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Los factores curativos de la psicoterapia de grupo

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La vida dentro de un grupo terapéutico es algo más que una reunión de personas. La psicoterapia de grupo tiene muchos formatos, y a todos se nos pueden venir a la cabeza escenas de películas donde se dan terapias de grupo dirigidas a adicciones, problemas de alimentación, padres con hijos TDAH, mujeres víctimas de violencia de género, etc. Sea cual sea el formato o la temática, los grupos terapéuticos esconden algunos factores que potencian el cambio y el crecimiento personal.

Los beneficios de los grupos terapéuticos

Irvin Yalom consigue tras muchos años de experiencia e investigación, concretar algunos factores terapéuticos que se dan en estos grupos. Todos ellos dan forma a la importancia que puede tener el entorno seguro, confidencial y honesto que supone un grupo terapéutico. Porque lo cierto es que cuando un grupo terapéutico alcanza su propia cohesión, se genera un entorno único y primario, capaz de:

1. Infundir esperanza.
Sin esperanza, no se ve un camino claro que nos lleve al cambio.

Como psicólogos, tenemos la oportunidad de acompañar a muchas personas en su propia travesía. Cuando van tomando conciencia de lo que les limita en la vida, van aprendiendo a convivir con ello de otra manera, e incluso a veces consiguen transformarlo (hacer de la necesidad virtud).

2. Universalidad.
No somo únicos. Tanto para lo bueno como para lo malo.

Ni soy el mejor (cosa que parece la única meta válida para muchos), ni mi historia de vida es la peor y más prohibida de contar. Cuando conseguimos traspasar varias caretas de la persona que tenemos delante, vamos descubriendo una sintonía que nos impulsa a descubrirnos el rostro y mirarnos en lo que el otro nos muestra. Por mucho que creamos que nuestra historia no puede ser aceptada, comprendida o simplemente escuchada, siempre habrá alguien que pueda sintonizar con nosotros, y nuestra realidad con la suya.

3. Información participada.
La incertidumbre siempre despierta a la ansiedad.

Por eso, tener de vez en cuando información adecuada y contrastada siempre ayuda a calmarnos. Cuando hay sendero en el bosque, uno camina con mayor tranquilidad. Aportar información y explicaciones permite que los participantes aprendan sobre el funcionamiento psíquico, las dinámicas interpersonales y grupales, y poder poner orden a ciertos aspectos de uno mismo. El conocer y entender ayuda a tener sensación de control y da mayor seguridad. La incertidumbre puede generar mucha ansiedad.

4. Altruismo
En ocasiones me encuentro en consulta a personas que no han descubierto lo que supone ser altruista. No por ser egoístas o faltos de empatía. Sino por la creencia de que ellos no tienen nada bueno que ofrecer, y mucho menos ayudar.

Cuando uno alcanza a tener esa experiencia, descubre que sus necesidades no son lo único, lo cual es realmente liberador. Entregar algo desinteresadamente y sin interponer tu historia personal ayuda a descubrirse como parte de algo que está por encima de uno mismo.

5. Reescribir y reelaborar los patrones heredados de nuestro grupo de pertenencia principal, la familia.

Al entrar a formar parte del grupo, se ponen en marcha los patrones relacionales de cada uno con respecto a sus iguales o al terapeuta. Estos patrones viven en cada uno de nosotros fruto de la herencia cultural de cada núcleo familiar. Algunos ejemplos que podemos encontrar en consulta:

– Idealizar al terapeuta y mostrarse muy dependiente de la mirada y apreciación de este.

– Desafiar al terapeuta como autoridad, mostrando una pseudo-independencia que no es real.

– Competitividad para ver quien recibe más atención.

– Buscar aliados para ir en contra de otro compañero o contra el terapeuta.

– Renunciar a sus propios intereses por mantener sosegado el ambiente y evitar conflictos.

– Generar boicot ante cualquier intento por parte del grupo de una mayor introspección o interacción intima.

– Cuando estos patrones se reviven dentro del grupo, permite corregir, recapitular y desarrollar nuevos patrones que le faciliten las relaciones. Resolver las interacciones que se dan en el grupo, permitirá indirectamente resolver los conflictos internos y asuntos que llevan tiempo pendientes de ser resueltos.

6. Desarrollo de técnicas de socialización.

El respeto es necesario dentro del grupo, pero también se espera que entre ellos se dé la oportunidad de compartir y desarrollar feed-back. Ello permite poder ir integrando como es recibida nuestra manera de relacionarnos. No hay mejor técnica de sociabilización que la de poder asumir lo que genera mi conducta, comentario o manera de relacionarme en las personas que tengo delante. Supone un acto de responsabilidad con uno mismo y los demás.

7. Cohesión de grupo

Pertenecer a algo que esté por encima de uno mismo, es tan necesario como el comer. Cuando el grupo se cohesiona, el sentimiento de pertenencia va implícito.

Estos son algunos de los factores curativos que describe Irvin Yalom, y dan cuenta de que dentro del grupo terapéutico se puede llegar a alcanzar un nivel de aprendizaje interpersonal, introspección y movimiento hacia el cambio, que muchas veces la terapia individual no consigue alcanzar. El grupo se convierte en un lugar donde se da un nivel de interacción muy intenso, propiciando momentos donde factores como los nombrados aquí, surgen con identidad propia.

Cada grupo acaba siendo único, y el grupo en si acaba siendo como un paciente/cliente más. Debemos tratarlo como una entidad singular, con unas características que lo hacen único, y sus cualidades y singularidades son mucho más que la mera suma de las individualidades de cada uno.

Jaime Picatoste, psicoterapeuta infantojuvenil y supervisor de grupos de Psicólogos Pozuelo.

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