Vivimos en un mundo interconectado donde la naturalidad está desapareciendo, estamos sufriendo una transformación en el campo psicológico, donde se están introduciendo problemas que antes no existían, como la obsesión por la imagen y por lo que los demás opinan de ésta. Cómo realizar el détox tecnológico para poner fin «ciberproblemas» como la OBSESIÓN por nuestra imagen en internet
La realidad virtual nos ha ofrecido un mundo fácil, ya que podemos sentir las mismas emociones y reacciones que se podría experimentar en una situación real, pero todo, sin movernos de casa. Además, ha proporcionado un factor de control y modificación y muchas veces falta de realidad, ofreciendo la posibilidad de exponerse con la certeza de ser visto sin moverse de casa. Debido a ello, nos encontramos con una evolución de estos problemas, el moldeado de una personalidad o estado anímico en función de la aceptación que recibimos de los demás con la imagen que queremos transmitir.
Patologias asociadas al uso de Internet
Son las llamadas patologías asociadas al uso de internet, obsesiones descontroladas compulsiones basadas en el placer y en el control de una realidad, paranoias que conducen a un desinterés hacia la interacción real y en muchos casos, a una huida de la realidad para olvidar los problemas. Según el psicólogo López Vallejo «se adentran en estos medios y poco a poco se van creando un mundo ficticio y más fácil de gestionar que el real, buscando un placer y satisfacción que no les aporta su propio mundo real».
El problema se va haciendo mayor a medida que dedican más y más tiempo a esta interacción que compensa las carencias de las que huyen buscando la aceptación de los demás con chats, tweets, fotos, juegos, publicaciones en Facebook. Se crean una tendencia de vida en relación a lo que gusta a los demás.
Uno de los nuevos problemas es la falta de naturalidad en la imagen que se transmite con continuos filtros y retoques en las fotos que se publican con una tendencia a publicar continuamente una imagen irreal en busca de un «me gusta» o un comentario adulador.
El bucle de la obsesión por la imagen en Internet
En consecuencia a esto, las personas entran en un sistema de pensamientos y acciones que alimentan el problema. López Vallejo los ha clasificado en tres grupos:
1. Sistema de control: es la tendencia a controlar lo que se publica hasta conseguir un objetivo, llegando incluso a pasarse horas retocando fotos antes de la publicación definitiva. En ese momento se entra en un entorno tóxico intentando controlar cada foto a publicar, preguntando a los demás su opinión antes de la subirla, visionando obsesivamente la imagen, ampliando, retocándola, hasta conseguir la publicación que inmediatamente llevará el me gusta.
2. Sistema de evitación: no sólo estas personas controlan la imagen, también evitan presentar públicamente alguna parte de su cuerpo que no le gusta, lo que saben que no va a gustar a los demás ocultándolo, escondiéndolo, retocando la imagen…
3. Sistema de escape y huída: Estas personas sufren la máxima frustración y pérdida de control cuando lo que publican no recibe la aceptación que buscan, en ese momento aparece la ansiedad que lleva incluso a ataques de pánico.
Cuando la obsesión por nuestra imagen en Internet se agrava
La gravedad del caso se hace patente cuando aparecen los siguientes comportamientos:
1. Dispersión: falta de atención en clase, en la familia, en el trabajo caminando con los riesgos que eso supone, suspensos, despidos laborales, accidentes de tráfico…
2. Ansiedad constante: queriendo controlar lo que publican y el impacto social de su publicación a la espera continua del me gusta.
3. Repeticiones constantes de fotos antes de colgar la final, entrando en una espiral obsesiva de control del gesto, maquillaje, pelo, ropa o la luz… en resumen, lo que a los demás pueda gustar.
4. Necesidad de estar siempre conectados para recibir de inmediato el me gusta o el comentario agradable.
La adicción y/u obsesión atrapa cuando la persona abandona sus obligaciones para dedicar todo el tiempo que tienen a internet y si no puede hacerlo vive los síntomas de abstinencia que los lleva a un estado de angustia y una ansiedad que le hace malhumorado, irritable, incluso aparecen ataques de pánico, disminuyendo la capacidad de concentración y acción necesaria para llevar a cabo sus vidas con normalidad.
«El problema en sí puede ser muy variado, pero con una causa común: Son tipo de personas que sufren de trastornos psicológicos y de comportamiento que se deben tratar, ya que pueden llegar a convertirse en personas ansiosas, inseguras, introvertidas, con miedo al rechazo y la desaprobación social, desarrollando una personalidad con baja autoestima», afirma López Vallejo
Habitualmente es la familia la que solicita la ayuda para este tipo de personas, ya que ellas niegan la existencia del problema. La intervención en busca de la solución «consiste en centrarnos en transformar el mecanismo de placer en una experiencia desagradable, anulando el ritual adictivo y paralelamente interviniendo sobre las dificultades personales y de relación que han facilitado la dependencia. Es un tratamiento muy demandado y con gran éxito en los resultados de superación del problema, cada vez más gente sufre esta patología», concluye López Vallejo.
Marina Berrio
Asesoramiento: Jorge López Pérez Vallejo. Psicólogo de López Vallejo Psicología.
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