorar, estamos expresando también nuestras emociones y el otro puede entender que nos importa. Encontrarse con personas que expresan sus emociones cuando estás en un proceso de duelo, puede ayudarte a expresar las propias.
El silencio no ayuda a procesar las emociones dolorosas
Cuando hay mucho silencio en una familia, puede ser una señal de que no están pudiendo abordar lo ocurrido. Romper el silencio y dejar paso a las palabras es importante, aunque muy difícil. La única manera de trascender el dolor es atravesándolo. Sentir dolor ante la ausencia de alguien importante y querido para nosotros es un proceso natural.
Negar ese dolor, esconderlo, ocultarlo bajo un manto de silencio, no lo hace desaparecer. Al final termina emergiendo disfrazado de ira, tristeza o depresión. Atravesar el dolor directamente, con los apoyos necesarios, expresando lo que sentimos, dotándolo de palabras, es la mejor manera de trascenderlo.
Noa Sánchez-Cabezudo, psicoterapeuta de adultos, pareja y familia experta en duelo y trauma de Psicólogos Pozuelo.
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