Encontrar a nuestra media naranja en un mar repleto de gente es algo que se antoja muy difícil. Saber localizar a esa persona con la que se pasará el resto de la vida es una misión difícil en la que influyen numerosos factores. Gustos, valores, e incluso la genética tiene algo que decir cuando elegimos con quién queremos compartir nuestros días.
Así lo ha determinado un estudio realizado por la Universidad de Queensland en Brisbane, quien ha encontrado que las personas hacen caso a sus genes sin saberlo a la hora de encontrar pareja.
Genéticamente idénticos
Los investigadores partían de la base de que al igual que muchas personas encuentran a su media naranja basándose en similitudes como un mismo estatus social o nivel de estudios, es probable que también se guíen por el código genético. Para ello analizaron a 24.662 personas basándose en algunos parámetros de su ADN relacionados con la tensión arterial, con el índice de masa corporal y con el índice cintura – cadera.
En base a estos datos, los investigadores trataron de pronosticar el aspecto que tendrían las parejas de todas estas personas. Por ejemplo una persona con una tensión arterial alta, habría encontrado a alguien igual y una persona alta estaría emparejada con otra de igual tamaño.
Efectivamente los investigadores apreciaron una fuerte relación entre los marcadores genéticos de la altura de las personas y el tamaño que tenía su pareja. En cuanto a la correlación del Índice de Masa Corporal, aunque los datos fueron significativos, la correspondencia era más débil.
Sin embargo los otros dos marcadores sí que dieron un patrón claro que indicaba que la arbitrariedad con la que se emparejan las personas no es tal. Las personas buscamos a alguien que coincida genéticamente con nosotros y sin darnos cuenta la elegimos como compañeros en la vida, algo que refuerza la idea de que cada uno de nosotros tiene una media naranja esperándolo en el mundo.
Enamorarse de tu media naranja
Encontrar a la media naranja es una tarea difícil como se dijo al principio de este artículo y aunque estudios expliquen que los gentes ayudan en esta labora, también es conveniente estar atento y saber identificar cuándo nos hemos encontrado con nuestra pareja ideal. Estas son algunas formas de reconocerla:
– El amor más grande es el correspondido, la reciprocidad. Esto se consigue pensando en el bien del otro y nunca imponiendo las ideas propias. Complementarse el uno al otro es mejor que cambiar a la otra persona para que se adapte a nuestros esquemas.
– No te creas que es imposible vivir con la persona amada toda la vida. El amor verdadero está llamado a ser cada vez más perfecto, de mejor calidad, si se consigue día a día ese don mutuo en la complementariedad, en la reciprocidad, en la correspondencia libre.
– Conoce a fondo a tu pareja. Que cada día aprendáis algo nuevo el uno del otro. Cuando encuentras a tu media naranja siempre quieres saber cosas nuevas de él, desde lo que ha hecho en el trabajo hasta hablar del último libro. Sentir que quieres compartir tu vida con esa persona.
Damián Montero
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