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Vivir para trabajar: el síndrome de Burnout

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El síndrome de Burnout es una realidad cada día más frecuente que se extiende de un modo imparable. Las exigencias laborales y familiares, el alto ritmo al que diariamente nos sometemos, nos lleva directos al burnout y a sus trágicas consecuencias. La palabra burnout viene del inglés (burn out) y significa literalmente  quemarse, consumirse o agotarse.

La palabra burnout ha dado nombre a un síndrome que hace referencia a esa situación de estar quemado, exhausto, agotado, con un estrés crónico, como consecuencia de vivir para trabajar. 

Vivir para trabajar o trabajar para vivir

El síndrome de Burnout es un trastorno que se manifiesta como una respuesta de estrés crónico que produce el trabajo o la situación laboral que abarca a su vez tres dimensiones:

1.   Cansancio emocional: es una sensación de desgaste, la persona experimenta una progresiva pérdida de energía, acompañada de agotamiento y fatiga.
2.   Despersonalización: aparece irritabilidad constante, desmotivación y actitudes de tipo negativo.
3.    Baja autoestima: la persona se siente inútil e incapaz de hacer su trabajo.

Las personas afectadas por el síndrome de Burnout sobrepasan sus recursos personales y sienten que ya no pueden dar más.

¿Por qué aparece el síndrome de Burnout?

Más que una única causa, el síndrome de Burnout aparece cuando se dan una serie de circunstancias que unidas causan el burnout. El síndrome de Burnout aparece cuando la persona está sometida a un estrés crónico, y esta respuesta crónica es consecuencia de la interacción entre el tipo de trabajo y sus características, y las características de la persona. Estas son algunas de las circunstancias que pueden ser la causa del síndrome de Burnout:

1. Características del trabajo

El síndrome de Burnout

–   Trabajos que requieran atender al público y por consiguiente aguantar quejas y peticiones, lo que puede generar un estrés constante.
–   Una responsabilidad muy elevada durante un tiempo prolongado. Cuando la responsabilidad es elevada, se requiere estar plenamente centrado en la tarea y además aparece la presión de no equivocarse.
–   Jornadas laborales muy largas. Cuando la persona no hace sus descansos y no desconecta el estrés se incrementa.
–   Desempeño de una labor muy monótona que desmotiva y quema.

2. Características de la persona

–   Idealizan el trabajo, en un principio tienen una creencia idealizada, demasiado optimista sobre su trabajo.
–   Son personas entregadas al trabajo, que en muchas ocasiones viven para trabajar, y olvidan desconectar.
–   Suelen tener baja autoestima.
–   En muchas ocasiones, se muestran poco responsables, piensan que lo que ocurre no depende de ellos.
–   Baja tolerancia a la frustración y al fracaso. Ante los fracasos y las críticas entran en un estado de frustración.
–   Respuestas emocionales muy intensas.

Síntomas del síndrome de Burnout

El síndrome de Burnout tiene como síntoma principal el agotamiento y la sensación de no poder más, pero veamos al detalle los síntomas:

–   Desmotivación por el trabajo. Son personas que viven para trabajar pero comienzan a sentirse desmotivadas. Sienten que no se hacen las cosas bien y que nada funciona como debería, se sienten desmotivados.
–   Cambios en el estado de ánimo, de repente la persona comienza a sentirse irritable, se enfada con demasiada frecuencia e incluso pierde el control diciendo cosas, gritando, etc.
–   Indiferencia hacía el trabajo, los clientes, los compañeros, etc.
–   Despistes, y pérdida de capacidad en el trabajo. Comenten errores con mucha frecuencia.
–   Falta de energía y cansancio constante.
–   Dificultades para concentrarse y disminución en su rendimiento.
–   Afectación a las relaciones sociales fuera del trabajo, estás se vuelven más escasas y conflictivas. Las discusiones con la pareja y familia aumentan.
–   A nivel físico: aumento de peso, insomnio, dolores de cabeza y/o estómago, etc.

Consecuencias del síndrome de Burnout

El síndrome de Burnout puede tener graves consecuencias y dar lugar a trastornos más perjudiciales que requieren tratamiento. Entre las más comunes están:

–   Disminución del rendimiento y de la capacidad laboral.
–   Aumento del riesgo de consumo de sustancias nocivas: alcohol, drogas, etc.
–   Insomnio y alteraciones del sueño.
–   Trastornos del estado de ánimo como depresión o ansiedad.
–   Enfermedades físicas. El estrés conlleva un descenso de las defensas que puede poner en riesgo la salud.

9 consejos para prevenir el síndrome de Burnout

El ritmo de vida actual hace que el estrés forme parte de la rutina diaria, cuando el trabajo ocupa un lugar central, la persona se centra en su ocupación laboral y se deja a su mismo de lado. Es necesario tener presente la importancia de cuidarse a uno mismo, de dedicarse tiempo y de desconectar, a veces puede resultar difícil, pero es cuestión de un cambio de actitud y de valorar las prioridades.

1.   Aprende a desconectar del trabajo.
2.   Tomate tiempo para ti cada día. No es necesario que sea demasiado tiempo, pero sí que este tiempo que sea de calidad y ayude a dejar la mente alejada del trabajo.
3.   Evita la sobrecarga laboral. Aprende a organizarte y a priorizar tareas.
4.   Cambia tus pensamientos y aprende a relativizar el trabajo. No siempre las cosas son como deberían, cuando empieces a aceptar esto podrás avanzar.
5.   Cuida tu nivel de autoexigencia y aprende a no sobrepasar tus límites.
6.   Aprende a delegar, colaborar y compartir tareas.
7.   Desarrolla un estilo de comunicación asertivo que te permita comunicarte con jefes y compañeros y defender tus derechos y tu tiempo.
8.   Recuérdate que trabajas para vivir, pero no vives para trabajar.
9.   En lugar de exigirte que todo salga perfecto, aprende a disfrutar y aprender de lo que haces.

Tratamiento del síndrome de Burnout

Pero, ¿qué ocurre si no hemos podido prevenirlo y nos encontramos con el síndrome? ¿Qué pautas de tratamiento podemos seguir?

–   Acudir a un especialista que pueda orientar el proceso.
–   Aprende técnicas de relajación que te ayuden a liberarte del estrés diario.
–   Desarrollo de la autoestima. El tratamiento ha de trabajar el desarrollo de la autoestima, para poco a poco ir aumentando la percepción de autoeficacia.
–   Reestructuración cognitiva. Se trata de optimizar la forma de pensar, de este modo aprenderás a ver el trabajo desde otro punto de vista.
–   Desarrollo de competencias emocionales. Tolerancia a la frustración, habilidades de comunicación, etc.
–   Tratamiento de los posibles problemas asociados.

Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende. Autora de la colección Estimular los Procesos de lectura y escritura.

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