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La depresión y sus tipos

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Cuando un sentimiento persistente de tristeza permanece a lo largo de varias semanas, puede existir un comienzo de situación depresiva, algo que cada vez ocurre a más adolescentes. Según diversos autores -como el doctor Ángel García Prieto, psiquiatra- hay tres grandes grupos de depresiones.

Los tres grandes grupos de depresiones

1. Las depresiones endógenas

Son aquellas que no se deben aparentemente a nada externo ni a ningún factor de sufrimiento psicológico, y aparecen incluso en las personas más felices. Se piensa que pueden tener causas más o menos genéticas. No se suelen manifestar -al menos de una manera clara, como verdaderas depresiones- en la adolescencia, sino que oscila a presentarse hacia la treintena.

2. Las depresiones distímicas

Este segundo grupo de depresiones están ligadas a trastornos de personalidad. Las sufren personas que se sienten frustradas y que están en continuo descontento con ellas mismas y con lo que les rodea. Con una vida amargada, se continúan a lo largo de la existencia en forma de depresión de menor intensidad, pero continua y crónica. Ésta tampoco se manifiesta como tal entre la gente muy joven, sino a partir de los veintitantos años.

3. Las depresiones reactivas o trastornos adaptativos depresivos

Las depresiones de los adolescentes

Estees el grupo mayoritario estadísticamente, y sí que se dan en los adolescentes. Se trata de un cuadro depresivo que aparece como reacción a separaciones matrimoniales de los padres, problemas escolares o académicos, problemas de autoestima, enfermedades físicas, dificultades de relación o algunas otras situaciones especiales negativas.

Los síntomas son: tristeza mantenida, diaria y presente en la mayor parte de los momentos; cansancio excesivo; falta de ilusión por todo; falta de placer en casi todas las actividades de la vida ordinaria; una enorme dificultad para pensar, para concentrarse, para tomar decisiones; alteraciones del sueño y del apetito; sentimientos de fracaso, culpa o inutilidad; ideas de muerte (no necesariamente de suicidio, pero sí por ejemplo: «ojala me muriera»). Por otro lado, con cierta frecuencia dichos estados de ánimo bajos, son propicios para que el joven busque, de una manera consciente o no, conductas de abuso de alcohol, drogas, etc.

Ricardo Regidor
Asesoramiento: Doctor Ángel García Prieto, psiquiatra.

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