Pasar a formar una familia es el punto de inflexión más potente en la historia de una pareja. La llegada de un hijo marca un antes y un después. Pone a prueba los cimientos de la relación.
Los datos de 2017 del Instituto Nacional de Estadística reflejan, que el segundo grupo que más divorcios y separaciones acumula se encuentra entre los primeros cinco años de matrimonio. Y la llegada de un hijo tiene mucho que ver. Por este motivo, es muy importante que las parejas conozcan más a fondo este tema para facilitar el éxito de esta transición.
La llegada de un hijo modifica inevitablemente las dinámicas establecidas en la pareja. La demanda de tiempo y energía durante los primeros meses, incluso durante los primeros años, es considerable. Un tiempo y una energía que antes se dedicaba la pareja a sí misma debe ser ahora compartida con el bebé. Y hay que estar dispuesto a aceptar esa pérdida para poder adaptarse a la situación y disfrutar de la ganancia.
Cambios en la pareja tras la llegada del bebé
La llegada de un hijo introduce en la vida de la pareja un factor estresante y desestabilizador llamado «cansancio». El cansancio continuado puede convertirse en agotamiento, en especial, para la mujer y durante los primeros meses. Esto es debido al esfuerzo físico que ha realizado con el embarazo y el parto, lo que supone un cambio hormonal brutal, que afecta también a su estado emocional. Esto unido a que debe atender las demandas de alimentación de su recién nacido, que demanda el pecho cada dos o tres horas, da lugar a un cansancio inusual que, en ocasiones, es caldo de cultivo para que surja el conflicto.
Para minimizar el conflicto, el papel del padre es clave. Su objetivo tiene que ser proporcionar serenidad a su compañera. Proporcionarle desahogo mental y tiempo de descanso. Así pues, toca pensar en la compra e ir a comprar, cocinar, ocuparse de las tareas del hogar, etc. Y por supuesto, encargarse del bebé todo cuanto sea posible. Con esto, le demuestra a su compañera su amor y propicia la creación del vínculo con su bebé desde el primer momento.
Cómo conseguir que la relación de pareja salga fortalecida
Regúlate emocionalmente. Respira profunda y conscientemente para evitar la expresión de negatividad y la escalada del conflicto. Y ayuda al otro a calmarse. Pide perdón cuanto antes y atiende a lo que el otro dice en lugar de cómo lo dice.
Se consciente que la crianza es un proceso. Esto quiere decir que lo que ahora estamos viviendo será distinto en un tiempo. Por lo tanto, paciencia. Y tratemos de disfrutar el momento. Porque no volverá.
Entiende la situación como una oportunidad de crecimiento personal. Aunque también sea una fuente de estrés, aprende a interpretarla. Si estás cansado, tu compañera está de mal humor y tu hijo llora porque le salen los dientes, tienes la oportunidad de regularte emocionalmente, calmar a tu mujer y consolar a tu hijo. Hecho lo cual, te sentirás lleno de energía positiva. ¡Pruébalo!
No pierdas de vista que tus hijos son un capítulo de la historia de tu relación de pareja. Una historia que existía antes y existirá después que sea completamente autónomo e independiente.
Evita volcarte exclusivamente en tu hijo, descuidando a tu pareja. Por lo tanto, hay que cuidar los hábitos afectivos y de comunicación que refuerzan nuestro vínculo emocional. A diario.
Si bien formar una familia pone a prueba la solidez de la pareja, si lo afrontamos con mentalidad de equipo, movilizaremos recursos y energías que nos facilitarán la adaptación y el futuro de la relación.
Óscar González, experto consultor de relaciones de pareja, formador en inteligencia emocional y Licenciado en Filosofía.
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