Cuando no perdonamos, las emociones negativas relacionadas con esa circunstancia, se instalan en nosotros y pueden afectar a muchos ámbitos de nuestra vida diaria. En un principio, puede resultarnos muy difícil perdonar, pero en lo más profundo, perdonar es posible siempre que se desee y se tenga la voluntad propia de querer ser libre de ese sufrimiento. Perdonar te hace un gran favor a ti mismo.
¿Qué significa saber perdonar y por qué es tan difícil hacerlo de verdad? Perdonar significa saber darse a uno mismo libertad y amor. Saber perdonar significa aceptar las circunstancias en su totalidad, pero como todos sabemos, a veces la aceptación es difícil y se nos hace cuesta arriba.
No obstante, la psicóloga Montse Marsà, de Mundopsicologos, explica que «perdonar de verdad puede resultar difícil porque pensamos que perdonar es olvidar y no pensar en lo sucedido… pero muy al contrario, perdonar es memoria y aprendizaje. Si olvidáramos, no aprenderíamos y no nos protegeríamos ante el sufrimiento».
Y es que perdonar tiene una gran importancia porque «aprender a perdonar implica conectar con el sufrimiento y dejarlo ir por propia decisión: porque hemos decidido estar en paz y ser felices», asegura.
¿Qué ocurre cuando no perdonamos?
Precisamante, lo que sucede dentro de nosotros cuando no perdonamos es un compendido de sentimientos negativos. «Cuando no perdonamos, el odio, la rabia, el enfado y cualquier emoción negativa relacionada con esa circunstancia, se instala en nosotros y puede afectar a muchos ámbitos de nuestra vida diaria. Ese enfado irá apoderándose de nuestra esencia y nos llevará a experimentar síntomas como dificultades para dormir, dificultades para concentrarnos en nuestras actividades cotidianas, nos llevará a preocuparnos constantemente, a no confiar en las personas y, entre otros, a sentirnos inseguros. Cuando no perdonamos sufrimos, y ese sufrimiento nos impedirá ser felices y disfrutar de la libertad que tenemos. Como dicen los grandes maestros, el odio no se sana con más odio…».
¿Qué nos pasa cuando perdonamos?
En cambio cuando perdonamos, Montse Marsà explica que «nos sentimos libres, poderosos, seguros de nosotros mismos, confiados, disfrutando del presente… Lo que es importante remarcar es que perdonar no significa olvidar, sino al contrario, es aprender. Es un aprendizaje que hacemos con nosotros mismos para que no volvamos a sufrir y no volvamos a tener que experimentar de nuevo el proceso de perdonar. Por lo tanto, gracias al perdón, también podemos conseguir aprendizaje y conectar con nuestra capacidad de agradecer las circunstancias, por más dolorosas que sean. Esto implica que, aunque perdonemos, podemos alejarnos de esa situación, a decir que no más de eso y tomar decisiones para protegernos. Al fin y al cabo, perdonar es una protección».
Aprender a perdonar es posible: 4 pasos para conseguirlo
¿Cómo conseguimos perdonar? «Por supuesto que hay circunstancias que nos resultan complicadas de perdonar, -afirma la Dra Marsà-, pero si nos esforzamos, si hacemos un proceso profundo de transformación de nosotros mismos y de nuestros propios pensamientos y percepciones, podemos perdonar».
Para aprender a perdonar es necesario seguir estos cuatro pasos:
1) El deseo. Es querer el perdón para ser libres. Es desear ser libre, es estar libre de sufrimiento. El deseo nos moviliza, y eso nos llevará a buscar las herramientas de las que disponemos para hacerlo.
2) Reconocer las emociones que sentimos. Es conectar con el enfado, con la rabia, con la injusticia. Es reconocer y aceptar lo que sentimos, lo que no significa dejarlo dentro de nosotros y no hacer nada, al contrario, es escuchar lo que sentimos y responsabilizarnos de ello. Somos responsables de lo que hacemos con nuestras emociones.
3) Tras responsabilizarnos de lo que sentimos, tomar acción. Responsabilizarme de lo que siento me llevará a aceptar que solo yo mismo tengo el poder de ser libre. Si me responsabilizo, decido qué hacer con las emociones. Las emociones no podemos controlarlas, pero sí que podemos cambiar qué hacemos como consecuencia de ellas. Pero si no me responsabilizo, la rabia me lleva a más rabia, el enfado a más enfado… y así con todas las emociones. Cuando me responsabilizo, soy yo quien decide qué hago con ellas, pese a que estén presentes. ¿Decido seguir sufriendo o decido ser libre y ser feliz?
4) Aceptación y perdón. Es llegar a aceptar las circunstancias en su totalidad, reconocerlas como tal y perdonarlas. En este punto, experimentamos la libertad y la valiosidad de sentirnos libres de sufrimiento.
El mayor beneficio del perdón es que nos hace libres, libres de sufrir por esa circunstancia y aprender de ella. Perdonar es hacernos un favor a nosotros mismos, por tanto, ya que reconocernos como personas capaces de gestionar lo que sentimos implica tener el control para liberarnos de lo que nos hace sufrir.
El perdón es bidireccional: si perdono, me perdono a mi mismo; si acepto, me estaré también aceptando a mi mismo en mi totalidad. Además, perdonar nos hará aceptar en su totalidad lo que sentimos sin reaccionar. Porque sentir odio, sentir enfado, rabia… es reaccionar y no protegernos como personas valiosas que somos. Y las emociones negativas, al fin y al cabo, no nos permiten estar en paz y desarrollarnos en todo nuestro potencial.
Marina Berrio
Asesoramiento: Montse Marsà, psicóloga de Mundopsicologos
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