El valor del juego tiene una gran importancia en la infancia. Su atractivo para los niños convierte al juego en una herramienta terapéutica esencial para detectar algunas patologías que afectan al comportamiento infantil.
A través del juego, los terapéutas pueden trabajar distintas disfunciones en el ámbito físico, cognitivo, social y afectivo del niño. Pero además, el juego es también un área de trabajo para que lograr que los niños mejoren en autonomía y consigan ganar en autoestima, calidad de vida y sentido de logro.
El juego es la principal actividad del niño. Ya sea en el colegio, en casa, en el coche o en el parque, resulta vital darle importancia al juego de los pequeños. De igual manera se hace en un tratamiento. Por eso y gracias a la notable capacidad de los niños para expresarse en el lenguaje no verbal, los terapéutas intentan una adaptación casi total a las necesidades que se muestran al observar los juegos de los niños.
Hora de juego y tratamiento infantil
La hora de juego como herramienta fue introducida por Melanie Klein, psicoanalista de la escuela inglesa en los años 50. En este espacio de tiempo, el terapéutatrata de que el niño disponga en la sesión de una caja con juguetes varios (animales, familias, construcciones, elementos de cocina, etc.), incluyendo también material de dibujo como algo disponible, ya que hay niños que apenas hablan o que se sienten cohibidos jugando delante de un terapeuta, por lo que la interpretación de sus dibujos puede ser de mucha utilidad.
Puede obtenerse información muy valiosa en función de si el juego es o no ordenado,puede no existir, estar inhibido. Puede también ser caótico, obsesivo o incluso maníaco. Las secuencias y los juguetes elegidos por el niño serán indicativos de todo ello, manifestando en ocasiones libre expresión de la fantasía y la libre asociación cuando el juego es sano, y en otras, un juego que es indicativo de alteraciones en el desarrollo emocional y que muestra conflictos que habrá que elaborar.
El juego es expresión y vehículo de las fantasías y conflictos de los niños, de ahí lo rápido que se puede acceder a su estado emocional a través de esta herramienta.
Todo tipo de trastornos son abordables: fracaso escolar, dislexia, enuresis, incluso alteraciones del desarrollo temprano tales como la psicosis. Durante el encuentro terapéutico, el niño puede jugar libremente con todo el material disponible, mientras el analista tratará en todo momento de construir y mantener un vínculo lo suficientemente intenso con el niño para comprenderle y ayudarle.
3 características del juego como terapia
1. Promueve el desarrollo emocional. El valor terapéutico de la comprensión del juego y el trabajo de elaboración de los conflictos hacen que sea una herramienta única en el abordaje psicológico de niños con problemas. Incluso trabajando con pequeños diagnosticados de autismo, que no juegan, la comprensión y verbalización de sus emociones producen logros sorprendentes. Hay algo en el método analítico que con su intimidad, privacidad y atención hace que en el encuentro dentro entre niño y terapeuta durante la sesión se puedan producir experiencias creativas que promuevan el desarrollo emocional.
2. Sirve de puente entre la fantasía y la realidad. Un juguete puede permitir al niño, durante la sesión, vencer sus miedos, sirviendo de puente entre la fantasía y la realidad. Un mismo juego puede incluso adquirir distintos significados de acuerdo a la situación en la que se encuentre el niño y el contexto y asociaciones de la sesión, pudiéndose incluso convertir un juego inhibitorio en un juego creativo con las intervenciones oportunas.
Cuando el niño juega, crea y recrea como hace un artista con su mundo interno. Al jugar, se expresan las fantasías más internas e inconscientes y, por tanto, se pueden comprender y elaborar dentro durante la sesión terapéutica.
3. Permite elaborar los conflictos. La terapia a través del juego también permite abordarlos problemas de adaptación de algunos niños. Cuando los niños sufren algún trastorno que altera su equilibrio psíquico, éste se manifiesta ante todo en su juego. A través de la motivación del niño por el juego se pueden adquirirlos objetivos terapéuticos que se persiguen ya que, al jugar libremente, se pueden observar sus sensaciones, emociones y su relación con el entorno.
Casilda Puerta Medina. Psicoterapeuta.
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