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Miedos en una situación mundial complicada: ¿cómo gestionarlos?

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Estamos viviendo una situación mundial muy complicada, tanto a nivel personal como social. Todavía no hemos salido de la pandemia, y a las puertas de occidente nos encontramos en pleno conflicto armado. La guerra de Ucrania día trás día demuestra no conocer reglas, porque no distingue entre objetivos civiles y militares. Nos llegan imágenes horribles, vidas destrozadas, ciudades destruidas, gente que no tiene más remedio que dejarlo todo y huir hacia se no sabe dónde, para salvarse, o que se queda para seguir luchando.

Y, si por un lado hay que reconocer que las guerras nunca han dejado de existir, por otro lado llevamos varias décadas en estado de paz al menos en Europa. Las guerras han sido para Europa temporal, geográfica y culturalmente lejanas. ¿Y ahora qué?

Ahora ya no podemos afirmar que la guerra es asunto de otra época o de otros lugares. Y esto genera inevitablemente preocupaciones y emociones en cada uno de nosotros.

Hay quienes se preocupan sobre todo por la parte económica, los que anticipan con la mente un posible escenario de tercera guerra mundial, los que ya no pueden imaginarse un futuro esperanzador para sus hijos, los que tienen miedo a perder a sus seres queridos y los que tienen miedo a perder todo lo que tienen.

Los miedos más comunes por la situación mundial

– Miedo a una posible tercera guerra mundial. Se trata de un miedo bastante común, sobre todo en aquellas personas que tienen tendencia a pensamientos anticipatorios y pesimistas. Puede convertirse en una obsesión y dar lugar a situaciones de fuerte ansiedad y pánico, que pueden interferir de manera importante en el día a día.

– Miedo a la crisis económica y a la fuerte bajada del poder adquisitivo. Es el miedo más presente en la población, y con razón. Estamos todavía en la crisis económica causada por la pandemia de coronavirus, y ahora se añade otra, que parece ser más violenta y más extensa. Todos estamos expuestos de la misma manera a este miedo, porque a todos nos afectan las subidas de precios. Las consecuencias son altos niveles de estrés, ansiedad, pánico y hasta síntomas depresivos. Las personas más expuestas son aquellas que se encuentran en situación de mayor precariedad económica.

– Miedo a un futuro poco esperanzador y al mundo que dejaremos a nuestros hijos. Es una preocupación común, cada vez más fuerte, que surge de la decepción por la dirección que está tomando el mundo contemporáneo. Nos damos cuenta de que no tenemos herramientas para contrarrestar estos acontecimientos y esto genera una sensación de profundo malestar.

– Miedo a perder nuestros seres queridos. De la misma manera que, con la pandemia, estas situaciones de impotencia generalizada nos sensibilizan y amplifican la preocupación por la posibilidad de que pueda sucederles algo a nuestros seres queridos.

– Miedo a perder todo lo que tenemos. Es un miedo personal, relacionado con el recorrido que cada uno haya hecho hasta ahora, tanto a nivel personal como a nivel de comunidad. La posibilidad de vivir en un estado de paz es un privilegio al que estamos acostumbrados, así como el hecho de vivir en una democracia y ser libres. Es aterrador pensar en la posibilidad de que todo esto, que siempre hemos dado por sentado, pueda acabarse de un día para otro.

Consejos para aprender a gestionar ansiedad y miedos

«Ante noticias así es totalmente natural sentir miedo» , explica la psicóloga Silvia Merino. Y, para ayudarnos a gestionar nuestros miedos y nuestras preocupaciones, nos deja unos consejos muy valiosos.

1. Hablar de lo que piensas o sientes puede ser muy útil. Las palabras ayudan a poner orden, a desahogar y además escuchar las opiniones de los demás y poder normalizar este tipo de preocupaciones puede echarnos una mano para estabilizarnos cuando estamos en alerta.

2. Cuidarse del exceso de información. Hoy en día al estar tan conectados podemos ver muchos titulares, vídeos o noticias sobre este tema que nos pueden resultar muy desagradables, catastrofistas o alarmistas. Si ya de por sí esta situación genera emociones hostiles y de tensión, estar en constante contacto con este tipo de información puede disparar todas esas sensaciones de malestar.

3. Consultar fuentes fiables y oficiales. Cuando aparece el miedo uno de los mecanismos más comunes para tratar de reducirlo es buscar de forma compulsiva información. Esta información a corto plazo puede darnos sensación de control, sin embargo, al buscarla de una forma desesperada puede llevarnos a dar con bulos o noticias que generan justo lo contrario.

4. Estar en el momento presente. La preocupación, alerta, tensión o miedo son emociones a veces muy desagradables y tendemos a querer eliminarlas o reducirlas a toda costa. Otro de los mecanismos de defensa que puede aparecer es la anticipación, ante la falta de información puede ser mi propia cabeza la que trate de rellenar ya que «si me pongo en las peores situaciones y veo las posibles soluciones tendré más control o me podré proteger mejor». Esto no es del todo real, pensar en todas las posibles escenas (voy a perder a mis seres queridos, lo voy a perder todo, el futuro es desesperanzador*) me va a generar mucha más alerta y ansiedad que se añade a la que está de base, por lo tanto, manejarlo me va a resultar mucho más complicado.

5. Ser consciente de la situación personal de cada uno. Mira tú realidad personal. Vivimos en sociedad y estar al tanto de lo que sucede es totalmente necesario, la preocupación ante una crisis global es una situación de amenaza que inevitablemente nos pone en alerta. Estas sensaciones nos pueden ayudar a ser precavidos, pero si nos dejamos llevar por ellas y no nos paramos a ver cuál es nuestra situación personal puede que empecemos a hacer cosas que no sean acordes con nuestra realidad y nos genere mucha angustia o pánico.

6. Evitar hablarnos de forma dicotómica (evitar el todo o nada). La palabra y el cómo nos hablamos tiene mucho poder sobre nosotros. Si me digo a mi mismo que voy a perder a todos mis seres queridos, todo mi dinero o todo lo que tengo va a tener un impacto muy negativo en mí. Cada uno tiene que valorar lo realistas que son estos escenarios de forma particular. Hablar de forma más concreta nos ayuda a conectar más con la realidad.

Marina Berrio
Asesoramiento: Silvia Merino, psicóloga de Mundopsicólogos

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