Como casi todas las cosas en la vida, esta también empezó por casualidad. El pasado invierno, en la guardería de mi hija solicitaron padres voluntarios para explicar a los niños «las profesiones». Nos animaban a ello porque está comprobado que en esa situación el niño percibe a su padre como un héroe, y yo quería que mi hija viviera esa experiencia.
Casi todos los padres de este centro son policías o bomberos, así que para una administrativa era difícil competir con el atractivo de tales profesiones. Me puse a pensar y lo encontré: «yo trabajo en la fábrica de la luz».
Hablé con una compañera ingeniero y amablemente me cedió su ropa de trabajo para resultar visualmente más atractiva ante los ojos de los niños, aunque lo más importante era preparar una exposición con un contenido sólido y adecuado al nivel cognitivo y comprensivo de niños de dos a tres años, todo ello sin exceder los quince minutos.
Decidí orientarlo hacia la prevención, ya que si a cualquier edad es importante, aún lo es más en la etapa de la «exploración» y la curiosidad. Así que comencé a preparar fichas, carteles, fotos del exterior (el parque, la calle), del hogar (electrodomésticos, enchufes) y material eléctrico básico.
El resultado fue increíble. La primera sorprendida fui yo misma. Los niños se mostraron como un público entregado y participativo, lo cual fue muy estimulante. En la exposicióntrabajamos el tema de los riesgos y los peligros, la necesidad de la prudencia y de recurrir siempre a «alguien mayor»; trabajamos también algo muy enriquecedor a esta edad, el vocabulario del hogar y del exterior, sobre todo del parque, un lugar donde ellos se relajan y juegan, pero el riesgo está presente. Además, fomentamos el bilingüismo (cada vez más demandado), ya que el vocabulario se puede trabajar en español, como lengua materna, y en inglés, aquel más básico para que lo puedan incorporar de modo práctico y natural.
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