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Javier Vidal-Quadras: «Un mal dia puede ser el escenario perfecto para un buen amor»

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Casa, pareja, niños, teletrabajo… ha sido el cóctel diario de muchas familias durante esta crisis sanitaria. Hablamos con Javier Vidal-Quadras, abogado, profesor y autor del libro Amar se escribe contigo sobre las relaciones de pareja en la pandemia de coronavirus.

Javier Vidal-Quadras, responsable del blog Familiarmente – Ser y vivir en clave de familia, tiene una amplia experiencia en el campo de las relaciones de pareja. Comparte con Hacer Familia la importancia de volver a lo esencial en estos tiempos en los que convivir 24 horas con tu pareja ha sido un redescubrimiento para muchos.

Recordar la etapa del noviazgo y de los primeros años puede ser una de las mejores maneras de enfocar estos días. Además nos da las claves para construir una relación sana.

Cuidar la relación de pareja en momentos difíciles

P. La convivencia 24 horas no ha sido fácil para algunos matrimonios acostumbrados a pasar mucho tiempo fuera de casa. ¿Cómo crear un clima de convivencia agradable?
R. Mucho se ha escrito y hablado sobre la vivencia de estos días de confinamiento en familia. Es difícil generalizar porque las circunstancias son muy variadas y tienen gran influencia. Yo diría que es el momento de redescubrirse uno a otro. Pienso que hemos de aprovechar esta situación para volver a traer a casa aquellos detalles de cortesía que acaso habíamos ido olvidando, para recordar nuestra etapa de noviazgo y nuestros primeros años de matrimonio, en que nos bastaba estar el uno con el otro. También es el momento de compartir de verdad nuestras vidas, hacer que vuelvan a converger si estábamos viviendo en paralelo, contarnos con más detalle nuestras ocupaciones, nuestras preocupaciones, volver a soñar juntos.

P. Muchas parejas temen por su futuro laboral y económico. ¿Un exceso de preocupación puede descuidar la relación de pareja?
R. Volver a lo esencial. La situación es grave, la crisis que vendrá será profunda y no podemos ponernos una venda en los ojos, pero tampoco podemos permitir que nos paralice. Es la hora de revisar nuestro estándar de vida y de ajustar conductas, de distinguir claramente lo importante de lo superfluo y cortar con esto último. Y, de nuevo, compartir con nuestra mujer o nuestro marido nuestras dudas y temores. Volver a ser un equipo, poniendo todos nuestros talentos al servicio del futuro de nuestra familia. Descubriremos de cuántas cosas podemos prescindir y cómo, si nos implicamos los dos, podemos encontrar las vías y el apoyo necesario para emprender cualquier nueva trayectoria o revisar la que estamos recorriendo. Confiar el uno en el otro, pedir consejo y no querer afrontar solos las dificultades. Muchas veces, el estrés procede de prejuicios que nos hemos formado sobre lo que nuestra mujer o nuestro marido esperan de nosotros en el terreno profesional y económico. Si nos abrimos sin miedo, descubriremos que lo que de verdad quiere es… a nosotros, no lo que aportamos.

P. Cuando se tiene un mal día uno lo paga con quién está más cerca, su pareja. ¿Cómo evitar esta conducta?
R. La primera condición es revisar qué se entiende por un mal día. El mundo, las cosas exteriores, no cambian, son siempre las mismas. Si cambiamos nosotros, cambia el mundo, afirma Romano Guardini. Para cada cual su mundo consiste no en las cosas exteriores, sino en su relación con ellas. Es mi mirada la que hace, la que construye ‘mi’ mundo, el lugar en que voy a habitar hoy, aquí y ahora. Es decir, si yo estoy diferente, las cosas se me darán de manera diferente. Por lo tanto, hay que poner esa mirada activa, creativa y transformadora.

Y hacer un esfuerzo por atribuir a nuestra pareja las máximas cosas buenas que nos suceden.

Un mal día puede ser el escenario perfecto para un buen amor. Si somos un poco autocríticos, nos daremos cuenta de que muchas veces nuestros malos días son malas disposiciones personales.

P. ¿Cuáles diría usted que son las claves para una relación sana?
R. Olvidarse de uno mismo, estar dispuesto a alterar las propias trayectorias personales, hacer tabula rasa y construir un proyecto común, formarse continuamente, no mirar atrás, no comparar, conservar la capacidad de admirarse, pedir perdón y perdonar… Claves hay muchas, pero solo una persona puede activarlas: ¡yo! No esperes a que cambie el otro. Mejora tú en algo y él/ella también lo hará.

P. Se dice que el primer año de matrimonio es el más complicado porque la convivencia no es fácil. ¿Cómo organizarse?
R. Los primeros meses son el período fundacional del matrimonio. No significa esto que nuestro matrimonio vaya a cristalizar después de ellos porque la vida es muy larga, da muchos tumbos y tendremos que refundar nuestra relación más de una vez. Pero estos primeros tiempos son importantes porque van a marcar modos y tendencias que condicionarán nuestra relación, aunque no lo queramos. Cada pareja tiene que decidir cómo organizarse, no se puede generalizar aquí, pero sí se pueden dar un par de consejos. Los míos son: igualdad y autonomía. Igualdad, porque hemos de construir un proyecto común, y lo hemos de hacer en plano de igualdad, con independencia de los orígenes, clase social, cultura y biografía familiar de cada uno. Ninguno de los dos vale más que el otro. Autonomía, porque hemos de poner coto a las indebidas influencias sociales, culturales y políticas que intentarán convencernos de lo ‘correcto’. Es nuestro proyecto y nosotros hemos de construirlo, pidiendo ayuda y consejo, pero decidiendo nosotros solos. Cuanto más propio y reconocible sea nuestro proyecto matrimonial y familiar más lo respetarán los demás.

P. El amor cambia a lo largo del matrimonio, ¿cómo adaptarse a estos cambios en la relación de pareja?
R. Lo primero es estar atento a esos cambios. Julián Marías hablaba de uso de razón como la ‘conexión con la realidad’. El amor no se manifiesta de la misma manera en las diversas circunstancias de edad, capacidad, salud, trabajo, etc., y hemos de encontrar la mejor manera de acrecentarlo en cada situación. Hay que amar al otro como quiere ser amado, pero también hay que aprender a acoger al amor, incluso cuando se expresa de manera torpe y errada.

En esto del amor todos somos aprendices y necesitamos ayuda constante.

¿Y quién mejor para prestarnos una ayuda eficaz que la persona amada, nuestro propio marido o mujer? Después, hace falta mucha humildad, estar dispuesto a cambiar, a admitir que no sabemos amar bien. Convencerse de que nuestra felicidad está en la de quien amamos.

P. La educación de los hijos puede generar conflictos en la pareja. Siempre se puede discrepar en algo. ¿Qué debemos hacer para trazar un camino educativo común?
R.
Formarse, formarse y formarse. Los padres hemos de volver a la escuela. Y si es posible, junto con otros padres, para contrastar una y otra vez nuestros criterios educativos, para anticipar las situaciones que nos encontraremos y evitar que nos cojan por sorpresa. Para ello, aconsejo asomarse a la página web de IFFD (www.iffd.es, para España o www.iffd.org, para el resto de países), la ONG dedicada a la familia más extendida en el mundo y con mayor presencia en la ONU, donde se podrán encontrar cursos de formación de padres para todas las edades de los hijos

P. ¿Podría decirnos cuales son los signos más visibles de que una relación es tóxica?
R.
Dejando al margen los casos de patologías psíquicas, que requieren un tratamiento profesional, creo que el signo más claro es el orgullo y el egocentrismo. Cuando uno de los dos se encierra en sí mismo, culpabiliza al otro y no es capaz de aceptar que él es la única persona que puede hacer algo por su relación, cuando llega un momento en que uno se egocentra, no ve más allá de su propio interés y busca solo su propia felicidad la relación se intoxica,. En cualquier circunstancia, por dura, injusta y dolorosa que sea, si ambos están dispuestos a rescatar la relación desde una premisa de humildad y esperanza, el amor es posible. Aaron Beck habla del compromiso psicológico, y afirma que no es cierto que seamos víctimas de una mala relación, sino, por el contrario, es la relación la que es víctima de nuestra mala disposición. Solo desde la humildad, el perdón y la capacidad de perdonar se puede reconstruir una relación.

P. ¿Por qué cree que hay tantas separaciones y divorcios hoy en día?
R. Armando Segura, un filósofo andaluz que estuvo muchos años al frente de un centro de Family Enrichment, decía que uno de los secretos de la desgracia del ser humano es confundir el punto de partida con el punto de llegada.

El matrimonio es siempre un principio, nunca un final.

Se encuentre en el punto en que ese encuentre, hay que volver a empezar y construirlo cada día. ¡Elegir cada día a los que amamos! Hace falta audacia, atrevimiento, espíritu de aventura, capacidad de soñar, magnanimidad. Creer de verdad que se puede amar para siempre…, y, después, gritarlo a los cuatro vientos, ser testimonio, mostrar esta maravillosa realidad del amor matrimonial sin miedo ni vergüenza. Hacer atractiva la virtud: ese es nuestro gran reto. Sin esperanza no hay felicidad posible; y la esperanza en el amor para siempre se transmite más por el ejemplo que por el razonamiento y la técnica. Mueve más a amar la dicha de un matrimonio amigo que la lectura de mil libros de psicología matrimonial. Como decía Nietsche, quien tiene un porqué para vivir, es capaz de soportar cualquier como…, de soportar y de transformar, añado yo.

P. Las redes sociales nos conectan. ¿Es bueno para las relaciones de noviazgo hablar constantemente por WhatsApp?
R.
El WhatsApp es un medio como otro cualquiera. Según las circunstancias, adquirirá más o menos protagonismo. Las redes sociales muchas veces nos acercan a los que están lejos a costa de alejarnos de los que están cerca. Creo que no se puede dar una respuesta unívoca a esta pregunta. Desde luego, el amor exige tiempos de atención indivisa y el whatsapp no suele favorecerla. Habría que elevar la pregunta al nivel de los fines: ¿me está ayudando su uso a verificar que él o ella me ama de verdad y busca lo mismo que yo, a lograr la concordia mutua en los caminos a recorrer para alcanzar esa verdad que es el amor para siempre, a ir integrando todos nuestros dinamismos (sexualidad, afectividad, inteligencia, memoria, voluntad, imaginación…) en el amor mutuo y adquirir las virtudes necesarias para la comunión plena del matrimonio? Si coopera a estos fines, que, como explica José Noriega, son lo fundamental de la tarea del noviazgo, bienvenido sea.

Natalia Pérez

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