Actualizado 28/08/2024 09:56

Los enfados en el matrimonio son normales pero tienen que durar poco

Archivo - Hay que intentar que los enfados en la pareja duren lo menos posible- Istock
Archivo - Hay que intentar que los enfados en la pareja duren lo menos posible- Istock

Las parejas se enfadan. Es normal. Por problemas grandes y también por cuestiones minúsculas. Saltan chispas. La diferencia entre las parejas que mantienen vivo el amor y el resto no es que las primeras transiten por un camino de rosas, sino que, cuando se enfadan, no permiten que el problema se enquiste.

Cuenta Pep Borrell en su libro Bailar en la cocina. El secreto de los matrimonios que disfrutan (Palabra, 2024) que el dicho "Nunca te acostarás sin haber hecho las paces" es tan bonito como falso o, al menos, difícil. "No es lo mismo enfadarse a las nueve de la mañana que a las diez de la noche. Además, cada uno tiene su tiempo, unos se enfadan y desenfadan muy rápido y a otros les cuesta más.

Cada uno es como es, incluso a veces pienso que es bueno dormir los enfados y, así, al día siguiente se ven las cosas de otra manera". Así que cuando nos recomienda que el enfado dure lo menos posible, no pone un horario concreto, lo importante, nos dice es "no alargar los enfados, que no se enquisten".

Una de las ideas que nos transmite es que es importante no hablar de más cuando estamos enfadados para que las emociones no nos jueguen una mala pasada y no digamos algo de lo que nos arrepintamos. Porque lo más peligroso en el matrimonio es "acumular" enfados. "Un día nos enfadamos por una cosa concreta, una tontería, y de repente, como una explosión, sale una retahíla de recuerdos, de situaciones, de cosas pasadas de las cuales ya ni te acordabas, y en el momento del enfado, salen como en tropel.

Es bueno y necesario no acumular enfados y, si una cosa no nos gusta, sin enfadarnos, debemos decirla y debemos aceptarla para después hablarla con cariño y esforzarnos los dos en mejorar. La 'corrección fraterna' debe ser algo más que habitual en el matrimonio, nos debemos corregir, siempre con mucho amor, el uno al otro para mejorar como matrimonio y como personas, y esto lo debemos aceptar como un regalo porque nos queremos, porque queremos ser cada día mejores y llegar al cielo, que es a lo que estamos llamados".

Las pistas para un buen matrimonio son: "enfados, los mínimos, cariño a raudales, nos disgustamos por un tema y cuanto antes lo solucionamos. No acumulamos ni echamos en cara nada, nos debemos querer cada día más y mejor".

Un buen consejo que nos da Borrell es evitar ser categóricos: "Hay dos términos que están prohibidos en el matrimonio: el 'siempre' y el 'nunca'. No es verdad que 'siempre me deje la tapa abierta' aunque sea muchas veces, y tampoco es cierto que 'nunca te haga caso'. Será que hoy no te he hecho caso... los términos absolutos hay que abandonarlos para el bien del matrimonio".

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