Uno de los momentos más dolorosos por los que están atravesando las familias, no sólo en España sino en todo el mundo, es la imposibilidad de despedirse de sus allegados fallecidos a causa del coronavirus. La agresividad y letalidad que está demostrando esta pandemia en algunos focos de infección y franjas de edad ha llevado a las autoridades sanitarias a tomar la decisión de aislar los cadáveres e impedir los tradicionales velatorios.
Esta decisión, impecable desde el punto de vista epidemiológico, está aportando, sin embargo, una gran carga de dolor añadido en las personas afectadas. El fallecimiento inesperado de alguien cercano ya supone de por sí un shock emocional. Si le añadimos la impotencia de no poder despedir a nuestro ser querido, sumamos a nuestro estado de ánimo tristeza, frustración, rabia, sensación de vivir una injusticia y ansiedad.
Estrés postraumático y duelo no elaborado
Pilar Conde, psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen, afirma que «el cóctel de emociones y pensamientos negativos puede derivar en alteraciones del sueño, del estado emocional y en estrés postraumático y duelo no elaborado».
El estrés postraumático (TEPT) aparece cuando el individuo ha experimentado o ha sido testigo de un evento o situación traumática, como un desastre, un accidente y, por supuesto, una muerte inesperada. «La actual pandemia puede ser también motivo del llamado TEPT, puesto que añade factores como el miedo a ser contagiado o a que lo estén otras personas de nuestro entorno cercano», añade esta psicóloga.
El duelo no elaborado, que se produce cuando las personas no pueden despedirse de sus seres queridos, impide el correcto proceso de despedida que debemos hacer cuando alguien cercano muere. Si no admitimos, asumimos y comenzamos a vivir con la pérdida podemos tener problemas psicológicos asociados.
Símbolos de despedida
Ante la imposibilidad de realizar el tradicional velatorio y posterior entierro o cremación rodeados de seres queridos, Pilar Conde recomienda «adoptar símbolos sustitutivos, que nos permitan expresarnos, ya que el símbolo no sólo nos ayuda a procesar la pérdida y a expresar las emociones, sino que además, y muy importante, sirve para validarlas en el contexto social».
Cada persona debe, en este caso, y a falta de manifestaciones colectivas de duelo y actos de homenaje, crear sus propios rituales y celebrarlos estos días en la intimidad del hogar. Estos son algunos ejemplos:
– Escribir una carta de despedida. Esta carta se puede, si se quiere, leer después delante de los demás y expresar así nuestro recuerdo y homenaje.
– Ceremonia online. Cada familiar puede algo (una foto, un recuerdo…) y comentarlo en el entorno de casa o ampliar esta pequeña «ceremonia» con los allegados online.
– Símbolo de recuerdo. Se puede utilizar una pañuelo blanco, en el que cada familiar escriba algo relacionado con quien ya no está. Después se puede guardar o bien colgarlo como símbolo de dolor en balcones y ventanas.
– Dibujos. Los más pequeños, pueden realizar dibujos, y si quieren ponerlos en la ventana o dentro de la casa.
Explicaciones a los niños
En relación a los niños, Pilar Conde recuerda que «hay que explicarles lo sucedido, a pesar de que nos duela. Nuestra obligación es integrarles en la pérdida, contándoles que su familiar ha fallecido y que no lo volveremos a ver. En cuanto a las causas es necesario evitar que tengan miedo a la enfermedad en el futuro, por lo que hay que dejarles claro que quien nos ha dejado estaba muy, muy grave. Hay que escucharles y decirles que llorar es normal, siempre desde la seguridad y la protección».
Pilar Conde. Psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen
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