En nuestra sociedad actual, cada vez más personas, especialmente jóvenes, reconocen la importancia de cuidar su salud mental. Si bien hace unos años ir a terapia podía percibirse como tabú o ser una señal de debilidad, hoy en día, es cada vez más común y aceptado. Las nuevas generaciones son más conscientes de la necesidad de tratar su bienestar, que de igual manera que el cuerpo se cuida también la mente, entendiendo que la mente y el cuerpo están profundamente conectados.
La terapia no es la única manera de cuidar la salud mental. Está demostrado que tener una vida plena, cuidar las relaciones personales, buscar espacios para la trascendencia, la fe, en aquellos que la practican, hacer ejercicio y ordenar las prioridades son muy beneficiosas para la salud. Pero en ocasiones, acudir a terapia puede ser la vía más adecuada para que una persona encuentre su camino para el cuidado emocional.
El estrés, la ansiedad, la presión social pueden generar un peso emocional, sobre todo en un mundo tan acelerado y conectado. Por eso acudir al psicólogo o ir a terapia puede ser una herramienta fundamental para manejar estos desafíos y encontrar un espacio seguro para el autocuidado.
Elena Calleja, psicóloga general sanitaria y autora del “Es tiempo de Esperanza. Cómo entender y sanar en Navidad” (Palabra, 2024) nos habla sobre la terapia y cómo puede ayudar a las personas a mejorar su bienestar general.
¿Cuál es la diferencia entre psicología y terapia?
Yo intento hacer una distinción entre terapia y psicología sobre todo por el rol que se suele atribuir al psicólogo, una figura de autoridad, miedo a veces, incluso de ir al psicólogo cuando ya tenemos muchos problemas. Y lo que quiero es concienciar que al psicólogo no hace falta que vayamos cuando ya estamos en el pozo o cuando ya estamos totalmente devastados, sino que tenemos que incluir la terapia en nuestras vidas.
No solamente existe la terapia psicológica sino que también existe la espiritual, la que hacemos con nuestros amigos, cuando aprendemos a tener relaciones sociales buenas, que es algo que aprendemos con la terapia psicológica; la terapia que hacemos con nuestros padres cuando tenemos una buena relación con ellos y sanamos heridas, que también lo aprendemos con terapia psicológica. La terapia con nosotros mismos cuando sabemos hablarnos bien y sabemos conocernos y entendernos. Yo creo que la terapia es todo aquel espacio seguro en el que podemos aprender a vivir y ser más felices.
¿Cuál ha sido el caso más desafiante que has tenido a lo largo de tu carrera profesional? ¿Cuál es el problema con el que más acude la gente a terapia?
El caso más desafiante que se me viene a la cabeza tiene que ver con la pornografía tiene que ver con un paciente que tenia muchas adicciones, la pornografía era la más latente pero tenía adicciones desde pequeño a un montón de cosas y sobre todo mucha tendencia a engancharse de una a otra, a esas adicciones porque tenia un gran vacío. Y fuimos poco a poco descubriendo que era lo que pasaba
En un principio, solo por pornografía intento derivar a expertos y profesionales que entienden perfectamente el tema de adicciones, que no es mi campo. Pero en este caso, es verdad que sí sabía que había algo de fondo, que estaba subyacente. Había un tema de abusos en la infancia, una familia debilitada y una ausencia de cariño y padres desde pequeño.
El tema por el que más viene la gente a consulta es por falta de amor. Ya sea falta de amor o de quiero formar una familia, creo que mi vocación es esa, y no encuentro a nadie o lo he encontrado y nos hemos separado o ha habido este problema. O estoy soltero, yo no quiero que sea mi vocación, pero parece que es lo que hay y no se como gestionarlo. Y heridas en el amor, también de los padres, que no han sabido hacerlo mejor, que podrían haberlo hecho mejor. Esa pareja de hace unos años que nos dejó una herida muy grande. Todos relacionados son el amor o la falta de él.
Las generaciones actuales cada vez tienen más la salud mental como algo prioritario en sus vidas. ¿Cómo ve ese auge de la salud mental poniéndolo por delante de todo?
Podemos cometer el error de convertir la salud mental en una moda. Y cuando se convierte en una moda, que es lo que puede estar pasando ahora, se convierte en algo nocivo en vez de ser algo bueno. Creo que todos hemos tenido problemas, todas las generaciones pero la información y la capacidad para esa terapia sí que está llegando ahora.
Por lo tanto, ahora, tenemos más facilidades para terapia y hay más información, y eso hace que sea un tema más hablado y podemos confundir con que sea más necesario. No creo que sea más necesario ahora que antes, creo que siempre lo ha sido. Pero la salud mental, como todo en esta vida, tiene su sitio y cuando tiene un sitio bueno nos ayuda, muy positivamente pero cuando lo convertimos en una moda o incluso en el centro de la vida, si sólo se tiene la dimensión psicológica como nuestro centro al final lo único que hacemos es dejar las otras áreas de lado y seguimos estando incompletos.
No todas las terapias son iguales, elegimos aquellas que están especializadas para abordar problemas específicos. ¿Qué te motivó a especializarse en terapia psicológica y cómo crees que esta especialización contribuye a resolver de manera más efectiva los problemas que enfrentan las personas?
Yo hago terapia cognitivo conductual. Existen muchos tipos de corrientes, ni peores ni mejores, dependen del paciente, de las necesidades y de la formación del psicólogo. Yo aplico la cognitivo conductual porque creo firmemente que solo con la parte cognitiva no es suficiente, es decir, tiene que hacer una parte conductual en la que animar al paciente a que tome responsabilidades de lo que haga. El hábito genera el cambio de vida. La parte conductual motiva y ayuda al paciente, mediante tareas o mediante estímulos, un poquito más, día a día, ese paciente puede ver los cambios y puede ser el sujeto activo de su propia salvación.
Ahora mismo estoy viendo sobre todo casos de ansiedad, apego, autoestima y también temas de duelo, pensamientos obsesivos. Toda la parte un poquito más de trastorno de las emociones, no me he querido meter en otros campos porque es super importante estar especializados, un paciente es una persona muy vulnerable y todo lo que nosotros, los psicólogos decimos, ellos lo modifican y lo guardan como un tesoro.
Me gustan las especialidades que veo que tienen mucho que ver con la parte de como yo reacciono ante las adversidades de la vida, y creo que la resiliencia es algo que nunca nos han enseñado a tener, nunca nos han enseñado a desarrollarla y a protegerla, la tenemos de base. Creo que para este tipo de pacientes y patologías la resiliencia es como un poco la base de todo.
La terapia clínica nos ayuda a estar bien con nosotros mismos, pero una parte fundamental de esta terapia la hacemos sin saberlo con amigos, familia, pareja. ¿Hasta qué punto pueden ser realmente efectivas las «terapias» que recibimos de nuestros seres cercanos?
Existe un rol para cada cosa. Tan importante es el terapeuta como el director espiritual o contar con los amigos, con los padres, con los hermanos, la familia. Se trata de que dentro de todo lo que tengamos en nuestra vida, cada persona tenga un rol en el que podamos hacer esa “terapia”.
Si yo no me llevo bien con mis padres, evidentemente mis amigos no pueden suplir lo que hablaría con ellos, pero sí que pueden ser una parte buena, yo si que puedo desahogarme con ellos, si que puedo hablar con ellos, si que puedo tener una terapia con ellos a nivel social. Pero eso nunca va a cubrir la herida que yo tengo por no poder estar bien con mis padres o por no tener una buena relación con ellos, y esas heridas el terapeuta se tiene que encargar, en terapia psicológica es donde las sanamos.
No se trata de sustituir uno por otro o de sustituir terapia psicológica por terapia con amigos. Uno es terapia y lo otro es “terapia”, yo creo que lo mejor es que cada persona que tengamos en nuestra vida sepa tener ese espacio y esa libertad para poder hablar las cosas y poder sabinar de diferentes maneras a las que se hace en sesión.
En muchas ocasiones se enfoca principalmente en el paciente, ya que es quien enfrenta el problema directamente. Sin embargo, ¿qué sucede con la red de apoyo que lo rodea, como familiares y amigos? ¿Cómo influye esta red en el proceso de terapia?
Aquí pasan varías cosas. La primera es que quizá muchas veces la familia no está involucrada porque no es consciente de lo que está pasando la persona; puede pasar que no sean conscientes o que no tengas herramientas.
Si no son conscientes, aquí viene la parte importante, hablar, es importante hablar, saber que es lo que te pasa y ponerle nombre y apellidos para poder verbalizarlo y para poder pedir ayuda. Y cuando faltan las herramientas, no podemos dejar nuestra salud en manos de los demás en este aspecto. Como persona si tengo un conflicto tengo que enfrentarme a mi familia, amigos o una red social en concreto yo tengo que saber cuales son mis herramientas, desde mi responsabilidad. Yo no puedo estar esperando a que los demás actúen para que esté mejor, la mayoría de pacientes cuentan con esa red de apoyo o de amistad. Además de haberlo hablado y haberle puesto nombre y apellidos a lo que les pasa mejora mucho, solos todo es peor. Con ayuda siempre es mejor.
En una persona existe la psicología, pero también juega un papel super importante lo emocional. La fe para un creyente es uno de los pilares fundamentales ¿En que sostiene alguien emocionalmente si no tiene la fe?
Yo quiero pensar que para los cristianos nuestra vida espiritual está muy vinculada a la parte emocional, esto cuando tú no tienes esa parte emocional ligada a la creencia si que tienes una espiritualidad. Todo el mundo tiene una espiritualidad que tienen que trabajar y desarrollar, esa espiritualidad se puede basar en un montón de cosas, de hecho muchas veces la espiritualidad puede ser incluso tus valores, tu familia, la cosa es que esté bien enfocado y bien trabajado.
Y para estas personas que van a terapia también tienen que trabajar esa espiritualidad para que cuando ellos no están bien, para que cuando ellos no que hacer o cuando no sepan por donde tirar en la vía tengan esa parte de espiritualidad, que no deja de ser un poco ese consuelo y esa forma de tener un sentido de la vida en el que se puedan refugiar, al igual que los cristianos que se refugian en Dios.