Una relación de pareja sana tiene diez básicos que parten del respeto y la confianza, pasan por el disfrute y la reciprocidad y llegan hasta la independencia y la sinceridad. Mamen Jiménez, más conocida como Lapsicomami por su blog y cuenta en Instagram, nos habla en esta entrevista de todo lo que necesitamos saber para que nuestra relación de pareja funcione de verdad.
La psicóloga Mamen Jiménez está especializada en terapia de pareja y acaba de publicar Contigo, cómo tener una relación sana… sin mitos y con mimitos (Lunwerg), donde derriba uno por uno los mitos más dañinos del amor romántico y nos alerta sobre eso que hemos dejado de hacer y que puede acabar con nuestra relación de pareja.
El amor es necesario, pero no es suficiente
¿Cuáles son los ingredientes clave de una relación de pareja sana?
Los pilares básicos, basiquísimos, son el respeto y la reciprocidad: a partir de ellos se articula todo lo demás (como la confianza, la admiración, la empatía…). Sin respeto es imposible que se construya nada sano.
¿Por qué el amor no es lo único necesario ni suficiente en una relación?
El amor no se da porque sí, no es algo que está o no está, requiere de determinados aspectos para que se mantenga en el tiempo. Creemos, y esto viene de los mitos del amor romántico, que si nos queremos ya está todo hecho, que la relación irá rodada, pero la interacción entre dos personas precisa de comunicación, negociaciones, cuidados… si eso no se da, ese amor se va a extinguir.
¿Cuál es el papel de la confianza en una relación de pareja y cómo se construye y se mantiene?
La confianza es un aspecto clave, sin ella lo que hay es incertidumbre y por tanto malestar, y el amor no duele, no debe hacernos sufrir (si lo pasamos mal, muy mal, no es amor). La confianza es algo que vamos construyendo poco a poco, con lo que comunicamos y con lo que hacemos, con la concordancia, además, de estos dos aspectos (veo que haces lo que has dicho que ibas a hacer).
¿Cómo se manejan los desacuerdos y conflictos en una relación de manera constructiva?
Creemos que tener desacuerdos o conflictos en pareja es algo negativo, algo que predice un mal futuro para la relación, pero eso no es cierto: no es la presencia de conflictos -son inevitables, por otro lado- lo que erosiona una relación, es una mala gestión de los mismos, lo que puede cargársela.
Para que la gestión de los conflictos sea sana debe partir del respeto
y de un abordaje de los mismos con un claro espíritu de equipo: somos nosotros contra el problema, no dos partes que luchan para ser la vencedora.
¿Cuándo parar a tiempo una discusión?
En el momento en que la conversación empieza a girar en círculos en lugar de avanzar en una negociación o solución de problemas, si empezamos a usar un tono regulero… y por supuesto, si hay faltas de respeto, es el momento de dejarla. Parar una conversación no significa no volver a abordar ese tema (si no le damos solución, va a seguir ahí), es parar para enfriarnos un poco y poder retomarla en unas condiciones que garanticen que se va a ser productiva.
¿Cuál es la importancia de la intimidad física y emocional en una relación?
La intimidad, entendida esta como conocimiento y confianza en la otra persona, es imprescindible. En cuanto a las relaciones sexuales, en contra de lo que se cree, no es tan imprescindible: eso depende de cada pareja, de cada persona. Hay parejas que son muy felices y no tienen relaciones sexuales, y las hay que tienen un montón de encuentros sexuales y están también estupendos.
¿Cómo pueden las parejas mantener la individualidad y la autonomía mientras están en una relación?
Una relación se compone de dos personas (o de más, dependiendo del modelo), y cada persona es un individuo en sí mismo, por lo tanto necesita de tiempo para sí. Uno de los mitos del amor romántico nos lleva a pensar que cuando nos enamoramos y estamos en pareja debemos querer estar todo el rato con la otra persona y hacerlo todo juntos, pero eso no funciona en absoluto: el amor, como el fuego, necesita oxígeno para mantenerse vivo. Ese oxígeno en las relaciones son esos espacios individuales. La clave es mantener un equilibrio (que hay que negociar en la pareja, porque cada relación tiene sus características) entre ese espacio individual y el compartido, los cuidados. Si hay desequilibrio la otra parte puede no sentirse cuidada. Pero eso, esto es algo a negociar porque cada relación, cada persona, necesita cosas diferentes (necesidades que además van cambiando con el tiempo, por eso debemos sentarnos cada X tiempo para renegociar los acuerdos, actualizarlos…).
¿Qué papel desempeñan la empatía y la comprensión en una relación de pareja exitosa?
Son fundamentales, porque si no tenemos en cuenta los sentimiento de la otra persona, si no validamos… estamos tratando regular, no nos está importando en realidad la otra persona.
¿Cómo se pueden superar los problemas, problemitas y problemones que surgen a lo largo del tiempo en una relación?
Con una comunicación eficaz, funcionando siempre como equipo (buscando lo mejor para la propia relación y para que la otra persona esté lo mejor posible, y viceversa), con respeto y primor. Problemas van a surgir, pero si los resolvemos juntos, la relación saldrá fortalecida y nos querremos más y mejor.
¿Qué estrategias pueden ayudar a mantener viva la chispa y la pasión en una relación a largo plazo?
El deseo y la excitación necesitan de variedad y novedad para mantenerse activos y estupendos. En relaciones de largo recorrido (y monógamas), esa variedad y novedad pueden venir de, por ejemplo, probar nuevas prácticas sexuales (dejar atrás el «sota, caballo y rey», es decir, la secuencialidad en el sexo: primero nos besamos, luego nos tocamos y luego coito y luego chimpún), cambiar contextos (que no sea siempre el sábado, en la cama, por ejemplo), fantasear…. Hay que tener citas de novios, en las que seamos tú y yo, no papá y mamá, no los que tienen que hacer la declaración de la renta mañana… nosotros, y conquistarnos, todo el rato. Por otro lado, es fundamental que la relación esté bien: el sexo no es algo independiente a la relación. Si no nos cuidamos, si el reparto de tareas no es justo, si… si no se da lo que se tiene que dar, ¿cómo se va a dar el deseo?
¿Cuál es el impacto de la rutina y el aburrimiento en una relación y cómo se pueden evitar?
Esto siempre lo explico con el ejemplo del perfume: cuando empezamos a usar un perfume nuevo notamos mucho mucho el olor, ¿verdad? Pero cuando llevamos un mes usándolo todos los días ya apenas lo olemos. Sucede lo mismo con el olor del detergente que usamos, ¿verdad? Abrazas a otra persona y hueles un montón el suyo, pero tu ropa apenas te huele a nada. Este proceso se llama habituación: cuando estamos expuestos a un estímulo éste va perdiendo capacidad de generar respuesta en nosotros. Cuando es nuevo, mucha respuesta, a medida que pasamos tiempo a su lado… menos respuesta.
En las relaciones tenemos que tener en cuenta ese proceso de habituación, es decir, al no tener la pareja ya ese componente de novedad inicial, es menos potente.
Pero además de esto, es fundamental tener en cuenta qué cosas estamos haciendo precisamente para alimentar la relación… o qué no estamos haciendo. En las fases iniciales de las relaciones hacemos un montón de planes, nos cuidamos, nos mimamos… pero luego eso, en el día a día (y por esa idea que viene de los mitos del amor rómantico que decíamos antes, ese «con el amor basta para que funcione la relación, o el amor todo lo puede») dejamos de hacerlo. Y si no cuidamos la relación… el amor se va al carajo.
¿Qué medidas pueden tomarse para mantener una relación saludable cuando el estrés laboral o problemas familiares estallan entre los dos?
Siendo equipo, es «nosotros contra el chaparrón», cuidándonos mutuamente. Si fuera tenemos problemas, que nuestra relación sea casa, no otro escenario de conflicto. Vamos a dedicarnos tiempo (priorizando la relación, dándole la importancia que tiene), vamos a hacer cosas la una por la otra, a escucharnos y abrazarnos, busquemos soluciones juntos.
Marisol Nuevo Espín
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