Uno de los problemas más frecuentes y por los que los padres suelen pedir ayuda, es la desregulación emocional que sufren los niños en momentos en los que las rutinas son más laxas. En ocasiones, durante los periodos de vacaciones o fines de semanas, los padres piensan que es adecuado que los niños rompan con las rutinas que tienen durante el curso escolar, sin embargo, esto puede ser perjudicial para su seguridad y tranquilidad.
Los niños necesitan rutinas desde el momento en el que nacen, en esos momentos suele ser muy habitual que se establezcan horarios para comer o dormir, y conforme van creciendo, además de estas, se siguen implementando otras, lo cual favorece el correcto desarrollo de su personalidad, así como al desarrollo de conexiones neuronales que serán la base para su aprendizaje futuro y desarrollo de la resiliencia.
La falta de rutinas diarias en los niños puede hacer que aparezcan problemas conductuales o emocionales por la sensación de inseguridad, desorganización o desorden.
El establecimiento de rutinas en la escuela y generalización al hogar
En el momento en el que los niños comienzan la escuela, las rutinas están muy marcadas, las actividades se planifican día a día, por ejemplo, con pizarras, apoyos visuales o de forma verbal; esto implica que se creen horarios y tiempos para cada actividad y se definan espacios específicos para cada tarea y así se favorece que las rutinas se conviertan en hábitos y se puedan generalizar a otros contextos.
Los profesores son grandes aliados en la consecución de las rutinas, ya que muestran constancia, apoyan en la práctica, promueven el aprendizaje de estas y así ayudan a desarrollar independencia y autonomía, reduciendo la ansiedad en los menores.
Para que las rutinas se puedan generalizar a otros contextos, los adultos deben anticipar las actividades. La anticipación ayuda a comprender lo que sucede o va a suceder, así como lo que se espera del niño, evitando la ansiedad que puede crear la falta de comprensión. Por tanto, la anticipación, es un regulador emocional y conductual que fomenta la comunicación, autonomía y participación activa en las rutinas.
En los niños que presentan algún trastorno del neurodesarrollo, la anticipación, planificación o flexibilidad cognitiva es más compleja, por ello hay que tener estrategias específicas en los contextos en los que ellos interactúan.
Los beneficios de las rutinas en los niños
A la hora de implementar rutinas en casa con los menores, hay que conocer algunos de los beneficios que presentan para niños y niñas.
– Aportan seguridad y confianza
– Reducen la ansiedad y las conductas negativas
– Disminuyen el número de rabietas
– Potencian su autoestima
– Mejoran su capacidad organizativa
– Son más cooperativos y responsables
– Mejoran la calidad del sueño
– Son personas más constantes y perseverantes
– Mejoran el ambiente familiar
La rutina no es la enemiga de la creatividad, el hecho de tener hábitos adquiridos en los más pequeños va a aportar la seguridad para crear, innovar y ser capaz de probar cosas nuevas.
Laura Mayoral de Calzada. Psicóloga Sanitaria Infanto-Juvenil de Psicólogos Pozuelo.
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