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Claves para una buena conexión emocional con tus hijos

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A menudo no somos conscientes de nuestra forma de hablar o de actuar hasta que lo vemos reflejado en nuestros hijos, un día observamos como juega con sus muñecos reflejando lo que conoce: ¡venga! ¿vamos que llegamos tarde!, ¡date prisa!.. luego le da de comer y… ¡venga, que tenemos que ir al parque!…

Llevamos un ritmo muy frenético entre el trabajo, el colegio, las extraescolares, la compra, las revisiones médicas, la familia… No nos concedemos ni un minuto al cabo del día para disfrutar y hablar con ellos.

La conexión emocional con nuestros hijos es muy importante ya que le proporcionamos un espacio de seguridad, donde tu hijo puede expresar y sentir con libertad aquellas cosas que le ocurren durante el día. Si no le proporcionamos estos momentos de escucha activa y de empatizar con lo que le está sucediendo, se corre el riesgo que su nivel de frustración aumente al igual que su inseguridad y baje la autoestima. Favoreciendo en él la aparición de muestras de comportamientos inadecuados, rabietas, rabia incontrolada, irritabilidad….

Cuando les damos a nuestros hijos ese tiempo de conexión emocional, esos momentos donde le vemos, le sentimos y estamos con ellos, les estamos proporcionando herramientas para liberar emociones y frustraciones, entonces va estar capacitado para superar esa situación y pasar a otra o buscar opciones para resolverla.

Claves para realizar una buena conexión emocional

– Ante un conflicto o rabieta, intentar ver cual es la necesidad no satisfecha que está detrás de esa conducta inadecuada. Por ejemplo: sueño, hambre o cansancio etc.

– Respirar profundamente para centrarnos en la situación y poder escuchar de manera empática a nuestro hijo.

– Conectar visualmente , colocarnos en frente, a su altura.

– Validar las emociones y sentimientos que está viviendo, por ejemplo: está llorando porque su hermano le ha quitado un juguete. Validación: veo que estás muy enfadado con Juan porque te ha quitado el juguete. Es un fastidio cuando tienes algo que te gusta mucho y te lo quitan sin pedírtelo con educación. Seguro que estabas divirtiéndote mucho jugando con él. Menuda rabia ¿verdad?

– Permitir que llore, que muestre su enfado acompañándole en todo momento, de esta manera se dará cuenta de que enfadarse no es malo, que todos tenemos esos sentimiento a veces . Lo único que hay que saberlos expresar bien y canalizarlo de forma sana.

– Darle opciones para que canalice eso que siente a través de pintar su enfado, gritar encima de un cojín, pequeña relajación, con cosquillas… A través de la risa se libera mucha tensión al igual que con el llanto.

Una vez que se ha conseguido una buena conexión emocional, nuestro hijo se va a sentir escuchado, principalmente, y aceptado de manera incondicional. Gracias a estos vínculos comunicativos que se crean con ellos, según van creciendo, se van fortaleciendo.

Cuando hay una buena comunicación hay menos discusiones y enfados tanto en la infancia como en la adolescencia. Y adquieren herramientas fundamentales para comunicarse y resolver conflictos con sus iguales.

Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria. Especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende.

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