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5 consejos para vivir de forma más positiva

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Acaba un año y comienza otro. Si has hecho, con más o menos intensidad, un balance de tus logros, eso es bueno, porque facilita poder mantener y avanzar desde aquello que eliges que te hace bien. Y será un objetivo generoso… cuando se tiene familia la tendencia es plantearse objetivos que faciliten mejorar la convivencia familiar y el bienestar de cada uno de los miembros de la familia.

Al hacer una pequeña revisión de los cambios que valoras importantes para vivir de forma más positiva en el hogar suele ser más fácil desechar aquello que se quiere cambiar. Así se provoca un «ensayo-error» improvisado y es posible experimentar con nuevas formas de hacer las cosas.

¿Cómo cambiar para vivir de forma más positiva?

Para ti como madre, o padre, a la vez que educadores de referencia de tus hijos, a veces resulta impensable cambiar el rumbo en el día a día porque ya bastantes obstáculos te puedes encontrar para acabar el día cubriendo todas las responsabilidades con una estructura marcada: los horarios del colegio, el trabajo, actividades extraescolares, hacer los deberes, hacer en algún hueco la compra, momento de la ducha, recoger, preparar la cena… un sinfín de tareas y rutinas antes de acostarte y descansar.

Pero, ¿te has planteado que quizás puedas vivir de forma positiva mejorando la forma en que asumes todas las responsabilidades para dar un giro positivo a la actitud con que las haces? Somos generadores de cambio y aprendizaje en nuestros hijos por impacto. Todo lo que hacemos y la manera en que lo hacemos tiene más influencia en ellos que los mensajes que les transmitimos.

Y de manera inconsciente puedes enseñar a tus hijos a tener una actitud más positiva ante la vida siendo más consciente de tu modo de pensar.

Pensar de forma más positiva

La necesidad de sentirse bien es la que impulsa nuestros mecanismos y procesos mentales para asumir una actitud madura hacia la necesidad de cambio de perspectiva ante nuestra propia realidad personal.

Aquí tienes 5 consejos para mejorar la actitud y tener un pensamiento más positivo que equilibra la coherencia entre lo que hacemos, sentimos y pensamos:

1. Cambiar hábitos y creencias negativos. Aquello que nos lleva a pensar de forma desconfiada, estar siempre alerta o de malhumor por no ver nuestras expectativas cumplidas. En la mayoría de las ocasiones esto tiene que ver con una manera de pensar impuesta que seguramente nos enseñaron otras personas sobre cómo deben ser las cosas, desde otras realidades y contextos. Con la aceptación nuestros hábitos estarán más predispuestos a los cambios, evitando así la cerrazón y la frustración, ya que no todo lo que sale distinto a lo planificado supone un fracaso.

2. Mantener una postura abierta. Cada uno en la familia tiene su propia identidad, con sus gustos, preferencias, necesidades, miedos y virtudes. No podemos esperar que los demás piensen igual que lo hacemos nosotros ni que hagan las cosas del mismo modo para llegar al mismo objetivo. Debemos estar abiertos a recibir a los demás tal y como se expresan.

3. Ser agradecido. Agradecer aquello que nos ocurre y que nos hace vivir experiencias agradables. El hecho de estar en todas las circunstancias que nos traen nuevos aprendizajes, valorar las personas que aparecen en nuestras vidas y que nos aportan un sentido valioso a la relación con los demás, a sentirnos especiales y únicos por ser un miembro más de la vida. No solo es cuestión de pedir a la vida, también hay que aportar.

4. Reconocer el ambiente y las personas que nos rodean. A veces nos envolvemos en sensaciones negativas que nos contagian esa misma sensación en diferentes áreas de nuestra vida, olvidándonos de todo aquello bueno que nos pasa y de las personas que nos acompañan y nos ofrecen una nueva visión de la vida. Hacer un reconocimiento consciente a todo aquello que tiene significado para nosotros ayuda a vivir desde la gratitud y positivismo (que no optimismo, sino ver el lado positivo de lo que cada uno tenemos y aportamos)

5. Trabajar con nuestro cuerpo como un instrumento más de nuestra mente. Cuerpo y mente están plenamente conectamos. Cuando nos sentimos bien físicamente, nuestra mente piensa de una forma más sana y nos invita a tener actitudes de autocuidado y generosidad, sintiendo mayor bienestar que cuando estamos conectados solo con una de las partes. Somos un todo, que fluye con el equilibrio, como un sistema complejo: cuando algo no va bien afecta a todo el funcionamiento orgánico. Puedes también tomarte tiempos durante el día para ti, para respirar con consciencia, para reflexionar y para sentir tu cuerpo.

Cuando generes todos estos cambios verás que los beneficios actúan de forma inmediata. Y tus hijos verán en ti el faro al que les guste acudir cuando necesiten algo de luz en sus dificultades.

Marisol Nuevo Espín

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