11 Diciembre, 2012
Desde que la crisis se ha hecho evidente, ha aumentado la tensión en las aulas. De una forma difícil de cuantificar, se percibe en ellas un preocupante incremento de actitudes incívicas, malas contestaciones, faltas de respeto hacia los profesores y los compañeros, peleas, insultos, palabrotas
El último informe de El Defensor del Profesor, presentado recientemente por el sindicato ANPE, pone cifras a esta percepción: de las 3.352 denuncias presentadas por profesores durante el pasado curso, el 24% se debían a problemas para dar clase, el 21% a faltas de respeto, el 18% a acoso y amenazas de los alumnos, el 17% a falsas acusaciones, el 12% a insultos y el 11% a conductas agresivas de los alumnos hacia el profesor y hacia sus propios compañeros.
Los autores del informe describen lo que hacen algunos de los alumnos que ocupan aula en nuestro país de la siguiente manera: «contestan mal, con insolencia y altanería, utilizando expresiones zafias e insultantes, hacen caso omiso del profesor si este les llama la atención porque hablan, escuchan música, utilizan el móvil, forman corrillos, comen pipas, gritan, se insultan o hablan en tono elevado entre ellos; colocan los pies encima de la mesa, se tumban, se levantan y deambulan por la clase, emiten sonidos, contestan de forma desafiante, con desdén, llegando en ocasiones al insulto, a la intimidación, se mofan del profesor y buscan el enfrentamiento para vanagloriarse delante de sus compañeros.
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