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El estrés infantil, ¿tengo un hijo con estrés?

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Aunque pensemos en la infancia como una etapa de la vida despreocupada y feliz, algunos niños pueden sufrir ansiedad y un estado de nerviosismo constante. De manera que nuestros hijos  también pueden sufrir estrés. ¿Qué causas pueden derivar en estrés en los niños y adolescentes? ¿Qué podemos hacer para ayudarles a superarlo?

Generalizar en cuanto al foco del estrés no sería correcto ya que éste puede tener diferentes detonantes. Un niño puede estar estresado por una situación que viva en colegio o en la universidad con respecto al ambiente social y a sus amistades.

Otro tipo de estrés puede surgir en el estudiante híper perfeccionista que se auto exige demasiado y llega a apartarse y dejar de hacer todo aquello que le gusta, al estar obsesionado con sus estudios. También puede derivar de determinados problemas familiares o tener su origen en un estado de shock producido por una situación complicada.

¿Cómo afecta el estrés a la salud?

El estrés genera que se eleve el cortisol y esta hormona tiene unos efectos cuanto menos nocivos en el organismo. La doctora en psiquiatría, Marián Rojas Estapé explica en su libro Cómo hacer que te pasen cosas buenas las consecuencias que genera tener el cortisol elevado; «caída del pelo, temblor de los ojos, sudoración excesiva en manos y pies, opresión en el pecho, sensación de ahogo, adormecimiento de las extremidades, problemas gastrointestinales, migrañas y tics, entre otros». Por lo que si apreciamos cualquiera de estos síntomas en nuestros hijos, tendremos que tomar medidas.

La OMS advierte que «el estrés relacionado con el colegio tiende a ser padecido por jóvenes con elevados niveles de presión escolar y se caracteriza por un incremento de comportamientos que ponen en riesgo la salud. Los problemas de salud más frecuentes son dolor de cabeza, dolor abdominal, dolor de espalda y mareos y los síntomas emocionales y psicológicos más comunes de padecer estrés son sentirse triste, tenso o nervioso». Los elevados niveles de presión escolar están también asociados con una autopercepción de la salud más baja y peor satisfacción con la vida.

Claves que muestran que tienes un hijo con estrés

1. Se muestra en constante nerviosismo. A un niño estresado le cuesta mantener la atención en una sola cosa y concentrarse. El trabajo de los padres consiste en ser conscientes de lo que les está sucediendo y de intentar paliar ese estado de estrés antes de que se haga crónico.

2. Tiene cambios repentinos de humor. El estrés puede generar altibajos emocionales y en el peor de los casos, cuando se cronifica, depresión. Si tu hijo está estresado se sentirá mal por dentro, por lo que tendrá cambios de humor. A nadie le gusta sentirse incómodo e intranquilo.

3. Se obsesiona con determinados temas. Puede ser con los estudios, con las compras o con quedar con sus amigos. Dependiendo del tipo de estrés que sufra tu hijo y de cuál sea el detonante de este. Si es por una excesiva auto exigencia, se obsesionará con los estudios, y si es por una situación que le incomoda en casa, huirá cuando pueda.

4. Duermen mal y se levantan por la noche. El estrés va unido a la taquicardia, y esta produce dificultades en el sueño. Si tu hijo está muy estresado le constará conciliar el sueño, y se despertará varias veces por la noche para hacer pis o beber agua. Esta falta de sueño puede ser muy perjudicial para su estrés, dado que el cansancio retroalimenta el estrés.

5. Utilizan el móvil sin parar. Una forma de obtener una gratificación instantánea y de evadirse de los pensamientos que les generan estrés es utilizar las redes sociales constantemente. La cantidad de contenido que poseen las redes no es beneficioso para calmar su estrés, ya que les podrá producir más.

Consejos para disminuir el estrés en tus hijos

1. Educar el perfeccionismo. Ser perfeccionista es una gran virtud, ya que el amor al trabajo bien hecho es signo de madurez. El problema viene cuando ese perfeccionismo se hace enfermizo. Los niños deben entender que la perfección total no existe, y que cada uno tiene un límite de trabajo y esfuerzo.

2. Obligarle a desconectar y hacer cosas que le gustan. Si ves que tu hijo tiene unos niveles de estrés muy elevados debes hacerle desconectar. Con una charla, con una escapada del fin de semana al campo, ya que el entrar en contacto con la naturaleza tiene efectos curativos y relajantes.

3. Buscar ayuda profesional si es necesario. Se debe eliminar el tabú que asocia el estrés y la ansiedad con la debilidad. Son enfermedades muy frecuentes en el siglo XXI, y en determinados casos es necesario pedir ayuda profesional.

4. Reflexionar en si tú también tienes estrés, ya que se contagia. Se debe intentar crear en casa un clima de paz y tranquilidad en la que los niños cuando lleguen a casa se sientan cómodos, que pueden descansar y relajarse. Si se les regaña constantemente, se está detrás de ellos de manera enfermiza, su estrés podrá aumentar de manera considerable. Los niños necesitan descansar más que nadie.

5. Enseñarles a disfrutar cada día y a no anticipar acontecimientos. Los niños o adolescentes no tienen todavía una moral formada por lo que se les debe enseñar unos trucos muy efectivos desde que son pequeños para que aprendan a disfrutar de la vida con calma y no se estresen ante las dificultades de la vida. La felicidad está en las pequeñas cosas y se debe disfrutar de ellas; de un paseo, un desayuno rico, una llamada inesperada… todo tiene solución y el anticipar el futuro sólo lleva consigo quebraderos de cabeza.

Los padres, aunque estén muy ocupados, deben mantener conversaciones constantes con sus hijos y establecer una relación de confianza que les permita expresarse con naturalidad, sin sentirse juzgados o inferiores.

Natalia Pérez García
Asesoramiento: Marián Rojas Estapé, autora del libro Cómo hacer que te pasen cosas buenas. OMS (Organización Mundial de la Salud)

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