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5 formas de sobrevivir sin abrazos en época de pandemia

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Después de 10 meses de pandemia mundial, donde se ha impuesto la distancia entre personas, solo vemos y sentimos los abrazos en casa entre los convivientes. Sin embargo, los contagios siguen en línea ascendente de forma exponencial, estamos en la tercera ola con cifras alarmantes, y a pesar de la vacuna, seguimos resignados a llevar mascarilla y a sobrevivir sin abrazos.

Precisamente hoy, 21 de Enero, se celebra el Día Internacional del Abrazo desde 1986. Una fecha simbólica elegida tras la Navidad para paliar, en cierto modo, la depresión que experimentaban muchas personas al volver a casa después de pasar las fiestas con su familia, sobre todo, ahora cuando los días son los más cortos del año, hay menos luz y el clima es frío e inestable.

Estamos ante el mayor reto emocional que hemos vivido y vamos a vivir en mucho tiempo. Nuestro ánimo personal está en la cuerda floja tras haber pasado un año donde nos han arrebatado la cercanía entre personas, el contacto, los besos, la alegría y… los abrazos. Marta Robles, psicóloga de la clínica López Ibor, afirma que «las cifras en depresiones están en aumento y es lógico por todo lo vivido y no tener contacto físico con nuestros seres queridos. Esto influye negativamente en nuestro estado de ánimo».

Cómo sobrevivir sin abrazos en época de pandemia

La Covid 19 ha hecho que el contacto físico, algo que era tan habitual en nuestras interacciones, se convierta en una práctica de riesgo. Es más, debemos evitar abrazarnos justo cuando, probablemente, más lo necesitamos.

Por este motivo, debemos buscar formas alternativas de abrazarnos, de encontrar ese calor emocional que tanto necesitamos de otra manera. La psicóloga Marta Robles asegura que «podemos conseguir los beneficios del abrazo de forma distinta con estas cinco alternativas».

5 formas de abrazar sin tocarnos

1. Las palabras: son poderosas y se trata de poner voz a lo que queremos transmitir cuando nos abrazamos.

2. La mirada: nos ayuda a conectar emocionalmente. Mantener el contacto visual ayuda a enfatizar lo que estamos comunicando por cualquier otro canal.

3. La sonrisa: porque aunque no es intercambiable con un abrazo y tiene sus propios y distintos efectos, sonreír y/o recibir una sonrisa resulta sumamente beneficioso y produce complicidad con el otro y, aunque llevemos mascarilla, la sonrisa se percibe y se siente.

4. Los gestos: tan numerosos y dispares como culturas y seres humanos hay: abrir los brazos, llevar una mano al corazón, lanzar un beso con las dos manos, abrazarse a uno mismo en presencia del otro… 

5. Las nuevas tecnologías: con abrazos virtuales, emojis, gifs o stickers.

«Estos son consejos para sustituir los beneficios del abrazo, pero el abrazo real volverá, ya que el contacto físico forma parte de nuestra esencia, esto es algo temporal», concluye la psicóloga.

Beneficios físicos y emocionales del abrazo

Dar o recibir un abrazo posee numerosos beneficios, tanto físicos, como emocionales.

Beneficios físicos del abrazo

– Libera la tensión del cuerpo, relajando los músculos y ralentizando la respiración lo que a su vez produce una reducción de la presión arterial.
– Genera serotonina y dopamina que aumentan la sensación de bienestar y felicidad y mejoran la autoestima.
– Mitiga los estados de enfado y ansiedad, reduciendo la producción de cortisol y adrenalina, hormonas que se producen en altas concentraciones cuando nos encontramos en una situación estresante.
– Se libera oxitocina lo que incrementa el vínculo afectivo y emocional con otras personas.
– Estimula la oxigenación del organismo lo que ayuda a prolongar la vida de las células y, por tanto, a prevenir el envejecimiento prematuro.
– Fortalece el sistema inmunitario al favorecer la creación de glóbulos blancos que son los encargados de combatir infecciones y enfermedades.

Beneficios emocionales del abrazo

– Los abrazos nos hacen sentir protegidos y con mayor confianza cuando tenemos miedo o notamos inseguridad.
– Reducen la sensación de soledad haciéndonos experimentar que formamos parte del otro.
– Ante la tristeza, los abrazos resultan reconfortantes, sintiéndonos apoyados y comprendidos.
– Los abrazos mejoran la autoestima porque nos proporcionan la sensación de ser especiales y ser amados.
– Ayudan a sellar una reconciliación sin tener que añadir nada más.
– Compartir la alegría con un abrazo, incrementa nuestra sensación de bienestar.
– Cuando nos abrazamos sin palabras, cada uno da y/o recibe según sus propias necesidades, de tal forma que el abrazo se convierte en justo lo que necesitamos.

Ojalá este jueves 21 de enero sea el primer y último Día Internacional del Abrazo en el que no podamos estrecharnos ya abrazarnos como nos gustaría.

Marisol Nuevo Espín

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