Las madres influyen de manera determinante en la vida de los hijos y en su salud mental y emocional. El vínculo que se establece entre madre e hijo/a es tan fuerte que cuando nos amargan la vida es díficil proyectar en ellas esta influencia negativa que se contrapone con el sentimiento de amor incondicional.
«El tema de las madres tóxicas es uno de los principales motivos que se trata en una consulta de psicología, sobre todo, el tipo de relación que tenemos con nuestra madre y ese vínculo que creamos, ya que, al analizarlo en profundidad, descubrimos cómo va a repercutir o cómo está repercutiendo en nuestras relaciones sociales, tanto de pareja como de amigos», asegura la psicóloga Irene López Assor, autora de 10 obstáculos que te impiden ser feliz.
Podemos detectar que tenemos una madre tóxica cuando en nuestra relación con ella existe una presencia repetitiva de discusiones, críticas, desprecio, descalificaciones o insultos, amenazas (normalmente de abandono), manipulación, chantaje emocional, victimismo, sobreprotección, celos o envidia.
¿Quién es una madre tóxica?
Identificar a una madre tóxica tanto si la tienes como si lo eres no es fácil. Según explica la psicóloga irene López Assor, «una madre tóxica es aquella que tiene una visión negativa del mundo. Suelen ser madres muy destructivas, muy victimistas, posesivas y controladoras la mayor parte del tiempo».
Existen algunas características comunes para identificarlas, aunque no todas tienen que darse o manifestarse por igual. Algunas de estas caracteristicas que las definen en relación con sus hijos son que tienen fijación con los roles de género, una personalidad controladora, una proyección sobre los hijos, muestran desconfianza de los amigos, manifiestan una actitud pasivo-agresiva, de indiferencia o sobreprotección, tienen una mentalidad competitiva, son castigadoras y manipuladoras, y muestran preferencia por la intromisión.
Tipos de madres tóxicas
No todas las madres tóxicas son iguales ni se comportan igual con sus hijos. Existen hasta 10 tipos de madres tóxicas.
1. Madres absorbentes y posesivas. Son las que necesitan contacto con sus hijos permanentemente y acaban absorbiendo todo su tiempo.
2. Madres sobreprotectoras. Son las que se preocupan en exceso por sus hijos, se anticipan a sus problemas e intentan resolverlos.
3. Madres narcisistas. Son aquellas que piensan que los hijos son de propiedad porque les han dado la vida y les deben su esfuerzo.
4. Madres controladoras. Son las que se caracterizan por conocer todo lo que hacen sus hijos. algunas controlan tanto que no les dejan tomar sus propias decisiones.
5. Madres perfeccionistas. Son aquellas que exigen mucho a sus hijos y solo se fijan en los resultados obtenidos.
6. Madres manipuladoras y victimistas. Son las que suelen hacer sentir culpables a sus hijos si no hacen lo que ellas quieren. Son egocéntricas y solo piensan en ellas mismas.
7. Madres competitivas. Son las que se arreglan para hacer sentir a sus hijos que ellas son mejores siempre y en todo. Les complace sentirse superiores a ellos.
8. Madres despectivas. Son las que se caracterizan por no valorar los logros de sus hijos minando su autoestima.
9. Madres ausentes. Son las que no están disponibles o les prestan atención.
10.Madres inestables emocionalmente. Son las que muestran un estado de ánimo cambiante y toman decisiones en función de estos altibajos emocionales.
De entre todos estos tipos de madres, que es un tema difícil y doloroso, Irene López Assor asegura que la que más afecta a los hijos negativamente es «la madre narcisista porque es la que vincula desde el victimismo del parto que vas a ser de mi propiedad. Es la casa Bernarda Alba en el siglo XXI. Ahora como las mujeres se superesfuerzan por sus hijos se produce lo mismo pero en la otra cara. Son madres que quieren que sus hijos les rindan pleiteía y quieren que estén a su lado hasta que ‘yo me muera'».
El apego que establecen las madres tóxicas
La actitud de las madres hacia los hijos va a ser determinante a la hora de que el niño desarrolle correctamente su personalidad. Para ello, es necesario «abrazarlo, acariciarlo, mostrarle cariño, jugar con él, cuidar su propio bienestar emocional y físico, puesto que repercutirá en el comportamiento hacia su desarrollo en la edad adulta. Aunque parezca para muchos increíble, muchas madres no juegan, no muestran cariño hacia sus hijos, son frías y distantes; por lo tanto, no van aportar seguridad al menor. El menor siente que «es culpable» de esto, y genera una autoexigencia para ser el niño perfecto y ser visto o atendido por la madre», advierte Irene López Assor.
Precisamente, por este motivo, es tan difícil liberarse de una madre tóxica. En realidad, el vínculo con la madre supone la relación más significativa que tenemos y que mantenemos a lo largo de los años. Esta relación no solo resulta fundamental para el desarrollo de nuestra personalidad, sino que también, constituye el modelo a seguir para otro tipo de relación que estableceremos más adelante con otras personas.
Marisol Nuevo Espín
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