¿Te acuerdas de la entrañable película Big protagonizada por Tom Hanks? En una actuación magistral, el actor captura perfectamente la esencia de un niño en un cuerpo de adulto. La trama sigue a Josh Baskin, un niño de 12 años que, cansado de ser pequeño, desea ser grande en una feria de juegos. Al día siguiente, Josh se despierta en el cuerpo de un adulto de unos 30 años, pero aún conserva su mente de niño.
De esta idea parte la esencia del significado de la combinación inglesa de palabras Kidults, kid (niño) y adult (adulto), adultos que buscan todo tipo de juguetes relacionados con su infancia y los personajes que les marcaron durante su etapa infantil. En unos casos por coleccionismo, en otros por nostalgia, para muchos kidults volver a las construcciones, maquetas, muñecos o puzles… supone una forma de recordar la niñez, y disfrutar de todos aquellos buenos momentos.
Como señala la psicóloga infantil Clara de Asís Ramos, colaboradora de Colorbaby, «la compra y el coleccionismo de juguetes en adultos puede interpretarse como una forma de escapismo psicológico que proporciona un refugio temporal de las demandas y tensiones de la vida adulta. Este comportamiento refleja la búsqueda de momentos de ocio y recreo que contrarresten el ritmo acelerado y exigente de la vida moderna».
¿Quiénes son los ‘kidults’?
Los kidults son una creciente comunidad de adultos que se niegan a dejar atrás la magia de la infancia. El término define a personas maduras de entre 25 y 50 años o más, que por afición o coleccionismo quieren recuperar juegos y juguetes de su infancia. Como dato relevante, cabe destacar que la compra de este tipo de juguetes supone, solo en España, el 26 por ciento del mercado total de ventas del sector del juguete.
Inspirados por la nostalgia de los días de juego de su infancia, los kidults buscan todo tipo de juguetes y objetos de su infancia como una conexión directa con su pasado y la diversión sin preocupaciones. En general, las aficiones de los kiduts se centran principalmente en juegos de mesa, coleccionismo (coches, cómics, personajes…) o figuras de acción, con los que tratan de recuperar aquellas piezas que quizá no tuvieron en sus años infantiles y que ahora pueden permitirse económicamente.
Pero los kidults no son simplemente nostálgicos; también son apasionados coleccionistas y entusiastas del juego. Su interés va más allá de la simple nostalgia, ya que buscan calidad, rareza y autenticidad en sus adquisiciones. Para muchos, el coleccionismo de juguetes se ha convertido en una forma de arte y expresión personal, una manera de preservar la cultura pop y revivir momentos memorables de la infancia.
Los ‘kidults’ y el síndrome de Peter Pan
Sin embargo, ser un kidult no significa necesariamente resistirse al crecimiento o negarse a asumir responsabilidades adultas. Aunque algunos puedan hacer comparaciones con el síndrome de Peter Pan, los kidults son adultos maduros que saben equilibrar la diversión con las demandas de la vida diaria.
Por este motivo, la afición de los kiduts por los juguetes no debe confundirse con el llamado síndrome de Peter Pan, un trastono que afecta a los adultos que se resisten a crecer y abandonar su infancia, y que actúan como si fueran niños.
Clara de Asis Ramos explica que «aunque tienen ciertas similitudes, la diferencia clave radica en cómo se manifiestan estas tendencias en la vida cotidiana de los individuos. Mientras que los kidults pueden disfrutar del coleccionismo y la nostalgia como parte de sus pasatiempos o aficiones, sin que esto interfiera significativamente en sus responsabilidades adultas, el síndrome de Peter Pan implica una resistencia más profunda a asumir los roles y responsabilidades propios de la edad adulta. Esto puede incluir una evitación activa del compromiso laboral, emocional o social, y una tendencia a mantenerse en un estado de inmadurez emocional».
¿Por qué volver a jugar con juguetes?
Además de ser una afición, para algunos, ser kidult representa un escape temporal de las responsabilidades y tensiones de la vida adulta. Sumergirse en el mundo de los juguetes y los juegos ofrece una pausa bienvenida en un mundo lleno de estrés y obligaciones. Es una oportunidad para desconectar, relajarse y volver a sentir la emoción pura y simple de la niñez. Como escribío el poeta Pablo Neruda: “El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta”.
Los juguetes representan objetos cargados de significado emocional y simbólico, y su adquisición puede estar relacionada con la búsqueda de gratificación emocional e impulsada por la nostalgia, queriendo revivir experiencias emocionales positivas asociadas con la infancia. «De hecho, el acto de coleccionar puede servir para mantener un vínculo con el pasado y preservar la identidad personal a lo largo del tiempo. También puede haber una motivación social, ya que el coleccionismo puede facilitar la conexión con otros aficionados y promover la participación en comunidades de intereses compartidos», afirma la psicóloga.
Beneficios de jugar con juguetes si eres adulto
El juego se suele relacionar con la infancia, pero no es solo una actividad propia de esta etapa. El juego es mucho más que el valor educativo y pedagógico que aporta, ya que nos acerca al momento presente y es una de las pocas actividades que se hacen porque sí y no por el resultado. A los adultos les ayuda a liberar tensiones, a superar momentos de ansiedad, estrés o tristeza, ya que ayuda a desconectar del día a día y de la rutina.
También fortalece la inteligencia emocional y la resiliencia. Pero además jugar aumenta la creatividad, nos hace sentir mejor y mantiene el cuerpo y la mente en forma. Los kidults son guardianes de la infancia, coleccionistas apasionados y, sobre todo, soñadores eternos que demuestran que nunca es demasiado tarde para abrazar la magia de ser niño.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Clara de Asís Ramos, psicóloga infantil y colaboradora de Colorbaby
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