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Depresión, una de las minusvalías más extendidas en el mundo

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La depresión afecta más a los jóvenes, ancianos y mujeres embarazadas
Foto: ISTOCK Ampliar foto

La tristeza es uno de los peores sentimientos por los que puede atravesar una persona. Sumirse en este estado profundo y sentirse sin ganas de nada es algo terrible y que termina afecta al día a día de las personas como podría hacer cualquier otro problema de tipo físico como la rotura de una pierna. De hecho la depresión está catalogada como una de las minusvalías más extendidas del mundo.

Así lo indica la Organización Mundial de la Salud, quien advierte del aumento de los casos de desórdenes depresivos en los últimos años. Un problema que crece día a día y que hace que el ritmo de vida se altere de una manera que hace que las personas no puedan salir adelante sin la ayuda de un profesional.

Crecimiento del 18,4%

Los datos que se manejan señalan a un aumento del 18,4% de las personas que tienen desórdenes depresivos desde el 2015. En estos últimos años, se han registrado un total de 322 millones de personas con este tipo de problemas, lo cual ha redundado de forma impactante en la producción ya que se cifra en 1 billón de dólares anuales las pérdidas por culpa de esta enfermedad.

Los grupos que más son afectados por la depresión son las mujeres (especialmente durante su embarazo y postparto), los jóvenes y los ancianos. También existe un gran número de jubilados que tienen estos problemas. En definitiva, el patrón común en los casos de esta enfermedad es el de enfrentarse a etapas de cambios en la vida. Situaciones en las que las personas se vuelven más débiles a nivel emocional y vulnerables.

«Cuando perdemos el trabajo o perdemos a nuestra pareja nos volvemos más débiles, más sujetos a enfermedades físicas y desórdenes como la depresión se convierten en más comunes», explica el doctor Dan Chisholm, del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS.



Detectar la depresión

Como se ha dicho, los adolescentes son uno de los grupos que más son afectados por la depresión. Por ello se hace necesario tratar de encontrarla a tiempo para comenzar a tratarla cuanto antes ya que como en toda enfermedad, ganar tiempo es muy importante para conseguir éxito en la cura:

Irritabilidad, cualquier cosa le molesta y por ello tiene graves enfados-Tristeza, llanto frecuente y repetido a lo largo de los días.
Sentimientos de inutilidad, el adolescente cree que no sirve para nada.

Ya no se ríe tanto con lo que antes hacía y su actitud frente a las actividades que antes le gustaba ha tomado un tono negativo.

Cansancio regular, aun cuando duerme las horas necesarias.

– Ya no pasa tanto tiempo con sus amigos, se recluye en su mundo y evita las salidas con sus amigos.

– Se echa la culpa de todo lo malo que ocurre en casa.

– Se queja de que le duelen zonas del cuerpo y no existen evidencias médicas de problemas.

– De repente empieza a sacar malas notas y tiene dificultades para
concentrarse.

Menos apetito. También puede suceder al contrario ya que muchos adolescentes encuentran en la comida un consuelo.

Si se observan cualquiera de estos síntomas, en primer lugar los padres tendrán que hablar con el adolescente. Buscar un momento en el que sentarse con él y explicarle que siempre va a encontrar apoyo en la familia, con quien puede desahogarse y contar todos sus sentimientos. También conviene recordarle que él no es el culpable de los males que suceden a su alrededor y que no puede vivir con ese sentimiento.

El siguiente paso será pedir cita con un especialista para que este sea el que hable con el niño y vea hasta qué punto el adolescente está afectado por esta depresión. Será este médico quien decida el tratamiento correcto, y cuanto antes se empiece este, menos se complicará este problema y menos efectos negativos tendrá sobre la vida del joven.

Este tratamiento dependerá de la edad del adolescente, el número de síntomas presente y de si ha habido o no antecedentes familiares. Los medicamentos que se utilizan para tratar estos problemas normalmente son los antidepresivos de tipo ISRS, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, que son muy seguros. También se puede recurrir a la psicoterapia de tipo cognitivo-conductual.

Damián Montero

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