¿Se es más feliz durante el primer año de matrimonio que durante cualquier otro? Estudios demuestran que, a pesar de la creencia generalizada de que tras las campanas de boda el primer año de matrimonio es el mejor, las parejas son mucho más felices cuando llevan mucho más tiempo juntas, por ejemplo cuarenta años. Esto se debe a que del matrimonio necesita un periodo de adaptación, las personas necesitan acomodarse a su nueva situación de casados, de ahí que el primer año de matrimonio pueda ser considerado como más inestable y vulnerable.
Causas del deterioro del matrimonio en el primer año
Los investigadores afirman que entre las principales causas del deterioro del matrimonio durante el primer año, se encuentra hacer frente a los gastos de la boda y la adquisición de una nueva vivienda. Esto suele crear un clima de tensión entre las parejas que ocasionan los roces y las crisis ente ellas.
No obstante, está demostrado que a partir del segundo año, cuando las parejas se acostumbran a esta nueva situación, la relación se mejora.
Así se ha demostrado que las parejas que llevan más de cuarenta años casados están mucho más felices y satisfechas que las que están solteras, separadas, divorciadas o viudas.
Consejos para afrontar el primer año de matrimonio
– Escoge las peleas. Es normal que durante las primeras semanas de convivencia empiecen a surgir roces por detalles tontos por no tolerar algunas costumbres de la otra pareja. Es muy importante elegir un motivo para discutir y buscar la solución, y dejar los otros detalles que pueden molestar para solucionarlos de una forma divertida sin que parezca un reproche.
– Suponer es un verbo peligroso. Muchas veces las personas creen que algunos hábitos que tiene su pareja dejarán de darse cuando contraigan matrimonio. Suponer es peligroso, porque esto provoca que al ver que estos hábitos se siguen dando cuando ya se han casado, la reacción es peor.
– Aceptar los cambios. El trabajo y las responsabilidades pueden hacer que el ritmo de vida cambie, y que algunas cosas que esperabas poder hacer con tu pareja, como salir de fiesta todos los fines de semana, no se lleven a cabo al final. Hay que intentar adaptarse a la nueva situación sin que los cambios de planes se conviertan en un motivo de discusión.
– No se deja de ser novios por ser esposos. El encanto del noviazgo no debería perderse. Hay que intentar conservar los detalles y atenciones del noviazgo que harán que se alimente siempre la relación y que se recuerde el motivo por el que se tomó la decisión de unirse para toda la vida.
– Una nueva familia. La decisiones deben de tomar se en común según lo que les convenga y lo que quieran ambos para el futuro. Hay que tener en cuenta las opiniones de terceros pero sin que se dañen los intereses de la pareja, y si hay desacuerdos, son ambos los que deben de solucionarlo.
Mónica de Aysa
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