Para que una pareja funcione, los hábitos de dos personas deben coincidir y unirse en un proyecto común. Desde los valores de cada uno, hasta las aficiones de cada uno, incluso, a la larga, las rutinas de sueño. Como es habitual, los matrimonios comparten lecho, en donde pueden aparecer problemas de descanso, en el caso de que los hábitos de alguno de ellos no se complementen.
Por suerte, los hábitos de sueño en pareja se pueden trabajar hasta alcanzar un fin común que es el del descanso. Para ello, nada mejor que seguir consejos como los que sugieren desde Tediber, quienes brindan a los matrimonios las pautas necesarias para que no exista ningún problema en el lecho común y esta unión funcione, incluso en el terreno onírico.
El lecho donde se duerme
¿Dónde duerme la pareja? Ya se ha dicho, cada persona tiene unas características. Quizás lo que sirve para un integrante, no baste para el otro. A la hora de comprar un colchón nuevo, ha de revisarse el material del que está fabricado para que ambos estén descansados. Igual ocurre con la almohada o el tamaño del somier, un buen consejo es el de adquirir uno que sobrepase en 20 centímetros la talla del miembro de mayor estatura.
También hay que tener en cuenta la anchura. Por la noche, algunas personas se mueven y si no cuentan con espacio suficiente, es posible que terminen chocando entre ellos y, por tanto, dificultando el descanso de uno de ellos. Además, el lecho debe estar ubicado de forma que cualquiera pueda levantarse ya sea por un despertar en mitad de la noche o por un horario distinto que obligue a madrugar.
Al mismo tiempo, las características de cada uno de los miembros de la pareja pueden significar que un cónyuge sea más caluroso que el otro. ¿Cuál es la mejor solución? Que cada uno tenga sus propias mantas. Si bien la pareja compartirá manta y edredón, el resto de piezas deben ser individuales, así se evitará el exceso de temperatura de unos o que el frío de otros destape a la otra persona.
Elaborar un ritual
No solo se trata de hacer que la logística invite al sueño, también el ambiente y el estado de cada miembro de la pareja ayuda a descansar. Por ello se recomienda crear una rutina que invite a entrar en fase de relajación antes de irse a la cama. Algunos ejemplos son los mismos que se toman de forma individual, una lectura placentera, evitar bebidas y actividades estimulantes, etc.
Además, cuanto ambos estén en la cama puede ser un buen momento para hablar de cómo ha ido el día. De esta forma, si algo ha ido mal durante la jornada, el miembro que no pueda dejar de darle vueltas, podrá compartirlo con el otro. Una buena forma de rebajar el estrés puede ser la de escuchar música tranquila juntos o comentar el libro de turno.
Otro detalle que deben marcarse los miembros de la pareja es la de no acostarse enfadados. Si alguna discusión ha perturbado el bienestar mutuo, deben tratar de arreglarlo y no irse a dormir con este asunto rondándole, hablar de lo que ha pasado y arreglar malos entendidos será el mejor relajante.
Damián Montero
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