¿Cuántas necesidades deben cubrirse para ser feliz? ¿Cómo diferenciar el capricho de lo que es imprescindible? En ocasiones los padres se encuentran con niños que solo piden y que supeditan su felicidad a la adquisición de todos sus reclamos, ya sea la atención de sus padres, o la compra de algún juguete. Pareciera que nunca están contentos, que siempre precisan de algo.
Estas personas reciben el nombre de «necesitadores compulsivos». Un comportamiento que manifiestan en su grupo de sus amigos y entre su familia, repiten constantemente la palabra «necesito» acompañado de nuevos deseos que les impide alcanzar la felicidad plena.
Constantes requerimientos
La personalidad de estos niños se manifiesta por nunca estar satisfechos. Siempre piden algo nuevo y afirman que no estarán contentos hasta que no lo consigan. Por ejemplo, si ven que sus compañeros de clase tienen un nuevo estuche, crearán esta necesidad en su mente y harán saber a sus padres que precisan de esto. Igualmente si sus amigos hablan de una nueva película en el cine, también querrán ir, y así sucesivamente.
En el terreno afectivo los «necesitadores compulsivos» también se manejan por ejemplo reclamando una constante atención por parte de sus padres o amigos. Para ser felices siempre requieren atención y es posible que incluso hagan chantaje emocional afirmando que no se les atiende correctamente. Estas situaciones se acompañan con un dramatismo que pretende poner énfasis en la necesidad.
De la necesidad al deseo
Una cosa es necesitar, es decir, no saber vivir bien hasta que no se obtenga algo, y otra desear. Otra muy distinta es desear, pensar en lo bueno que sería conseguir ese algo, pero aceptar que se puede mantener una vida plena sin ello. Es muy importante hacer entender esta diferencia a los más pequeños de la casa y así evitar que su vida gire en torno a estos requerimientos y que pueda influir en desarrollo social.
Los niños deben entender que la felicidad no depende de obtener todo capricho que se les pase por la mente. Obviamente, pueden querer algo, pero obtenerlo deber suponer un trabajo y esfuerzo, y sobre todo paciencia. No puede cumplirse todo deseo de forma rápida y supeditar la felicidad a ello. Hay otras cosas que pueden alegrar el día y no precisamente materiales.
En el terreno afectivo, los padres deben enseñar que la dependencia emocional no es la verdadera amistad ni el amor real. La relación en estos campos debe basarse en la empatía y el entendimiento, no en el chantaje emocional y en el drama cuando no son el centro de atención del grupo en el que se mueven.
Los padres deben poner normas y límites desde que son pequeños para que sepan qué pueden y qué no pueden adquirir. No hay que esperar a que el niño crezca para hacerle entender que no siempre puede adquirir todo que desea, es mejor hacerlo desde que son bien pequeños para que las empiece a entender pronto de esta manera habrán algunas cosas que las interiorizará sin problemas.
Verónica Rodríguez Orellana. Directora de Coaching Club
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