Sentirse algo celoso en una relación de pareja no representa siempre un problema. Sin embargo, en ocasiones, los celos de pareja adquieren tal intensidad que generan sufrimiento y llevan a conductas de control o a prohibiciones que deterioran la relación.
Celos: una emoción compleja
Los celos no son, ni más ni menos, que una emoción. Una emoción compleja, eso sí, dado que pertenecen al grupo de las emociones sociales. Las emociones sociales son emociones secundarias. Se llaman así porque están formadas por otras más primarias, como la tristeza, el miedo o la ira, y son especialmente complejas porque no pueden ser entendidas si no es en relación a otras personas. Esto es lo que las convierte, junto con la envidia o la empatía, en emociones sociales.
Las emociones, sean primarias o secundarias, simples o complejas, tienen un importante valor para el ser humano, por lo que podemos decir que no hay emociones que sean negativas, en el sentido de que ninguna de ellas es mala, sino que más bien hablaríamos de emociones cómodas o incómodas. Algunas, sin embargo, pueden convertirse en un problema en función de su intensidad, duración o motivo de aparición.
Tipología de los celos de pareja
Existen muchas formas de clasificar los celos de pareja, en función de los criterios que seleccionemos.
Celos de sospecha o celos consumados
Los celos de sospecha aparecen cuando se percibe una amenaza sobre una relación personal valiosa para nosotros, una relación que queremos preservar. Hablamos de percepción de amenaza porque, en algunas ocasiones, el peligro no es real sino imaginado, o no pertenece al presente sino al pasado.
Los celos consumados, sin embargo, aparecen cuando ya no hay una sospecha, sino una certeza confirmada por la pareja sobre la existencia de un rival, ya sea sexual o emocional. En ambos casos las reacciones son diferentes.
Los primeros generan un estado de alerta continuo, incertidumbre, pensamientos rumiativos durante el día, conductas de comprobación, etc…
Los segundos generan sensación de ira, tristeza o depresión, en función de hacia donde se focalice la atención: ira si se focaliza en el rival o la pareja infiel, tristeza si se focaliza en la certeza del deterioro de la relación, depresión si se focaliza sobre la propia responsabilidad o el miedo a cómo enfocar el futuro.
Celos normales o celos patológicos
Los celos normales pueden aparecer en algunas parejas al principio de la relación, cuando la pareja todavía no se conoce lo suficiente ni saben la profundidad de sentimientos del otro. Los celos patológicos representan algo totalmente diferente y pueden ser de tipo obsesivo o delirante.
Los de tipo obsesivo son fruto de la ansiedad, que nos lleva a intentar desmentir una duda que nos corroe. Constituyen un problema psicológico importante. Aparecen cuando existen pensamientos (pero también imágenes) intrusivos constantes sobre una sospecha de infidelidad, ya sea ésta sexual o emocional, de nuestra pareja, estando esta sospecha basada en motivos infundados.
Aunque el papel de los pensamientos rumiativos es central en este trastorno, éstos no constituyen la única manifestación del mismo, porque suele haber una parte conductual importante basada en búsqueda de confirmación (preguntas, acusaciones, seguimientos, registros) o en prohibiciones y restricciones hacia la pareja. Los celos delirantes representan una alteración del pensamiento más severa y suelen necesitar medicación.
La repercusión de los celos en la relación de pareja
Es evidente que una persona con celos patológicos sufre intenso malestar y provoca malestar en el otro, por lo que, con toda probabilidad, y paradójicamente, la relación tan valiosa que pretendemos preservar comienza a deteriorarse por culpa de los propios celos.
Convivir con esta situación no es fácil: el celoso está en permanente alerta, vigilando y monitorizando todo lo que hace el otro, y éste otro suele mantener un patrón aleatorio de enfado y tranquilización que refuerza el problema.
Cómo salir de los celos patológicos
Los celos en pareja se pueden tratar, aunque el pronóstico es diferente si hablamos de celos obsesivos o celos delirantes. Los celos obsesivos, en ocasiones, se solucionan bien con tratamientos psicológicos cognitivo-conductuales que ayudan a la persona tanto a analizar la racionalidad de sus pensamientos actuales de celos como a reducir su ansiedad y eliminar las conductas de control. El caso de los celos delirantes necesitaría una intervención parecida ampliada con medicación. En ambos casos es casi necesaria una intervención general sobre la pareja.
Mª José Miguel Quilis. Psicóloga de Apai-Psicólogos
Te puede interesar:
– Los celos y el amor, enemigos intimos
– Lo que no hay que hacer en la vida de pareja
– La infidelidad en la pareja, ¿cómo sobrevivir y salvar la relación?