La pandemia de coronavirus ha cambiado la vida de casi todos, y en especial, de las personas que forman parte de los grupos de riesgo entre los que incluyen los ancianos, los enfermos crónicos o los inmunodeprimidos, que presentan síntomas como ansiedad y miedo a salir de casa por la Covid-19.
El miedo excesivo al contagio de la enfermedad, además de una incertidumbre mayor de lo normal ante el desconfinamiento progresivo anunciado por el gobierno, podría ser un indicio para pedir ayuda psicológica. La especial situación que estamos atravesando puede hacerles susceptibles de padecer el síndrome de la Cabaña.
Este trastorno se caracteriza por un conjunto de reacciones de temor e inquietud ante un cambio inminente de un entorno entorno seguro a otro que no se considera como tal, es decir, del aislamiento a un ámbito de movimiento y relación normales.
El miedo a salir de casa
La psicóloga Pilar Conde, directora de Clínicas Origen, advierte que «las circunstancias que rodean a la Covid-19 no sólo afectan a nuestro aislamiento en casa, que se agrava si vivimos solos, sino también a nuestras circunstancias personales, ya que si a esto le sumamos una situación de duelo por haber padecido perdidas, la preocupación o el miedo a que alguien de los nuestros le suceda algo o a contagiarnos nosotros mismos, somos candidatos ideales a padecer alteraciones anímicas, estados ansiosos y otros problemas de conducta».
Las personas que viven solas y/o tienen dificultades de acceso a internet pueden ser más proclives a padecer este síndrome de la Cabaña, que, por otro lado, no excluye a personas que nunca han tenido problemas psicológicos. «Una situación de pandemia puede ser un detonante para que comiencen a dar la cara problemas como la hipocondría, la tendencia a la depresión o sencillamente la falta de tolerancia a la incertidumbre y la frustración», asegura Pilar Conde.
Consejos para evitar el síndrome de la Cabaña
A todos, sin excepción, pueden ayudarles estos consejos:
1. Retomar las actividades del día a día, conforme vaya ampliándose la desescalada, conduciéndonos hacia el estilo de vida que previamente se llevaba.
2. Enfrentarse de manera progresiva, tanto en el tiempo como en las distancias, manteniendo las medidas de seguridad.
3. Mantener contacto con familiares y amigos, siguiendo las pautas de las autoridades.
4. Expresar nuestros temores, entenderlos, validarlos, y elegir el camino de afrontamientos que queremos.
Si nos encontramos ante un nivel considerable de impedimento para reintegrarnos a la vida de manera escalonada, lo mejor es solicitar siempre la ayuda de un profesional.
Marina Berrio
Asesoramiento: Pilar Conde, psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen
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