Se trata de un post de carácter excepcional cuya recurrencia está exclusivamente justificada por la cantidad de veces que me habla de él, a lo largo del año, gente que lo ha leído. Y sólo para bien, gracias a Dios. Nació como fruto de un encuentro con un ex-CEO del IBEX, ahora amigo, y se consolidó al calor de una experiencia personal que me dejó pasmado y me reveló el potencial valor humano de esta columna, el único que a un servidor realmente le importa. Sic transit gloria mundi.
Su publicación suele coincidir con la vuelta de mi cita anual con San Ignacio y sus Ejercicios Espirituales, pausa en el camino que ayuda a orientar la libertad para alcanzar la felicidad a la que todo ser humano aspira. Sed también de eternidad. Este año los disfruté el Puente de San José de la mano de mi admirado Javier Siegrist.
Estoy hablando de mis Cinco Trucos para la Felicidad en el Matrimonio. En esta ocasión se los presento a las puertas de la Semana Santa, momento vacacional para muchos, y oportunidad para redescubrir tantas y tantas cosas en la pareja que han quedado en el recuerdo con el paso del tiempo, enterradas por el agobio del trabajo, la rutina del amor y el cansancio de los hijos. La estadística se empeña en demostrar que es época de conflictos. Pienso más bien lo contrario: que, si se quiere, es tiempo de concierto, de reencuentros, de renovada ilusión.
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