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La pareja en medio de las prisas, la impaciencia y el estrés

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De todos es conocido que vivimos actualmente en una sociedad inmersa en las prisas, en la que queremos llegar a muchas cosas y nos quejamos continuamente de la falta de tiempo para nuestra pareja y para nuestros hijos, en definitiva, para nuestra familia. ¿Cómo puede sobrevivir el amor en pareja cuando casi ni nos vemos?

¿Cuál es tu proyecto de familia y pareja?

Lejos de querer dar una lectura catastrofista del estado actual de nuestra sociedad, tales reflexiones pueden ayudarnos a plantear cómo estos aspectos influyen en la familia y en nuestras relaciones con los hijos, la pareja y nuestros familiares.

Puede ser de utilidad para cuestionarnos:

– ¿Quién no se ha quejado en más de una ocasión de no tener tiempo?
– ¿Cuántas veces nos hemos hecho el propósito de buscar más tiempo para dedicar a nuestra pareja? El tan necesario tiempo de compartir, cuidar y comunicarse el matrimonio en «clandestinidad».
– ¿Cuántas veces nos hemos propuesto dedicar tiempo a nuestros hijos para tener una conversación pausada o compartir con ellos momentos cotidianos sin hacer mil cosas a la vez?
– ¿Cuántas veces nos hemos propuesto cuidar más de nuestras amistades?
– ¿Cuántas veces nos hemos reprochado el no ofrecer más de nuestro tiempo para atender a «nuestros mayores»?

Prioriza lo realmente importante para tí: pon un freno a la frivolidad

Una de las cosas que definen al hombre es su capacidad de aprendizaje, crecimiento e interiorización, por lo que es bueno reflexionar sobre aspectos que nos pueden parecer muy básicos, pero no por ello carentes de importancia, y que en el día a día llegamos a descuidar.

Para esto proponemos unas cuestiones básicas dirigidas a la reflexión, primero de forma individual y posteriormente con la pareja.

– Revisar «hacia dónde vamos». Qué buscamos en la vida tanto en nuestra familia como en las diferentes áreas personales.
– Cuál es nuestra escala de valores y motivaciones fundamentales en la vida. Ya que los objetivos finales dirigirán también nuestras acciones cotidianas.

Todo ello, exige poner de común acuerdo objetivos dirigidos a la pareja y la función paterna y materna, ya que es la articulación del proyecto de familia y de pareja. De este modo se consolida el estilo familiar propio, que debe ser revisado de forma frecuente para que lo «urgente» no suplante a lo «importante».

Es propio del hombre maduro revisar la coherencia de sus actuaciones y también la repercusión de éstas en los demás. Como consecuencia, es de interés invertir un poco de tiempo en la revisión de la propia actitud vital, de la motivación intrínseca y real de las actuaciones, para perfilar las acciones cotidianas de un poco más de trascendencia, de cuidado de las cosas y personas que realmente tienen importancia, golpeando de esta forma la frivolidad o las prisas.

Dra. Montse Giner Lladós. Psicóloga clínica del Centro ABB. Profesora de la UIC y de la Universidad Abat Oliba (CEU). Coordinadora del gabinete psicológico infanto-juvenil y de adultos

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