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Vacaciones en pareja: recupera la emoción

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A veces confundimos descansar con no hacer nada. Y aunque en vacaciones es imprescindible bajar de revoluciones, no hacer nada puede resultar perjudicial, porque genera sensación de apatía y, desde luego, no hace propicio pasar tiempo en familia.Vivimos más metidos en la pantalla de nuestro móvil que en la mirada de las personas que tenemos a nuestro alrededor.

Debemos imponernos un mayor autocontrol en el uso de las nuevas tecnologías durante el verano. Notaremos que empezamos a disfrutar de los que tenemos cerca.Una idea para sacar un hueco el matrimonio es conseguir una buena película que guste a nuestros hijos y preparar una cena especial solo para dos en casa. No hacen falta grandes lujos. Basta con que se note que se ha elegido con más cariño.

Vacaciones con V de vitaminas para tu pareja

Vitamina 1. Pasar tiempo en pareja
Si revisamos cuáles han sido las conversaciones de los padres a lo largo del curso escolar, en la mayoría de las ocasiones reducidas a meros intercambios de breves mensajes por Whatsapp, descubriremos que se componen sobre todo de indicaciones de carácter práctico tales como «Hay que recoger a Juan a las 19 que termina fútbol», «acuérdate de la tutoría de María» o «compra una lechuga de vuelta a casa». Que los padres estén bien es el fundamento para que la familia esté bien.

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Pero para lograrlo es necesario cuidar el matrimonio. Hemos escuchado muchas veces que tenemos que dedicar tiempo a la pareja, sin hijos. Pero encontrar esos momentos durante el curso no es tarea fácil porque las agendas están tan ajustadas con las de los hijos que la vida parece una carrera de relevos. En verano es más sencillo. No hace falta pensar en planes que requieran de un dinero del que carecemos, como salir a cenar y dejar a los niños con una cuidadora. Basta con tener un poco de imaginación.

Proponemos algunas ideas:
– Conseguir una buena película que guste a nuestros hijos y preparar una cena especial solo para dos en casa. No hacen falta grandes lujos. Basta con que se note que se ha elegido con más cariño.
– Aprovechar que tenemos cerca de la familia extendida. Los tíos y los abuelos están deseando quedarse con nuestros hijos. Y nosotros disponemos de un rato solos.
– Buscar planes con los que los niños estén entretenidos un rato. Podemos localizar unas clases de algún deporte que les guste y aprovechar el tiempo que estén en esa actividad para charlar en pareja.

Vitamina 2. Tiempo para cada uno
Los roles que nos toca desempeñar durante el curso son muy diversos y encasillados: las tareas del hogar, la atención a los hijos, el trabajo fuera de casa, los deberes escolares, las actividades extraescolares… En todos estos quehaceres intentamos dar lo mejor de nosotros mismos pero nuestro nivel de exigencia es tan alto que nos olvidamos de ser nosotros mismos. 

El verano es un buen momento para que cada uno dedique tiempo a lo que desea. Para los hijos serán los amigos, los videojuegos o leer unos cómics. Quizá a alguien le encante la jardinería, dedicar un rato a un deporte o pintar otra vez el salón. Es importante que todos los miembros de la familia se esfuercen por propiciar que los demás puedan disponer de ese tiempo propio, de esa actividad con la que se sienten especialmente ellos, libres de los encorsetamientos que provocan los roles establecidos.

Cuando organizamos cada jornada la tarde anterior, conviene tener en cuenta que haya quedado espacio para estos tiempos propios en los que cada uno pueda experimentar su crecimiento personal.

Vitamina 3. Más flexibles y menos perfeccionistas
Llevamos meses sometidos a los horarios, a tablas de reparto de tareas y al necesario control de calidad para que la casa funcione como un reloj. Pero en verano debemos aprender a ser algo más flexibles. No significa perder por completo todos los horarios o dejar de hacer las tareas encomendadas, sino evitar agobiarse si, por alargar un bonito momento en familia, comemos un poco más tarde o no hemos podido poner la lavadora que teníamos prevista.

Para evitar grandes sobresaltos y que todos disfrutemos de las vacaciones, es bueno establecer un modelo de actividades de la casa que tendrá que realizar cada uno desde el principio. Y debería ser más flexible que el del resto del año. Así, si normalmente nos exigimos pasar el polvo a diario, quizá debemos aprender a hacer un poco la vista gorda en el verano. Eso nos restará no solo trabajo sino también ansiedad.

Vitamina 4. Descansar con otro cansancio
A veces confundimos descansar con no hacer nada. Y aunque en vacaciones es imprescindible bajar de revoluciones, no hacer nada puede resultar perjudicial, porque genera sensación de apatía y, desde luego, no hace propicio pasar tiempo en familia. Para descansar del trabajo, del curso, del agobio que nos ha podido generar la vida cotidiana, es mejor cansarse con otro cansancio. No se trata de obsesionarse con llenar el día de numerosas actividades, sino de hacer planes que, mientras dejan tiempo libre y permiten recuperar el sueño perdido, entretengan a toda la familia y eviten el aburrimiento.

El problema de los momentos aburridos es que se pueden utilizar mal. Si tenemos hijos pequeños o adolescentes y dejamos demasiado tiempo de ocio, es fácil que acaben ‘enganchados’ a videojuegos o a las tabletas, que vean demasiada televisión y eso genere que después no quieran realizar ninguna actividad. Podemos aprovechar para disfrutar del aire libre, de excursiones y deportes que nos harán sentir mejor, compartir momentos en familia y descansar más a gusto.

Vitamina 5. Desconectar literalmente
Niños, adolescentes, jóvenes y adultos hemos caído en las redes de las redes, de Internet, del WhatsApp, de los correos electrónicos. Sabemos que esa potente capacidad comunicativa que albergan nuestros dispositivos digitales nos impide, en muchas ocasiones, disfrutar del resto del mundo.

Vivimos más metidos en la pantalla de nuestro móvil que en la mirada de las personas que tenemos a nuestro alrededor. Por eso, y no solo por una prudente y necesaria desconexión del trabajo, debemos imponernos un mayor autocontrol en el uso de las nuevas tecnologías durante el verano. Notaremos que empezamos a disfrutar de los que tenemos cerca. Nos convenceremos de que ya no hace falta ir con el móvil a todas partes porque no esperamos la llamada de nadie importante, ni estamos nerviosos por que nos avisen de la enfermería del colegio.

Además, desconectar permite enfocar la atención hacia otros asuntos y conversaciones y libera la mente de preocupaciones que en ese momento no nos corresponden. Descubriremos que nos queda mucho tiempo disponible para plantearnos las cuestiones que de verdad importan, para meditar, para rezar, para dar gracias y para disfrutar de lo que tenemos alrededor.

María Solano

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