Nuestra sociedad ha pasado por una fase de estrés agudo por el confinamiento, y ahora en la nueva normalidad volvemos a tener que adaptarnos a una situación diferente. En el confinamiento, la relación de pareja se puso a prueba en esta situación extraña despertando lo mejor y lo peor de nosotros. En la nueva normalidad aunque se puede volver a tener contactos fuera de la pareja o de la familia, están limitados.
Estar confinado es una situación excepcional que puede ser vivida por los miembros de la pareja con mucha angustia. Normalmente, desarrollamos una vida dentro de la pareja y una vida con otras personas importantes fuera de la misma. En el confinamiento, la vida en pareja estuvo limitada a una intensa intimidad que se podía paliar con alguna llamada, con la utilización de las redes sociales o con videollamadas a amistades y familiares, pero no supone lo mismo que tener un contacto presencial.
Se impuso una obligada convivencia en el confinamiento, privándonos de libertad para decidir cuánto contacto queremos tener con nuestra pareja.
Estar en cuarentena en esta intensa intimidad puede significar un desnudo emocional, a la vez que una exposición. Hay parejas a las que les puede servir para darse cuenta de que forman un gran equipo, pero habrá parejas a las que la situación les haga sacar su parte más oscura. En China se dispararon las tasas de divorcio después de la cuarentena probablemente por someter a la institución de la pareja a esta intensa convivencia.
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Ideas para estrechar vínculos con nuestra pareja
En los vínculos, todas las personas oscilamos entre querer tener nuestro propio espacio y compartir ese espacio con los demás. Cada persona necesita un contacto determinado que viene marcado por su pasado, por de dónde viene, y por las costumbres que se tengan en las familias de origen.
La comunicación nos sirve para poder expresar nuestra necesidad de contacto con los demás y es la mejor herramienta que tenemos. Algunas recomendaciones básicas son:
– Identificar cómo nos estamos sintiendo y averiguar qué es lo que estamos necesitando. A veces nos cuesta saber qué es lo que necesitamos y hasta que no tenemos un conflicto no nos damos cuenta.
– Hablar con el otro sobre las necesidades que podemos tener. Si no las expresamos claramente, aunque nuestra pareja nos conozca, le exponemos a que tenga que adivinar lo que pensamos.
– Escuchar las necesidades de la otra persona hasta que las podamos entender. Hacer una escucha activa donde tengamos en cuenta qué nos está diciendo. Si no incluimos la necesidad de la persona, puede dar lugar al conflicto.
– Intentar llegar a acuerdos. Llegar a acuerdos muchas veces significa que las dos partes tienen que renunciar a sus ideas iniciales para ceder. Si imponemos que lo nuestro es lo mejor, no estamos favoreciendo llegar a un acuerdo. Querer llevar la razón nos aleja de encontrar acuerdos. A veces, hay que abandonar el querer tener la razón para encontrar una solución.
Los conflictos de pareja al estar confinados
Estar confinado y adaptarte a esta nueva situación no es fácil. Todo lo que hemos vivido en esta situación puede generar rabia y enfado, y podemos desplazar esa rabia y enfado hacia las personas que tenemos más cerca. Tener conflictos es necesario en la pareja para conocerse. Cuando tenemos una pareja, darnos cuenta de que no somos iguales, puede ser causa de conflictos.
Descubrir que somos diferentes suele generar discusiones, y también nos da la oportunidad de proporcionarnos el aprendizaje de buscar recursos creativos para llegar a acuerdos en la pareja.
Es importante estar en los buenos momentos y también descubrirnos en los no tan agradables.
Cuando nos enfadamos, se suele ver en la otra persona solo esa característica que nos molesta. Por ejemplo, sólo vemos que es desordenada, o demasiado meticulosa, o perezosa, o demasiado directiva, o que le da igual todo, etcétera. Toda la persona queda reducida a una única e irritante característica.
Desactiva tus conflictos de pareja
Una buena forma de desactivarlo consiste en darnos cuenta de que esa persona no sólo tiene esa característica que tanto nos enciende. Se trata de ampliar el foco a las demás características que nos hicieron elegirla como pareja.
La flexibilidad nos puede ayudar a trascender esas situaciones difíciles a las que nos puede llevar el exceso de convivencia no elegida. La rigidez del enfado solamente nos puede llevar a posturas dicotómicas en las que lo único importante es si yo llevo razón o no, quitando espacio al nosotros que, al fin y al cabo, es la pareja.
No es nada fácil manejarse en los conflictos de pareja, pero cada pareja está obligada a buscar algo que le pueda funcionar si quiere continuar con la relación. En esta situación tenemos la oportunidad de arreglar antiguos conflictos que, a veces, han quedado escondidos debajo de la alfombra. Tenemos la oportunidad de buscar nuevas estrategias para relacionarnos mejor.
«Todo lo que nos irrita de otros, nos lleva a un entendimiento de nosotros mismos». Carl Jung Las crisis de pareja son amigas de la transformación. La pareja está a prueba en esta situación y puede ser una oportunidad de crecimiento del nosotros o una oportunidad para darnos cuenta de que no queremos estar en ese nosotros, en todo caso va a ser toda una experiencia.
Noa Sánchez. Psicoterapeuta de Adultos, Pareja y Familia de Psicólogos Pozuelo, experta en duelo y estrés postraumático.
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