Recientemente escuché a una madre y amiga que nos animaba a otro grupo de madres a cuestionarnos todo. Aseguraba que aquellas personas que no buscan los porqués de la vida, de sus creencias, del sentido de su existencia, eran algo así como proyectos fracasados, porque todos debemos saber cuál es nuestro cometido, el sentido de nuestro existir.
La verdad es que este espíritu inconformista es algo que siempre me ha atraído mucho; pero no es una actitud que nos deba llevar al relativismo, al pesimismo o a la duda existencial. Todo lo contrario, es una propuesta en positivo para que busquemos con valentía la Verdad. Como padres tenemos la responsabilidad de formarnos bien, en profundidad, con constancia, con humildad, a lo largo de toda nuestra vida, ya que debemos ser referente para nuestros hijos, las primeras personas a las que acudir para resolver sus dudas o inquietudes.
Y, del mismo modo, recordar que educar es animarles a saber los porqués de sus creencias y motivaciones. No podemos conformarnos con tener hijos «obedientes» que hacen todo lo que dicen sus padres, porque tarde o temprano se verán derrumbados por la presión del ambiente. Tienen que leer, tenemos que fomentar su espíritu crítico, deben saber elegir y para esto debemos reforzar su voluntad.
¿Cómo? Tan sencillo como enseñándoles desde bien pequeños a negarse a sí mismos, a dominar sus impulsos, a saber escoger y a saber renunciar con alegría. A ser rebeldes con causa que tenga ilusión por ser partícipes de movimientos que cambien el mundo en el que viven. Fomentemos en nuestras familias la rebeldía positiva.
COACH DE LA FAMILIA – El blog de la revista Hacer Familia