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Alicia Aradilla: «La normalidad a la que volveremos tras el coronavirus será distinta»

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El miedo al coronavirus, a enfermar, a temer por la salud de nuestra familia y nuestros seres queridos, la preocupación por el futuro, por nuestros empleos, por nuestros exámenes… está afectándo a la sociedad a todos los niveles. Hablamos con Alicia Aradilla, Socióloga y experta en Neurolingüística sobre cómo prepararnos para volver a la normalidad.

La autora del libro Las palabras que nos habitan cree que existen muchos caminos para superar la crisis personal del coronavirus, pero el más rápido y accesible es estar en el presente porque la mejor manera de evitar preocuparse por el futuro es centrarse en el momento presente actuando según nuestras creencias, valores y comportamientos. Ellas son las columnas de nuestra identidad y el primer paso de nuestros pensamientos y actos. 

El Covid-19, ¿será una excusa o una motivación? Cada persona decidirá en función de su nivel de cuota de responsabilidad individual.

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El coronavirus y su impacto en la sociedad

P. ¿Existe ya un estigma social por el coronavirus? ¿Cómo se está viviendo y qué soluciones tiene?
R. El poder de las palabras es evidente. Hasta la OMS, es consciente, es por ello, que rebautizó el virus con el nombre de Covid-19, para evitar la estigmatización de la zona de China donde empezó. La OMS, máxima autoridad en la salud mundial, presta mucha atención al lenguaje oficial, porque sabe que forma parte -importante- de cuidar la salud.

P. La preocupación por el coronavirus nos tiene en ascuas, ¿y si yo soy el siguiente? ¿Y si no salgo de ésta?
R. Estamos en una situación de incertidumbre inédita. Las preguntas que nos hagamos determinarán mucho nuestro estado anímico, que repercute directamente en nuestro sistema inmunológico, y como sabemos en estos momentos de contagio es crucial. Preguntarnos ¿qué recursos hay dentro de mí que pueden ayudarme a vivir esta situación?, ¿qué reordenación de mis valores provoca esta situación? Llevarán a la persona a otros lugares emocionales internos, más útiles y además, más agradables.

P. ¿Qué pasará con mis hijos, con mis padres… si caigo enfermo/a?
R. Lo importante no es, si te haces la pregunta o no. Sino desde qué lugar emocional la haces. Si la haces desde un formato de: prevención, organización logística, estrategia de recursos disponibles, para organizar tu entorno, te sentirás más tranquila y relajada, pero si la haces desde un lugar fatalista, además de no obtener respuestas útiles, quedarás sumida en estados emocionales aflictivos.

P. ¿Cómo aceptar que mis mayores, los ancianos de mi familia, pueden faltarme antes de tiempo?
R. ¿Qué fecha hay en tu mente? Cuando dices «antes de tiempo». Ese «antes de tiempo» es una construcción mental basada en la expectativa y de baja inteligencia emocional. Desde un punto de vista lógico-racional, sabemos que no podemos elegir fecha para la muerte propia y ajena. Algunas personas, no saben o no pueden asumirlo. Este cóctel que combina: percepción de la realidad, expectativas y creencias culturales subconscientes me temo que no nos gustará su sabor, ni nos va a sentar bien (si me permites la metáfora).

P. ¿Cómo debo preparar a mis hijos después de esto para volver al cole?
R. En primer lugar, preparándote tú. Para ello, cuida tus estados emocionales, ya que los niños, los detectan rápidamente y tu lenguaje hacia ellos. Los niños de 0 a 6 años, cuando están en el periodo de sociabilización primaria, por decirlo de manera poética, no tienen piel emocional, su piel es la misma piel emocional de sus adultos de referencia. Así que cuidar tu mundo interno es la mejor manera de crearles un mundo externo saludable para ellos.

P. ¿Qué recursos psicológicos y sociológicos tengo para volver al trabajo con normalidad, volver a usar el transporte público, entrar en un bar o en un restaurante… sin miedo?
R. Esa pregunta conlleva el implícito latente, de que «las cosas volverán a ser como antes o como yo las percibía antes». Esta situación está suponiendo un cambio de paradigma tan importante que la normalidad a la que volveremos, será distinta. Recordar que esa normalidad la creamos persona a persona en nuestros entornos inmediatos, como el lugar de trabajo, el cole de los niños, las relaciones familiares o sociales.

Debemos pensar en ¿qué puedo aportar yo -sólo yo- al mundo que quiero ver cuando pase la crisis sanitaria?

El gran reto está que para llegar a esa pregunta de manera natural. La persona ha de tener una identidad narrativa bien construida, y aunque es básica para vivir estas situaciones y superarlas, lamentablemente, no es habitual.

P. ¿Cómo evitar no tener miedo a una segunda oleada por coronavirus?
R. Es lo que se denomina «ansiedad por anticipación». Si llegara la situación de una segunda oleada, hemos aprendido mucho en la primera, así que la afrontaremos con más recursos individuales y colectivos.

P. ¿Qué hago si he perdido mi empleo o mis ingresos por el coronavirus?
R. Esta situación puede vivirse desde muchas perspectivas. Desde vivirlo como una gran calamidad o cómo una oportunidad que no nos atrevíamos a darnos a nosotros mismos y nos la regala esta situación tan atípica. Recordemos que la perspectiva que tome cada persona está más relacionada con su inteligencia emocional que con la situación económica. Tener una economía precaria ante la situación de perder el empleo, puede ser una gran motivación de superación o de depresión.

P. Voy a suspender… ¿cómo afrontar que tengo que repetir curso por el coronavirus?
R. Si la persona se hace esta pregunta, en estos días, realmente tiene una situación excepcional, para hacerse un buen plan de estudios, cumplirlo y aumentar las posibilidades de aprobar.

P. ¿Cómo superar la depresión por el aislamiento y el confinamiento en casa?
R.
Estar confinado en casa no es sinónimo directo de estar aislado. Porque estar solo en casa tampoco es sinónimo directo de soledad. Son percepciones construidas mentalmente. Es un buen momento para estar en nosotros mismos, para la introspección y el autoconocimiento.

Somos una sociedad excesivamente atenta a los estímulos externos y ahora no sabemos estar en nosotros mismos.

Mientras redacto estas líneas, algún vecino de mi calle, masculino, con voz joven, está gritando desde su ventana “Me aburro”. Como persona y más cómo socióloga, siento desazón al escucharle. No nos hemos ocupado de crear un mundo interno resiliente, inteligente emocionalmente, con recursos mentales y emocionales. Ahora, estar 30 días en casa, lo percibimos como insoportable. Es un mal indicador sociológico. Estamos a merced del estímulo externo, que además en la mayoría de ocasiones, tiene como objetivo, nuestro consumismo.

P. ¿Cómo podemos entender esta situación de alarma sanitaria como una oportunidad?
R.
Esta situación nos está dando la oportunidad de desarrollarnos y crecer como personas, en nuestra dimensión más íntima y profunda: nuestra identidad narrativa. La mayoría de personas, como el joven que gritaba “Me aburro”  ni tan siquiera puede intuirlo. Sólo vemos lo que sucede en las pantallas (WhatsApps con sus memes, tele con sus noticias, o todas las iniciativas ofertadas on line) mientras no prestamos atención a  ¿qué está pasando en la pantalla de mi mundo interior?, ¿qué película me estoy contando a mí mismo?; ¿qué me sucede cuando intento saber algo más de mí?; ¿puedo estar en silencio mental por unos minutos?, ¿cómo afecta a mi estado emocional el silencio externo?; ¿soy capaz de estar en silencio y sin estímulos externos?, ¿qué produce en  mi interior esa necesidad imperiosa de compartir mi aburrimiento? Creo que esta situación es un indicador de múltiples caminos a seguir, para seguir con nuestras vidas. Elegir es una responsabilidad individual. Sumando responsabilidades individuales, crearemos una responsabilidad colectiva que creará el mundo que queremos ver cuando volvamos a la normalidad.

Marisol Nuevo Espín

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