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10 estrategias para evitar enfadarnos esta Navidad

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Enfadarse, tener rabia o ira se consideran emociones negativas que se pueden sentir a cualquier edad y en cualquier momento, incluso en Navidad cuando estamos rodeados de familiares y amigos a los que queremos. Estas emociones nos sirven para enfrentarnos a cualquier situación que consideremos injusta o con la que no estamos de acuerdo, pero en ocasiones evitar enfadarnos es lo más prudente..

Sin embargo, el enfado provoca cambios en la persona tanto fisiológicos como emocionales. Por un lado, nos aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial y a la vez, nuestro pensamiento se puede volver confuso, viendo las cosas poco claras, lo que puede comportar que actuemos de forma precipitada y descontrolada. Por ejemplo, agrediendo mediante palabras insultantes o físicamente, dando patadas y golpes.

¿Cómo se manifiesta el enfado?

La manifestación del enfado depende de la edad, de la madurez y del autocontrol que hayamos desarrollado. En la adolescencia, se plantean diversas situaciones que pueden provocar el enfado. Algunas son la presión social en las relaciones con los amigos y compañeros, la comunicación y comportamiento con los padres, el deseo de ser más independientes de éstos, la presión en los estudios que cursan, etc.

Estrategias para evitar enfadarse esta Navidad

Es importante que los padres estén atentos a las primeras señales de enojo de sus hijos e hijas, para así poderse anticipar y por otra parte, ellos mismos deben ejercer de modelos de autocontrol y tolerancia para resolver de la mejor manera estos enfados en la familia:

1. Los padres podemos ser unos buenos modelos, si nosotros aprendemos también a identificar y gestionar positivamente nuestras emociones.

2. Favorecer la empatía. Saber ponernos en el lugar o en el mismo punto de vista de nuestros hijos. Por ejemplo, el pensar que cuando nosotros teníamos su misma edad, ¿cómo nos sentíamos en la misma situación? y también ¿cómo era la relación con nuestros padres y otros adultos?.

3. Escuchar y responder cuando nos hayamos calmado después de haber tenido una discusión o situación tensa. Intentar cambiar una emoción negativa por otra positiva.

4. Tener sentido del humor. A todos nos ayudará el sentido del humor para valorar las situaciones, tomando mayor distancia y de una forma menos negativa.

5. De acuerdo con la edad que tengan, es importante que los niños y adolescentes duerman las horas necesarias. Dormir menos horas de las necesarias, de la misma forma que también nos pasa a los adultos, puede provocar comportamientos irritables y sentirse con menos energía para estudiar, etc.

6. Hacer ejercicio físico. Practicar algún deporte o ejercicio que les guste puede ser beneficioso para rebajar tensiones y controlar el estrés.

7. Establecer rutinas programadas de las cosas que tienen que hacer o colaborar en casa, como bajar la basura, comprar el pan, etc. De esta forma reduciremos posibles comentarios de «porqué lo tengo que hacer yo» y/o quejas por tener que hacerlo.

8. Ser realistas y flexibles, cuando les fijamos horarios y tareas por hacer. Les podemos flexibilizar el tiempo, si les cuesta cumplir con los horarios pactados. Una táctica puede ser avisarles 5 minutos antes, para hacer o acabar una tarea. Aunque si es cierto que deberá adaptarse a cumplir los horarios que previamente habremos pactados con ellos.

9. Dar las instrucciones claras y cortas, escuchándoles con mucha paciencia y calma y preguntarles de manera que no tengan la sensación de que les estamos interrogando.

10. Tener en cuenta que el futuro de los adolescentes es a corto plazo. Les supone un gran esfuerzo pensar en un futuro más a largo plazo, por ejemplo, del fin de semana próximo. Esto nos sirve para tenerlo en cuenta cuando les comentamos cosas como: «si no te esfuerzas estudiando, el día de mañana no conseguirás ….».

Mercedes Corbella. Psicóloga y diplomada en Trabajo Social.

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