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Estar insoportable no significa ser insoportable

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«Si se amoldara, todo iría bien». Concentrarse en los defectos del otro puede ser en sí mismo un síntoma de una relación perturbada. Lo inteligente es desarrollar tácticas nuevas que mejoren la relación en lugar de determinar de quién es la culpa. Para eso es imprescindible pensar.

A veces comentarios como: «Mi marido es insoportable», reflejan más una percepción que una realidad objetiva. Cuando las personas están angustiadas o enfurecidas parecen irracionales, pero estar insoportable no significa ser insoportable. La mejor táctica es ignorar ese comportamiento y buscar la causa, no centrarse en el efecto.

Otro asunto es la visión perturbada y exagerada que solemos tener de las cosas. Lo que a los demás les puede resultar sólo extraño o excesivo, nosotros lo calificamos de insoportable o grotesco. La creencia de que el otro es «imposible», puede significar sólo que las dos personas están ancladas en sus razonamientos y ninguno dispuesto a ceder.

La convivencia en pareja

Vemos muchos maridos y mujeres cuyos conflictos internos y cuyas personalidades hacen muy difícil la convivencia entre ellos. A éstas la orientación de un profesional les beneficia, sin embargo, el juicio de si su cónyuge es una persona así, corresponde al profesional.

¿Qué debería modificarse? Cuando tratamos a parejas, nos centramos en conocer sus conductas y las razones por las que éstas son de esa determinada manera. Las personas somos lo que hacemos. Se nos conoce por los hechos. Por lo que hacemos y no por lo que decimos. Cuando las acciones cambian, con frecuencia se produce una gratificación inmediata, que se traduce en el reconocimiento por parte del cónyuge de la aptitud por parte del otro para hacer algo agradable o frenar algo perturbador. Solemos estar dispuestos a reaccionar de un modo más agradable con acciones como una sonrisa o un beso, que no cuestan dinero en estos tiempos de crisis.

Realzar los aspectos positivos o eliminar los negativos

La segunda pregunta que nos suelen hacer en consulta es si es más importante realzar los aspectos positivos o eliminar los negativos. A pesar de que lo negativo objetivamente pese menos que lo positivo, ejercen un efecto mucho mayor a nivel de felicidad. Parece que una discusión puede con diez acciones agradables. Otro obstáculo para el cambio se produce cuando los problemas no están definidos como tales, sino más bien como caracterizaciones del cónyuge.

Los problemas creados en la pareja se ven como culpa del cónyuge. Si consideras que el problema es tu cónyuge, quizá deduzca que no hay nada que pueda hacer. Para empeorar las cosas también pude exagerar el problema y que parezca inútil intentar cualquier solución. Casi todos los problemas surgen de la interacción de dos personas y la realidad es que suelen tener solución.

Mónica de Aysa

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