BARCELONA, 15 Enero, 2013
«¿Por qué no llueve hacia arriba?!», me preguntó mi hijo.
Qué tierno.
En realidad no buscaba una respuesta, es la manera que tienen los niños de admirarse ante una realidad que es pero que podría no haber sido. El asombro es el motor de la motivación del niño. Chesterton decía…
Un sabio.
… «En cada niño todas las cosas del mundo son hechas de nuevo y el universo se pone de nuevo a prueba». Un niño ve por primera vez el cielo, y estrena el cielo. Crece maravillado por lo que le rodea. Si te fijas, de camino al cole las madres tiran de los niños, sólo las abuelas caminan junto a ellos.
Una observación de la que aprender.
Los niños se paran maravillados porque han visto algo que brilla en el suelo…, y las madres dicen: » ¡Deja esa porquería!».
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