Lleváis unos meses juntos, tal vez incluso un año. Ha llegado el momento en que la realidad toma asiento y desbanca al flechazo inicial, cuando os conocisteis y todo os parecía perfecto al iniciar el noviazgo. Para que vuestra relación prospere es importante rechazar algunas cosas y reafirmarse en otras.
Si eres suficientemente maduro para discutir en pareja, también deberías tener la madurez para arreglar la pelea sin herir al otro, corregir desde el cariño y, sobre todo, perdonar de corazón. Tu novio o novia no es tu paño de lágrimas ni un saco de boxeo. No le sobrecargues con problemas y, si lo haces, comunícale también las cosas buenas.
A veces, olvidamos la magia del principio de un buen noviazgo y nos dejamos devorar por la cotidianidad. Ponle freno recordando los mejores momentos que habéis vivido juntos.
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Los cuatro ‘noes’ de un buen noviazgo
1. No compares tu noviazgo actual con otras relaciones del pasado. Las comparaciones (sobre todo cuando son explícitas) aportan poco, dañan la autoestima de tu pareja y hacen que se sienta infravalorada, además de despertar los celos. Siempre es mejor partir de cero y analizar tu relación aislándola del resto. Haz saber al otro que vuestra relación es única e inimitable: eso os generará confianza y seguridad a los dos.
2. No utilices al otro para alcanzar tus propios fines. Y aquí va una pequeña lección de filosofía: el amor es un fin en sí mismo, no un medio. Nunca deberías usar a otra persona (y menos a tu pareja) para hacerte sentir mejor. Tu novio o novia no es tu almohada de lágrimas ni un saco de boxeo. No le sobrecargues con problemas y, si lo haces, comunícale también las cosas buenas. Esto no significa que debas arrastrar frustraciones. La clave es encontrar el momento para hablar y ayudar al otro a entenderte, sin que se convierta en tu psiquiatra.
3. No intentes cambiar a tu pareja, ni te hagas ilusiones de que cambiará cuando os caséis. Si se ha dicho mil veces es porque será mil veces verdad. De los 18 años en adelante, las personas están por lo general formadas, con sus gustos y hábitos ya consolidados. Es comprensible que haya cosas del otro que te molesten o incomoden, pero al final el enamoramiento lo abarca todo, hasta los defectos. En vez de criticar vuestras respectivas actitudes, proponeos metas comunes para mejorar a la par.
4. No quieras vivirlo todo de golpe o de repente te encontrarás con que has quemado más etapas de la cuenta en muy poco tiempo. Imagínate una pareja que tiene citas siete veces por semana, utiliza siempre expresiones sublimes y pasa más tiempo con la familia del otro que con la suya. Error. Para tener un noviazgo estable, hay que seguir un ritmo adecuado. No tengas prisa: si dejas que las cosas fluyan naturalmente, seguramente ocurrirán en el mejor momento. En cambio, si os aficionáis a experimentarlo todo y vivir como si estuvierais casados, cuando llegue esa etapa no os quedará ya nada por descubrir.
Hábitos sanos y aconsejables para un buen noviazgo
1. Tener gestos de cariño: un cumplido especial, un ramo de flores, un mensaje a lo largo del día… El objetivo es hacer que el otro se sienta importante y querido. Este tipo de detalles no cuestan nada pero tienen un impacto muy positivo y alegran el día. Si eres de los que tiene mala memoria, ponte recordatorios en tu mesa o alarmas en el móvil una o dos veces por semana.
2. Recordar el principio: cómo os conocisteis, lo que más te gustó cuando apareció, qué llevabas puesto ese día, el primer viaje… A veces, olvidamos la magia del principio y nos dejamos devorar por la cotidianidad. Ponle freno recordando los mejores momentos que habéis vivido juntos. A veces basta con sacar un álbum de fotos o reproducir una canción para que todo vuelva a aflorar.
3. Aprender juntos: la formación es esencial porque os permite seguir creciendo y compartir lo aprendido en pareja. Si, además, sois de los que enseguida se quedan sin planes, apuntaos juntos a un curso de fotografía, clases de baile, un ciclo de conferencias o (como no) el gimnasio. Y esforzaos por perseverar y animar al otro cuando a uno de los dos no le apetezca.
4. Conservar el misterio: precisamente por tratarse de un misterio, nada te dirá en qué consiste exactamente. Pero tú, mejor que nadie, sabes bien cómo reforzar el encanto de vuestra relación con las cosas que más le gustan a tu pareja y cómo evitar que caigáis en la mediocridad. Una pista: el misterio está estrechamente relacionado con el respeto y aquello de «no vivirlo todo de golpe».
Expertos en noviazgo
«Hacer siempre el esfuerzo de pensar en lo que está ante ti, prestarle una atención real, mantenida, no olvidar ni un segundo que al que o a la que hablas, viene de otro sitio, que sus gustos, pensamientos o gestos han sido formados por una larga historia, poblada por muchas cosas y por otras personas que tú nunca conocerás. Este ejercicio mental es un poco austero, pero te conduce al gozo mayor que exista: amar al que está ante ti por ser como es, un enigma -y no por ser lo que crees, lo que temes, lo que confías, lo que esperas, lo que buscas, lo que quieres» (Christian Bobin, Autorretrato con radiador).
«Para que el enamoramiento crezca y llegue a ser verdadero amor hace falta tiempo, y conocimiento mutuo. Saber cómo es esa persona que se te ha colado en la cabeza y en el corazón; mostrarte como eres, sin miedo a quedar mal, sin disimulos; compartir lo que es importante para ti, encontrar intereses comunes, valorar si sería posible construir un futuro juntos… Por eso el noviazgo es tan importante. Es el tiempo que necesitamos para constatar que ese enamoramiento sincero puede (o no) llegar a ser amor verdadero, y el «me gustas» puede (o no) culminar en un «te quiero… y siempre te querré»» (Nicolás Álvarez de las Asturias, Lucas Buch, María Álvarez de las Asturias, Una decisión original).
Laura Revuelta
Para saber más:
María Álvarez de las Asturias (2017) Una decisión original, Palabra.
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