Todos hemos experimentado enfados, pero a veces el enfado puede crecer y crecer, hacerse muy intenso y dominar nuestro interior y nuestra conducta, en esos casos el enfado se convierte en rabia o ira. La rabia es un estado emocional intenso que tiene efectos físicos como aumento del ritmo cardiaco, de la presión sanguínea y de los niveles de adrenalina y noradrenalina, y que puede hacernos estallar.
¿Por qué sentimos rabia? Del enfado a la rabia
La rabia es un estado emocional que forma parte de nuestro repertorio emocional, pero ¿por qué sentimos rabia? ¿Qué podemos aprender de la rabia? La rabia o ira es un estado emocional que aparece cuando no expresamos los enfados. Cuando tenemos el enfado en nuestro interior y lo dejamos ahí dentro, funcionando como una olla exprés. Dentro de nosotros el enfado afecta a nuestros pensamientos y sentimientos, altera nuestra visión del mundo y nuestra manera de sentir, interpretamos posibles amenazas y nos sentimos irritados. Hasta que llega un punto en el que todo estalla y aparece la rabia o ira.
La rabia provoca cambios en nuestro cuerpo, que nos predisponen para la acción ante una amenaza:
– El ritmo cardiaco y la presión sanguínea se aceleran.
– Aumentan los niveles de algunas hormonas como la adrenalina y la noradrenalina.
– Nuestro pensamiento se bloquea, y la rabia nos controla.
¿Qué podemos aprender de la rabia?
La rabia es un estado emocional que forma parte de nuestro repertorio de emociones habitual. Es normal y natural sentir enfado y cuando éste se deja en el interior es normal y natural que aparezca la rabia.
Este estado emocional aparece como reacción a situaciones que no están bien. La rabia nos aporta una información muy valiosa sobre nosotros mismos y nos enseña que no estamos gestionando bien nuestros enfados. Esto nos hace estar irritados, interpretar amenazas e incrementar nuestra crispación, sin dejar vías de escape.
La rabia nos provoca muchos daños porque un estado emocional que puede tener consecuencias devastadoras para uno mismo y para los demás.
Cuando tenemos rabia, explotamos con todo nuestro enfado, todo lo que tenemos dentro estalla y perdemos el control. Nuestro pensamiento se bloquea y nos da igual todo, nuestra emoción es desagradable y no somos capaces de mantener la calma. La rabia fuera de control puede hacer mucho daño a los que nos rodean y a nosotros mismos. La rabia puede ser muy destructiva, por eso es importante aprender a gestionarla de manera adecuada.
¿Cómo podemos gestionar la rabia?
La rabia es un estado emocional y al igual que las demás emociones forma parte de nosotros y es responsabilidad de cada uno. Es normal que asociemos la rabia a algo externo, pero el primer paso es aceptar la emoción y hacerse responsable de ella sin culpar a nadie. Recuerda que no somos responsables de lo que sucede o de lo que hacen los demás, pero sí de cómo reaccionamos nosotros mismos.
1. No te sientas culpable por sentir rabia, es un estado emocional que te aporta información.
2. Analiza tu rabia, ¿de dónde viene? ¿Por qué te sientes así? Deja que te permita aprender cosas de ti mismo y avanza.
3. Aprende a expresar tus enfados de forma productiva, no los dejes dentro de ti, afectarán a tu pensamiento y tu emoción y favorecerán la aparición de más enfados y de rabia. Se trata de desarrollar estilos de comunicación asertivos que te permitan expresar tus opiniones y defenderte desde el respeto a los demás.
Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende. Autora de la colección Estimular los Procesos de lectura y escritura.
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